Cuenta la historia que días después de recibir el Premio Nóbel de Literatura, Albert Camus redactó una carta en la que le escribía al Louis Germain, su maestro de Argel que lo impulsó a seguir estudiando, le dio aliento, y por ello, quedó siempre agradecido.
Escrito por: Andrea Samaniego Sánchez
No son infrecuentes los relatos en novelas, películas, canciones o series en donde el maestro y maestra trastocan, para bien, la vida de diversos personajes, los empujan a que tengan confianza en sus capacidades; es el arquetipo del sabio, el guía, el que por su edad conoce y transmite, de ahí la etimología de la palabra.
Y es cierto, los maestros y maestras nos cambian, con sus reflexiones en las aulas y fuera de ellas, nos ayudan a darnos cuenta, en muchas ocasiones virtudes y defectos que a veces pasan imperceptibles para nosotros. Son ellos los que nos brindan confianza, nos ayudan en momentos de desesperanza y desasosiego, los que nos brindan palabras de ánimo.
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En México, de acuerdo con el INEGI contamos con 2 millones 10mil 989 maestros distribuidos entre los niveles preescolar, primaria, secundaria, nivel medio superior y superior.
En el caso de la UNAM para el año 2022 la Máxima Casa de Estudios contó con 42,535 docentes, la mayor parte de ellos adscritos a Facultades, el 49.25% del total, seguidos de aquellos adscritos a Unidades Multidisciplinarias que representan el 24.02% de acuerdo con los datos proporcionados por la Agenda Estadística de la institución.
Y si bien, hay muchos retos enfrente para ejercer esta noble profesión, hoy yo le agradezco, así como Camus en su momento al Señor Germain, a mis profesores y profesoras, quienes desde los primeros años me animaron, me dieron palabras de aliento en los momentos difíciles, así como de apoyo en aquellos alegres.
Le agradezco a mis profesores, aquellos que me formaron en la Universidad de la Nación, quienes no sólo me orientaron, teóricamente hablando, sino en valores, en fin, en todo el sentido de la palabra me hicieron más humana, más persona.
Agradezco su orientación y así como ellos en su momento, yo, desde hace una década he tenido el honor y privilegio de ser docente para esta institución. No es sencilla, siempre debemos estar al día, actualizarnos; debemos trabajar por formar más allá de los libros, para formar personas en valores. En estos diez años me ha tocado observar con gusto cómo se desarrollan, como parten al ámbito profesional, se casan, tienen hijos, viajan. Y también, me ha tocado ver con tristeza cómo nos dejan sintiendo que sus proyectos terminaron muy pronto en este plano. A todos mis alumnos, los de antes y los de ahora, gracias por estar, sin ustedes esta profesión no existiría, no tendríamos razón de ser.
Por último, a todos mis docentes, los que ya no están, los que todavía siguen aquí, a todos: gracias.
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Frase clave: Al maestro con cariño
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