En la entrega pasada de Más Allá Del Aborto, Parte 1, hice un recuento histórico del aborto en Estados Unidos para comprender mejor la controversia por la derogación de éste como un derecho. Compartí la perspectiva desde los Derechos Humanos, los Derechos de Salud Sexual y Reproductiva, así como la postura feminista.
En esta parte 2, haré un análisis de las posturas religiosas ante el aborto y cómo se relacionan con la laicidad y lo jurídico en una democracia.
Escrito por: Lizzy Santoyo Arrioja
Es la pregunta que las religiones han respondido desde sus dogmas y creencias. Así mismo, la bioética, la biología y la ciencia han dado sus respuestas.
El catolicismo, los evangélicos, los testigos de Jehová, mormones y judíos coinciden en que la vida comienza a partir de la concepción, por ello el aborto sería como un asesinato al quitar la vida. La biología ha comprobado que no sólo en un óvulo fecundado hay vida, sino también en otras células, como un espermatozoide, lo cual pone en debate la afirmación de las religiones.
¿Cuándo se considera que un conjunto de células producto de la concepción es un ser humano? Hay quienes, con base en la ciencia, sostienen que se considera un ser humano cuando se forma por completo el sistema nervioso central.
Para la iglesia católica un embrión ya es un ser humano y no uno en potencia. El Papa Francisco en el libro “Sobre el Cielo y La Tierra” hace referencia a que el código genético de la persona está ahí y eso es para él la diferencia. La postura es similar para las personas evangélicas, cristianas conservadoras, mormonas y testigos de Jehová.
Para la religión musulmana hay una diferencia entre la concepción y el momento que se considera se “insufla del alma” lo cual sucede a los 120 días. Antes de ello no se considera ser humano.
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El catolicismo es una de las religiones más estrictas al respecto; no contempla excepciones, de hecho; si la vida de la madre peligra sugiere realizar tratamientos sin el objetivo de interrumpir el embarazo. No siempre fue así; en el Concilio de Elvira entre 304 y 325 D.C. se castigaba el aborto sólo si era por adulterio. San Agustín, un gran pensador del cristianismo señalaba que el embrión adquiría el alma hasta los 45 días, el aborto realizado antes del día 45 recibía un castigo mucho menor. En la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, señalaba que un embrión no tiene alma hasta que el feto adquiría forma humana. Esta postura la adoptó la Iglesia en 1312 en el Concilio de Vienne con el papa Clemente.
La perspectiva cambió cuando los religiosos enfocados en la ciencia señalaban que veían en el embrión algo similar a personas pequeñitas, de ser así había un alma y era pecado abortar. Esa fue la postura (no así esa creencia) que prevaleció en la Iglesia Católica hasta nuestros días; el aborto es un asesinato y está prohibido.
Los Mormones se opone también al aborto sin excepción alguna, aún si está en riesgo la vida de la madre. En el judaísmo hay dos excepciones: por violación o en caso de que esté en riesgo la vida de la mujer, y debe contar con la anuencia de la autoridad religiosa.
Los cristianos evangélicos están divididos, una minoría apoya la legalidad del aborto, pues la Biblia no menciona nada al respecto y por coincidir con los fundamentos legales. Otra parte apoya el aborto en ciertos casos como incesto, o riesgo para la vida de la mujer. Hay otra facción que está totalmente en contra del aborto con base en los argumentos arriba mencionados, en que Dios es el único que da y quita la vida, y en ciertos versículos como el Salmo 139:13 “Porque Tú formaste mis entrañas, Tú me hiciste en el vientre de mi madre”; en que la Biblia habla de la vida humana en el útero según Lucas 1:41; y que prohíbe matar inocentes en Éxodo 20:13.
La religión musulmana conocida por ser fundamentalista es más flexible respecto al aborto. El Corán no hace ninguna referencia. Para varios eruditos musulmanes el aborto se permite si la madre es víctima de incesto y/o violación. En diversos momentos se han autorizado abortos, en el Conflicto de los Balcanes cuando un grupo de mujeres fueron violadas por serbios, en Argelia cuando mujeres fueren raptadas y atacadas por extremistas islámicos. En 2015 el rey de Marruecos, Mohamed VI, además de incesto y violación extendió las causales para un aborto; salvar la vida de la madre y en casos de malformación del feto.
Túnez fue el primer país musulmán en liberar la ley del aborto en 1965, ofreció servicios de salud sexual y reproductiva y para 1973 autorizó el derecho al aborto en el primer trimestre para cualquier mujer sin necesidad del consentimiento del esposo. Es así como muchos países musulmanes han optado por una postura secular.
En los países musulmanes más radicales, como Irán o Afganistán, la mayoría de las mujeres se encuentran en estado de pobreza, sin acceso a una salud reproductiva, lo que las lleva a la clandestinidad; el aborto lamentablemente se convierte en un método anticonceptivo, porque no tienen acceso a otros.
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El budismo considera que la única persona que debe tomar la decisión si seguir o interrumpir un embarazo es la propia mujer, pues será la única que asumirá las consecuencias de una u otra elección. Para las personas budistas, abortar es matar porque se trata de una vida, sin embargo; consideran que no es una acción motivada por el odio, sino que muchas veces es el último recurso al que puede acceder una mujer.
De tener en cuenta los preceptos religiosos para emitir, derogar o modificar una ley, habría entonces que considerar a todas las religiones de otra forma sería discriminación. Todas las personas deberían tener el derecho a que se legislara también conforme a sus credos. De otra forma tendría que haber una religión oficial en la Constitución como lo hubo hace más de cien años y supondría el coartar la libertad de credo y de culto para quienes no pertenecieran a esa religión oficial.
La democracia requiere la separación de la religión y el Estado; un Estado laico, que significa que desde la percepción jurídica no hay religión ni credo oficial en la Constitución. La fe es algo que cada persona puede o no ejercer según su libertad de elección y no a través de una coerción. La laicidad nace del reconocimiento del derecho que toda persona tiene a la libertad de elegir; sobre sí misma, sus creencias, etc.
La legalización del aborto NO obliga a nadie a abortar, respeta la libertad de elección de la persona. Si como individuo no se está a favor del aborto por motivos religiosos o de fe, basta con no practicarlo ni propiciarlo para tener la conciencia tranquila y en congruencia con las creencias.
Hablar de aborto es complejo; no hay un consenso de cuando inicia la “vida humana”, ni cuando se considera persona, y se complica cuando se deja a un lado el rigor de los datos y evidencias para dar paso a las creencias y la religión, que en el ámbito jurídico no deben tener espacio. Legislar basándose en una creencia o religión es obligar a las demás personas a conducirse como YO CREO. En un país democrático y laico debe separarse lo jurídico de lo subjetivo, como lo es el ámbito religioso.
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