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Los partidos extintos

En las universidades del país deberían dar clases de cómo hacerse rico haciendo los partidos políticos piñatas. Últimamente las leyes electorales han ayudado a crear más millonarios que Carlos Salinas. Han regalado más bienes que el programa de Chabelo.

Puedes seguir al autor Fernando Székely Aburto en Twitter @Szekelyaburtoro

Ya se volvió costumbre que en México los partidos de oposición no tengan ideología o iniciativa y que solo sirvan para que los que los manejan se forren.

En las elecciones pasadas desaparecieron el RSP, el FxM y el PES por no llegar a la mínima de votos.

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Pero mientras duraron, esos partidos dieron cientos de millones de pesos a sus dueños.

Es el modelo de negocios de hoy: junta las firmas y los militantes, agarra lo que te dé el INE para hacer campaña, desvía la mitad y la otra mitad úsala para tratar de llegar al 3%.

Si no la logras no hay bronca. En las próximas elecciones cambias el ‘Social’ por ‘Solidario’ y te armas otro partido.

Un partido político en teoría debería definirse por sus valores o sus tendencias.

Un partido político (en teoría) debería tener una ideología o una agenda específica.

Pero le doy cien baros a quien me diga qué ideología definía al Redes Sociales Progresistas.

Ese partido lo formó Juan Iván Peña Neder (creador de la fundación antisemita México Despierta, traficante de permisos para casinos y amigo de Felipe Calderón). El peor error en la carrera de Darth Neder fue dejar que la familia de Elba Esther Gordillo se metiera en sus negocios.

Fernando González Sánchez (yerno de la maestra) terminó dividiendo al RSP y a Darth lo corrieron. En 2019 el INE los validó como partido.

Se metieron 161 millones 973 mil pesos estas elecciones. Para la familia de Elba Esther eso no es nada, y todo eso para pelearse el 1.76% de los votos. De los partidos piñata fueron al que más se los cargó el payaso.

Muchos de sus candidatos no llegaron a las urnas porque declinaron antes de la elección. Otros nada más hicieron el ridículo y nunca tuvieron chance de ganar porque se llamaban Alfredo Adame.

Pero en cualquier democracia tiene que haber oposición.

Y en un mundo ideal la oposición (que además es fuerte y real) es la característica base de todos los partidos que no están en el poder.

Aquí Fuerza por México literalmente fue un embrión de Morena.

El autor intelectual del crimen que fue ese partido falso fue Pedro Haces Barba, líder del sindicato CATEM, pana de AMLO (al presidente le Hace (la) Barba)  y miembro activo de Morena. 

El FxM quería hacerse partido desde 2019 pero al principio el INE no los dejó porque abusaron del CATEM para llegar al mínimo de militantes y para acarrear banda a sus asambleas locales.

En noviembre de 2020 de alguna manera les dieron el registro. Apoyaban a Morena y prometieron que nunca iban a tirar paro a un candidato con antecedentes de violencia de género.

Ese discurso se les cayó cuando Manuel Negrete (exfutbolista antes dueño del “gol más bello del mundo”; hoy mete puro autogol y quería ser gobernador de Guerrero) declinó en favor de Evelyn Salgado. Y los trucos del papá de la Evelyn nos los sabemos todos.

También recibieron más de 160 millones de pesos del INE. También les fue pal perro en las urnas, en donde votó por ellos sólo el 2.5%.

Un partido político, si no defiende una ideología y si no es de oposición, al menos debería servir para representar a algún grupo marginado de la sociedad.

Pero el PES (defensor de la derecha cristiana) representa al grupo menos marginado y menos subalterno de México. El Encuentro Solidario es la pesadilla recurrente que antes conocíamos como Encuentro Social.

Nació (bebé demonio) en las elecciones de 2006. Perdieron el registro en 2018 después de aliarse a AMLO. Volvieron este año con un nombre un poquito diferente pero con las mismas mañas de siempre.

Lo formó Hugo Eric Flores, que niega categóricamente ser pastor, ministro u homofóbico. Pero la verdad sólo la sabe Dios.

Los monaguillos del PES no ganaron más que un 2.73% de los votos (y se metieron la misma lana que los otros dos partidos). Hay veces que rezar no sirve de nada. Apoyaban a ‘la vida’ y a ‘la familia’.

Se tomaban tan a la ligera lo que hacían que sus candidatos pusieron de moda declinar por otros a medio debate (Liliana Becerril Rojas, Luis Roldán Carrillo y otros hicieron eso).

Pero no todo es culpa de la gente que manejó estos partidos (que además son los sospechosos come erario de siempre. Ninguno era nuevo en la política).

También es culpa del sistema porque los partidos dominantes tampoco tienen ideología, no son opositores reales y no representan a un grupo marginado.

El PES, el FxM y el RSP llegaron tarde a una fiesta que de por sí deja entrar a pocos. La única diferencia entre ellos y los hegemónicos es que los hegemónicos llevan un rato ahí. Pero qué bueno que ya se van.

Por mí que no nos volvamos a ver nunca. Pero les firmo que en 2024 el nuevo Partido Encuentro Sincero postula a algún mocho famoso a la presidencia.

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