por Thomas Wissing
En los cruces de nuestras ciudades; en los talleres familiares y tiendas de abarrotes de nuestros barrios; en los campos agrícolas y la agricultura familiar; en los centros turísticos y en el trabajo doméstico; muchos niños, niñas y adolescentes están dejando su infancia para ganar unos pesos que se supone contribuyen al sustento económico de sus familias. Sin embargo, este trabajo a temprana edad, más que beneficios, ocasiona una serie de daños, problemas y secuelas, algunas irreversibles