A continuación se presentan cinco claves para asegurar que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) avancen en la igualdad de género y los derechos de las mujeres.
El 17 de junio pasado, se celebró en la Ciudad de México una reunión del Consejo Nacional de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En dicha reunión, el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, señaló que la Agenda 2030 es una muy alta prioridad para el Gobierno de México.
La Agenda 2030 entró en vigor oficialmente el 1 de enero de 2016, después de haber sido aprobada unánimemente en las Naciones Unidas por jefes y jefas de Estado y de gobierno en septiembre de 2015. Con sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas, la Agenda incluye una serie exhaustiva de cuestiones que abarcan las tres dimensiones del desarrollo sostenible: la económica, la social y la ambiental. Este “plan global” para el desarrollo sostenible se centra en la lucha contra la desigualdad: el Objetivo 5 se enfoca en la igualdad de género, el Objetivo 10 sobre la reducción de la desigualdad dentro de los países y entre ellos. Asimismo, se establece el compromiso general de “no dejar a nadie atrás” en su implementación.
El Objetivo 5 contiene metas muy precisas para lograr la igualdad de género. Por ejemplo, eliminar todas las formas de discriminación, poner fin a la violencia de género y al matrimonio infantil; garantizar el acceso universal a servicios de salud sexual y reproductiva y a los derechos reproductivos; aumentar la participación en la toma de decisiones a todos los niveles; asegurar la igualdad de derechos de las mujeres a los recursos económicos, lo que incluye la propiedad y el control sobre la tierra; y reconocer y valorar el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado (inclusive mediante la prestación de servicios públicos y protección social). Existen además metas específicas de género en otros objetivos como, por ejemplo, eliminar la disparidad de género en la educación (ODS 4.5); garantizar el acceso de las mujeres a instalaciones sanitarias (ODS 6.2); el principio de la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor (ODS 8.5); y un transporte seguro y asequible para las mujeres (ODS 11.2). Eso no es todo, la Agenda 2030 reconoce además que la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres es un fin transversal en todos los objetivos.
A pesar del importante compromiso que contienen en materia de igualdad de género, uno de los puntos débiles de los ODS, que amenazan con convertirlos en una mera aspiración, es la falta de mecanismos efectivos de rendición de cuentas. El texto de la Agenda 2030 solo contempla un proceso voluntario llamado de “seguimiento y examen” que es extremadamente débil. Sin mecanismos sólidos de rendición de cuentas, es posible que los Estados y otras partes interesadas no dediquen suficientes esfuerzos y recursos para su cumplimiento.
En este sentido, la incorporación de los ODS en los planes nacionales de desarrollo y en las políticas públicas nacionales es clave para avanzar. Asimismo, se deben establecer procesos nacionales efectivos de rendición de cuentas. Por su parte, la sociedad civil organizada, las empresas, la academia, los medios y las organizaciones sociales deben mantener la presión y monitorear los avances o retrocesos.
La Agenda 2030 es muy amplia, es por ello, que para asegurar que se implemente con un enfoque de género se requiere, a mi juicio, se cumpla con 5 aspectos mínimos:
Las organizaciones feministas y aquellas que trabajan por los derechos de las mujeres deben formar parte de todos los marcos de rendición de cuentas de los ODS a niveles nacional. Esto significa que todas las estrategias para mejorar la rendición de cuentas de los ODS deben vincularse con estrategias para mejorar la participación de las mujeres en el diseño y la implementación de políticas públicas. Además, esta participación debe ser diversa. Las mujeres no somos una categoría monolítica y, en consecuencia, es importante asegurar que la diversidad presente en la población de mujeres (por ejemplo, niñas, adolescentes, adultas mayores, indígenas, mujeres rurales, lesbianas, trans, mujeres con discapacidad, migrantes y refugiadas) estén debidamente representadas.
Para hacer un seguimiento efectivo del cumplimiento de los ODS es indispensable contar con datos oportunos, fiables y desagregados. Para lograrlo se deben fortalecer las oficinas de estadística y las encargadas de evaluación de la política social, para que puedan generar, procesar y analizar datos con los niveles necesarios de desagregación. Asimismo, se debe impulsar su capacidad para trabajar con perspectiva de género.
Para alcanzar los ODS serán necesarios recursos económicos sin precedentes. En muchos países de la región, existe la posibilidad de mayor movilización de los recursos nacionales, por ejemplo, asegurando que la recaudación fiscal sea más eficiente y progresiva. Los mayores recursos que se obtengan deben utilizarse de una manera justa y sensible al género. Para ello, la elaboración de presupuestos con perspectiva de género es una herramienta indispensable.
Servicios públicos asequibles y de calidad son fundamentales para lograr la igualdad de género. Por ello, las entidades que prestan servicios públicos deben tener un mandato expreso de incorporar en su trabajo una perspectiva y metas de igualdad de género. Esto se puede lograr de diversas maneras, por ejemplo, a través de un sistema de incentivos para recompensar su buen desempeño, sanciones cuando se descuidan las necesidades y los derechos de las mujeres, y evaluaciones de desempeño que incluyan la igualdad de género.
Un elemento fundamental para asegurar la rendición de cuentas es afianzar el acceso a la información (que se incluye además en el ODS 16 como un objetivo específico). Sin embargo, como consecuencia de desigualdades de género y prácticas discriminatorias muy arraigadas, las mujeres se topan con obstáculos específicos que les impiden acceder a la información, como, por ejemplo, la discriminación directa por parte de las autoridades, la falta de estatus y poder social, y la falta de educación. Además, es esencial prevenir y proteger de cualquier agresión a las mujeres defensoras de derechos humanos y aquellas que trabajan para proteger el medio ambiente, quienes juegan un rol clave promoviendo el desarrollo de sus comunidades.
Lograr que la implementación y la gobernanza de los ODS sea sensible al género y asegure todo el espectro de los derechos humanos de las mujeres nos beneficiará a todas y todos. Los esfuerzos y la inversión, traerá beneficios para todos, no sólo en el presente, sino también de cara a las generaciones futuras.
La Dra. Magdalena Sepúlveda es la Antigua Relatora de Naciones Unidas para la Extrema Pobreza y los Derechos Humanos. En la actualidad es miembro de la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT).
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