De acuerdo con los datos del INEGI en México han fallecido en la última década más de 80 mil personas a causa de la desnutrición; y según los datos del CONEVAL; la pobreza alimentaria presenta niveles similares a los que existían en 1992, es decir, tenemos un estancamiento de 20 años. Asimismo, el 25% de los fallecimientos que se presentan cada año tienen como causas principales a la diabetes y la hipertensión, ambas asociadas a la obesidad y el sobre peso. Con todo esto, si algo es evidente es el estado de inseguridad alimentaria que padecemos en el país
Los recientes datos de la Medición Multidimensional de la Pobreza, dados a conocer el pasado 29 de julio por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL), muestran que tenemos dos décadas perdidas en lo que al combate a la pobreza se refiere.
Lo anterior se sostiene, sobre todo si se considera que, medida por ingresos, la proporción de población nacional que se encuentra en condiciones de pobreza alimentaria no ha cambiado significativamente respecto del indicador que se registró en el año de 1992.
En efecto, mientras que en aquél año la medición oficial arrojó un indicador de 21.4% de la población nacional con ingresos por debajo de lo necesario para adquirir una canasta básica alimentaria, en el año 2012, 20 años después, la proporción es de 19.7%, la cual constituye la pero cifra registrada desde el año 2000, en el cual el indicador era equivalente a 24.1%.
En números absolutos, lo anterior significa que en México habrá una suma de aproximadamente 23.1 millones de personas que viven en pobreza alimentaria, es decir, la más aguda de las tres dimensiones consideradas en la medición de pobreza por ingresos: 1) pobreza patrimonial; 2) pobreza de capacidades y; 3) pobreza alimentaria.
En su mensaje a la Nación, con motivo del Primer Informe de Gobierno, el Presidente de la República mencionó que una de las prioridades de su administración consiste en reducir el hambre de manera significativa durante los próximos años. Con base en esta consideración, se presentan los principales datos relativos a las condiciones de inseguridad alimentaria que privan en el país, con el propósito de dimensionar la magnitud del reto que se tiene.
La carencia por acceso a la alimentación
Uno de los principales aportes que hace la medición multidimensional de la pobreza consiste en medir también las condiciones de vulnerabilidad por carencia de acceso a la alimentación; esto quiere decir que si bien hay personas que no son pobres, sí son vulnerables porque están privadas de una adecuada garantía del acceso oportuno, a alimentos sanos e inocuos.
Desde esta óptica, el CONEVAL estima que el 23.3% de la población nacional vive en condiciones de vulnerabilidad por carencia de acceso a la alimentación. Esto significa que en el 2012 estaban en la mencionada condición, un total de 24.7 millones de personas, cifra que implica una reducción de apenas 500 mil personas, por año, desde el 2010, en esa circunstancia, lo cual muestra lo lento del avance en el abatimiento de las carencias que hay en el país.
A pesar del promedio, debe decirse que no todos los grupos poblacionales reciben en igual magnitud el impacto de esta carencia; para las niñas, niños y adolescentes, el porcentaje es mayor que el del resto de la población mayor de 18 años; en efecto, según el CONEVAL, en el 2012 el 28.2% de quienes tenían menos de 18 años, eran vulnerables por carecer del acceso a una adecuada alimentación.
Entre la población hablante de lenguas indígenas la situación es más dramática, pues entre ellos el porcentaje de quienes son vulnerables por la carencia mencionada asciende al 35.5% del total; en una condición similar están quienes viven con algún tipo de discapacidad, pues el 31.2% de ellos padecen la misma circunstancia.
Los estados en los que se registran los peores indicadores en esta materia son: Guerrero, con un 39.4% de su población en condiciones de vulnerabilidad por carencia de acceso a la alimentación; Tabasco, con un 33.4%; Michoacán, con un 32.2%; Oaxaca con un 31.7%; Morelos con el 30.7%; Puebla con el 30.1%; Nayarit con el 28.8%; Guanajuato con el 28.5%; Tlaxcala con el 28.4% y Veracruz con el 28.2%
Enfermar por desnutrición
De acuerdo con el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica, de la Secretaría de Salud, en México enfermaron, en el año 2011, al menos 120 mil personas por desnutrición leve, la mayoría de ellas en el rango de 0 a 4 años de edad, pues en total, este grupo de población concentró 80,392 casos, es decir, el 66.9% del total.
Lo anterior quiere decir que dos de cada tres personas que en México son diagnosticadas con desnutrición leve, son niñas y niños en el rango de edad señalado; a ellas deben agregarse 17,980 niñas y niños más entre los 5 y los 9 años de edad.
Sumando a ambos grupos el total es equivalente al 81.2% del total de quienes fueron diagnosticados en el 2011 por el padecimiento señalado; esto es, 81 de cada 100 personas que enfermaron por desnutrición leve fueron niñas y niños menores de 9 años.
En síntesis, debe destacarse que la cifra total de personas que en 2011 enfermaron por desnutrición leve, equivale a un promedio de 13 casos detectados por hora.
Por su parte, la desnutrición severa provocó la enfermedad de 17,926 personas durante 2011. Este dato implica un promedio diario de 50 casos, de los cuales, también la mayoría afecta a niñas y niños menores de 10 años.
Finalmente se encuentran los casos de enfermedad por desnutrición severa, de los cuales se contabilizaron 5,418 casos en el año 2011; esto es, un promedio de casi 15 casos diarios, de los cuales, la mayoría se ubica entre las niñas, niños y adolescentes menores de 10 años, y en una proporción importante, entre las personas mayores de 70 años de edad.
Las muertes asociadas
En México enfrentamos un reto doble: por un lado, las y los expertos señalan que el 25% de las muertes totales del país se explican por la diabetes y la hipertensión, provocadas ambas en más del 95% de los casos por la obesidad y el sobrepeso.
En el sentido opuesto, están las inaceptables muertes por desnutrición, las cuales suman un total de 84,667 casos entre los 10 años que van del 2002 al 2011. En promedio, en México se contabilizan cada año casi 8,500 decesos por esta causa.
8,675 de esos casos, corresponden a niñas, y niños menores de 10 años, es decir, el 10.2% de tales fallecimientos se registraron entre la población en mayores condiciones de vulnerabilidad.
El otro grupo altamente vulnerable a enfermar y morir a causa de la desnutrición, es el de las personas mayores de 70 años, entre quienes se concentra el más alto número de casos; en efecto, en el periodo señalado de 2002 a 2011, fallecieron a causa de la desnutrición 60,722 personas, es decir, un promedio de 6 mil casos anuales, o bien, un promedio de 16 casos al día.
La obesidad; en ruta del colapso
La contracara de la malnutrición se encuentra en la obesidad y el sobrepeso; fenómenos que afectan, según los datos de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENSANUT), a más de 22 millones de personas; como resultado, hay más de 6 millones de personas que padecen ya diabetes mellitus, cuya principal causa es precisamente el exceso de peso corporal.
El otro padecimiento de alta letalidad asociado a esta problemática es la hipertensión arterial, la cual, junto con la diabetes, explican alrededor del 30% de la carga total de mortalidad en el país, pues según los datos del INEGI, en el país uno de cada cuatro fallecimientos está asociado o tiene como causa directa a estas dos enfermedades.
*Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 03- Septiembre- 2013, p.28
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Es muy triste que 21.4% de las familias no tienen el dinero para comprar comida que es necesario para la salud de su familia. Necesitamos cambios en nos mundo porque este información es muy triste porque cada persona debe tener comida para comer. Este problema es más peor con los adolescentes y niños y este no es justo porque los niños no pueden hacer nada para su salud y la salud de su familia. En cada país en el mundo, los niños necesitan tener comida pero la realidad de esta situación es muy triste.