23 de abril de 2020, Día Internacional del Libro
A las autoridades locales, estatales y federales de nuestro país, a todos los sectores de la cadena del libro, a los medios culturales, a nuestros clientes, amigos y visitantes, al público en general.
La emergencia sanitaria provocada por el COVID-19 ha colocado a las librerías independientes en una situación de alta vulnerabilidad que exige a sus propietarios un amplio despliegue de recursos creativos para hacerle frente. Sin embargo, no todo está sus manos. Las pequeñas librerías, al ser espacios importantes del tejido social y cultural de sus ciudades, requieren el respaldo de su comunidad, de las autoridades y de los sectores que participan en la cadena del libro para mantenerse con vida.
Las librerías son espacios que trascienden la actividad de compra-venta: promueven acciones que invitan al diálogo, la reflexión y la democracia y forman lazos entre las diversas comunidades. A través de sus actividades como círculos de lectura, conferencias, presentaciones de libros y talleres, propician la cercanía y contribuyen a reforzar el tejido social. Se trata de centros de difusión del conocimiento que cumplen un papel fundamental en lugares con pocos emprendimientos culturales, además de ser fuente de empleo para muchas familias. Sin embargo, los márgenes de ganancia de las librerías independientes son muy reducidos: en la mayoría de los casos, sus ganancias apenas permiten su funcionamiento.
La RELI (Red de Librerías Independientes) está conformada por 39 librerías en distintas ciudades de la República, dirigidas por profesionales de diversas disciplinas que decidimos convertirnos en libreros. La emergencia provocada por el covid-19 nos ha dado la posibilidad de plantearnos retos aún más grandes: estamos trabajando para hacer frente a esta crisis, adaptarnos a los cambios, permanecer unidos para salir adelante. Existimos porque hemos resistido de forma individual, pero también colectiva.
Ante la caída estrepitosa de nuestras ventas y el cierre de nuestros locales hemos tenido que asumir los gastos operativos prácticamente sin ingresos, y continuar con el compromiso de la renta, nómina y servicios. La ausencia de ventas directas ha orillado a algunos a cerrar las puertas de sus librerías de manera definitiva. Cada librería ha enfrentado esta nueva realidad con estrategias diversas: ventas a domicilio, lecturas y charlas virtuales, generación de contenidos para redes, activación de librerías en línea. Cada una, en su barrio y localidad, continúa con la vocación de generar comunidad en torno al libro y sigue con sus labores pese a la falta de recurso. Como red, hemos decidido cerrar filas y apoyarnos mutuamente, somos una comunidad de libreros abierta y colaborativa. Tenemos claro y presente que las librerías independientes somos el último eslabón de la cadena del libro, el menos apoyado, el más frágil, el menos visible, el más vulnerable, y por ello debemos permanecer unidos.
El 23 de abril para nosotros es un día alegre: las librerías se llenan de actividades, rosas y regalos. Pero este año las librerías independientes no estamos de fiesta.
Hoy, hacemos un llamado a nuestros amigos, clientes y visitantes, a los integrantes de la cadena del libro, a las autoridades locales, estatales y federales para sumar esfuerzos y construir entre todos un ecosistema incluyente y sólido. Creemos firmemente que la unión resultará en el fortalecimiento e incremento de la cultura del libro en nuestro país. Tenemos muchas ideas y propuestas, pero ahora, y de manera urgente, pedimos lo siguiente:
A la industria editorial:
Valorar el papel de la librería como nexo principal de contacto y venta entre libro y lector.
Establecer políticas que fortalezcan el papel de la librería como canal prioritario.
Respetar el precio único del libro y ofrecer un descuento parejo para todas las librerías sin importar su tamaño de la librería o nivel de compra.
A las autoridades políticas, culturales y hacendarias de nuestro país:
Reactivar la ley del precio único del libro, que éste se mantenga al menos 36 meses o, incluso, permanentemente.
Aprobar la tasa cero para librerías y todo lo que se consume dentro de ellas.
Realizar compras directas a las librerías para bibliotecas y escuelas públicas.
Crear fondos, otorgar créditos blandos y subsidios temporales para esta contingencia y para el futuro.
Facilitar los trámites para que las librerías puedan complementar su oferta con la venta de café, comida y bebidas.
Hacer planes efectivos para el fomento a la lectura enfocado en las librerías independientes.
Poner a las librerías en un lugar presente y visible en las políticas de las secretarías de cultura y educación locales, estatales y federales.
Crear estímulos fiscales y préstamos para la formación de nuevas librerías y el fortalecimiento de las ya existentes.
Generar estudios y análisis serios y útiles sobre el consumo del libro y de los diferentes públicos lectores con un enfoque especial para las librerías independientes y de barrio.
Impulsar una nueva Ley del Libro que atienda las necesidades de las librerías y que realmente fortalezca a la industria del libro de nuestro país.
A nuestros amigos, visitantes y clientes, les agradecemos toda su solidaridad, apoyo y cariño. Reiteramos nuestro compromiso por permanecer y continuar con nuestros espacios de libertad para ustedes, lugares fundamentales para la cultura en las ciudades. Ustedes son nuestra razón de ser.
Los esperamos pronto en nuestras librerías,
Red de Librerías Independientes