La época en la que vivimos se caracteriza por la acidificación de los océanos, la sexta extinción masiva de especies, la desertificación de grandes territorios antes selváticos, el abuso de combustibles fósiles, el aumento de temperaturas y el derretimiento de los Polos.
Redacción México Social / Daniela Flores
Esta situación de emergencia, que amenaza la vida de millones de personas alrededor del mundo, ha sido denunciada y atendida por un consenso de científicos, entre los que destacó el mexicano Mario Molina -egresado de la Facultad de Química de la UNAM–, quien durante la década de los 70, en conjunto con Frank Sherwood Rowland dieron a conocer una investigación donde se alertaba que, de continuar con la expulsión de clorofluorocarbonos (CFC) a la atmósfera terrestre, con el tiempo afectaría de forma irreversible a la capa de ozono. Estos estudios llevarían a Mario Molina, Paul Crutzen y Frank Sherwood Rowland a ganar el Premio Nobel de Química en 1995.
La confirmación científica del agotamiento de la capa de ozono impulsó a la comunidad internacional por medio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a establecer un mecanismo de cooperación para tomar medidas para proteger la capa de ozono.
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El 22 de marzo de 1985 sería aprobado y firmado por 28 países el Convenio de Viena para la protección de la capa de ozono. Esto condujo a la redacción del Protocolo de Montreal en septiembre de 1987, referente a las sustancias que agotan la capa de ozono. México firmó el acuerdo en 1988 y desde 1990 se han desarrollado más de 120 proyectos de inversión para eliminar el consumo de las sustancias agotadoras del ozono estratosférico y se ha reducido en 99% el consumo de gases que dañan directamente a la capa de ozono.
El Protocolo de Montreal tiene como objetivo principal la protección de la capa de ozono mediante la toma de medidas como: controlar la producción mundial y eliminar el consumo de sustancias que dañan a la capa de ozono.
Los países que firmaron el acuerdo se reúnen una vez al año para tomar decisiones que aseguren la implementación correcta y exitosa de este acuerdo, lo que incluye ajustar o enmendar el Protocolo, que ha sufrido seis modificaciones desde su implementación.
La enmienda más reciente es la de Kigali en 2016, que tiene como fin la reducción gradual de los hidrofluorocarbonos (HFC). Los HFC se utilizaron como reemplazo de un lote de sustancias que dañan la capa de ozono eliminadas por el Protocolo de Montreal firmado en 1987, aunque no acaban con la capa de ozono, generan gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático.
Si permanecen las políticas actuales, la capa de ozono se podrá recuperar a los valores de 1980, cuando aún no aparecía el agujero detectado por la comunidad científica: para 2040 en todo el mundo, para 2045 en el Ártico y alrededor de 2066 en la Antártida.
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Fuentes consultadas
[Organización de las Naciones Unidas]. (ONU). (2022). Día internacional de la preservación de la capa de ozono 16 de septiembre. Consultado en https://acortar.link/85nFds.
Serratos, F. (2021). El capitaloceno: una historia radical de la crisis climática. UNAM, Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial.
[Universidad Nacional Autónoma de México]. (UNAM). (16 de enero de 2023). Mario Molina y el Protocolo de Montreal. Consultado en https://www.gaceta.unam.mx/mario-molina-y-el-protocolo-de-montreal/.
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