Louise Bourgeois, arañas, miedos y traumas

“El arte es garantía de cordura. Es lo más importante que puedo decir”.“Un artista es capaz de mostrar cosas que a otros les aterraría expresar”.

Louise Bourgeois

La escultora francesa, fue una de las escultoras más famosa de los siglos XX y XXI.  Louise usó como herramientas para su trabajo eventos emocionales como el trauma, los miedos, sus iras, y de manera catártica, sus propios secretos. Su arte de manera honesta refleja todo lo que ella sintió y enfrentó, en sí su trabajo es tan autobiográfico. Sin duda Bourgeois aplicó en su quehacer artístico el arte como terapia. Las gigantescas, enormes y fascinantes arañas, así como su esculturas, celdas y grabados exhiben impúdicamente sus más íntimos sentimientos llegando al fondo del espectador. Obras artísticas únicas y fascinantes nos envuelven y nos sacuden al contemplarlas. Inclusive se le ha apodado “la mujer araña” gracias a esas monumentales arañas.

Sigue a la autora Mónica Muñoz en Twitter: @Monimunoz_mx

Louise Bourgeois (1911–2010)

Louise Joséphine Bourgeois nace en París en 1911, siendo la tercera de cuatro hijos. Perteneció a una familia de restauradores de tapices, y eran dueños de una galería especializada en éstos. Allí reparaban tapices, y Louise creció aprendiendo a repararlos, por ejemplo, cubría con flores los genitales de los personajes desnudos que algún tapiz tuviera. A lo largo de su vida, nunca abandonaría a las telas como vehículo para la creatividad.

En 1930 ingresó a la Sorbona para estudiar Matemáticas. Sin embargo, dos años después murió su mamá, y Louise cambió de carrera para estudiar arte que realmente era su pasión. No obstante, su padre no estuvo de acuerdo y se rehusó a financiar su educación artística, pues consideraba a los artistas modernos como derrochadores.

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Louise nunca dejaría de reprochar las muchas infidelidades cometidas por su padre. Entonces, para poder seguir estudiando ella traducía las clases para estudiantes estadounidenses a cambio del costo de la matrícula. En una de esas clases, el artista cubista Fernand Léger le dijo que ella más que pintora era escultora. Cumplió y se graduó de la Soborna, y continuó estudiando arte en la Académie de la Grande Chaumière, de 1937 a 1938, y en otras escuelas como la Escuela del Louvre y la École des Beaux-Arts. Abre su propia galería en 1938.

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Matrimonio

En 1935 se casó con el historiador de arte Robert Goldwater y se fueron a vivir a Estados Unidos. También vivió la experiencia de ser madre al tener tres hijos, y cuestionarse su papel materno, al mismo tiempo que su trabajo de artista, a todo esto, habría que sumarle la muerte de su padre y el remolino emocional que en ella suscitó, logrando que abandonara por una década su labor artística.

En 1945 se llevó a cabo su primera exposición individual en Nueva York, donde expuso doce pinturas. Posteriormente su obra fue incluida en la exposición anual del Museo Whitney. En 1949 tiene lugar su exposición individual de escultura con su serie “Personajes” (1945- 1955) la cual constaba de tótems surreales de madera y piedra del tamaño de una persona.

Así, continuaría creando escultura, pinturas y litografías en los siguientes treinta años. Su obra fue descrita como “psicológicamente cargadas” abordando en ellas el dolor, el enojo y la necesidad de protección de un mundo atemorizante. (Ignotofsky, 2021) De hecho, fue en ese tiempo cuando ella se da cuenta que su inspiración creativa estaba en los traumas y tensiones de su infancia. Explotó la memoria, el sexo, la inseguridad y el cuerpo femenino como herramientas y materiales para su obra que iría evolucionando a lo largo del siglo XX.

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Su obra

Desde luego, aunque ella producía obra, aún era desconocida para el público, hasta que se hizo la retrospectiva de su obra en el Metropolitan Modern Art Museum (MOMA), donde se expusieron cien piezas que Louise hizo a lo largo de toda su carrera. Una de sus obras emblemáticas fue “La destrucción del padre” (1974) obra compuesta por una instalación que nos remite al dolor del fallecimiento de su padre; allí el desagradable recuerdo de la niñez de la artista pasa del terreno de la memoria al de la imaginación, donde se abandona a los más desinhibidos antojos del subconsciente.

En esa instalación el espectador se encontraba ante una especie de mesa llena de protuberancias hechas con diversos materiales, que nos remiten a viseras, órganos, senos, vientres… allí exponía todas las sensaciones de traición y dolor que sintió hacia su padre. Desde luego, fue hasta que tenía setenta años que Bourgeois se convirtió en toda una sensación internacional.

En 1989 empezó su serie escultórica llamadas “celdas” las cuales consistían en esculturas, objetos encontrados y un conjunto de instalaciones. Algunas Celdas son meras cajas y otras, pequeñas habitaciones en las que el espectador puede entrar. Se trata de un mecanismo para olvidar y perdonar la traición y el abandono de los que fue víctima, a manera de representaciones artísticas que nos remiten a una especie de escenas teatrales impregnadas de dolor físico, emocional y psicológico. En 1993 representó a Estados Unidos en la Bienal de Venecia.

Serie Arañas

A los ochenta años empezó a crear su famosa serie “Arañas”: grandes piezas monumentales metálicas de apariencia feroz y al mismo tiempo frágil que representaban a su madre, como una dinámica tejedora creativa, titulada “Mamá” (Maman en francés). Las arañas eran entendidas tanto como protectoras como depredadoras, la obra en sí fue un homenaje para su madre.

Para ella, la araña representaba “la inteligencia, la productividad y la protección”. Vengo de una familia de reparadores”, dijo en una ocasión. “La araña es una reparadora. Si rompes su telaraña, no se altera. Teje y la repara”. En 1999 tituló a su araña más grande, de nueve metros de alto, “Mamá”. Sus arañas se han expuesto en todo el mundo.

En 1997 fue galardonada con la Medalla Nacional de las Artes. Durante sus últimos veinte años se convirtió en una de las artistas más respetados e influyentes a nivel mundial. En el 2007, la Tate Modern de Londres inaugura una gran retrospectiva con la obra de Louis Bourgeois en colaboración con el Centro Pompidou. La muestra viajó después a distintos museos de Estados Unidos. En 2008 recibió la Legión de Honor. Y en el 2009 recibió el Reconocimiento del Salón de la Fama de las Mujeres.

Reflexiones finales

Louise Bourgeois falleció el 31 de mayo de 2010, a los 98 años. Sin embargo, hoy en día, es reconocida como una de las artistas más importantes e influyentes del siglo XX. Su obra fue su catarsis, su terapia. Sin duda a lo largo de su vida experimentó un profundo sentimiento de abandono y un intenso miedo a la pérdida de sus seres queridos. Ella fue una gran artista que siempre apostó por trascender y hacer de su trabajo artístico algo íntimo y fascinante. Hoy en día su obra sigue despertando interés tanto por parte de la crítica como del público.

Si observamos y contemplamos el trabajo de Bourgeois podríamos reflexionar en la relación que tenemos con nuestros padres, si es buena o mala, o tóxica. Inclusive podríamos repensar en los que significa el concepto de familia. Al final es responsabilidad de cada uno hacerse cargo de su propio bienestar, y aunque no se depende de manera económica, quizá en lo emocional no se ha logrado autonomía. También, reflexionar sobre el tema de la infidelidad, o de la ausencia paterna. Se sabe que quien es buen padre logrará impactos positivos en sus hijos; mientras que un impacto negativo nos marcará de por vida.

Podemos ver como el arte sirve de terapia y catarsis para confrontarnos, así como las obras de Bourgeois que nos presentan ese reto, y el arte siempre va a narra los sentimientos universales.

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