En el siglo XX se construyó la idea de que pertenecer a una familia nuclear y terminar una carrera de formación profesional garantizaría casi de manera “natural” el acceso a empleos formales, con acceso a la seguridad social y a prestaciones económicas que abrían la puerta de entrada al paraíso de las clases medias.
Lejos de ocurrir lo anterior, en los últimos treinta años hemos tenido un promedio de crecimiento anual de 1.5% del P.I.B., además de un gradual y progresivo proceso de desestructuración de lo que puede denominarse como “el mundo del trabajo”.
De acuerdo con la cifras del INEGI, a través de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en México el 60% de la población ocupada lo está en “condiciones de informalidad”; casi 14 millones de personas trabajan en el sector informal, mientras que a lo largo de los últimos 5 años hemos tenido, prácticamente de manera constante, una tasa trimestral promedio de 5% de desocupación respecto de la Población Económicamente Activa.
Tomando en consideración tales condiciones, presentamos en esta edición varias numeralias y gráficos que resumen las críticas condiciones de desocupación y de informalidad laboral que persisten en el país.
De la mano de lo anterior, se hace una revisión al tema de la educación tecnológica, haciendo énfasis en el reto que tiene nuestro país de cumplir con el mandato constitucional de dar cobertura universal en el nivel bachillerato, el cual, derivado de la reciente reforma constitucional en materia educativa, es considerado como de impartición obligatoria del Estado.
Este tema es fundamental, pues la revolución tecnológica y de la innovación que está en marcha a nivel mundial nos obliga a intentar cerrar la brecha tecnológica que nos separa de las economías con mayores capacidades productivas; pero también a cumplir con la idea del General Lázaro Cárdenas, de poner a la “técnica al servicio de la patria”.
La inversión en ciencia y tecnología y el fomento a la educación y a la investigación en ese campo son vitales, pues hoy la OCDE estima que más del 40% de la riqueza planetaria se genera precisamente en el ámbito de la investigación y de la generación de conocimientos.
En otro tema de singular relevancia para nuestro país, retomamos el primer aniversario del inicio de la Década por la Seguridad Vial “uno de los mayores retos que tenemos en la agenda de lo público”, pues los accidentes de tránsito se han ubicado desde hace al menos una década como la principal causa de morbilidad y mortalidad entre la población joven en nuestro país.
Cada hora fallece cuando menos una persona por accidentes en los que está involucrado un vehículo de motor, y cada año ocurren cientos de miles de accidentes de tránsito que generan pérdidas equivalentes a cuando menos dos puntos porcentuales del PIB, tanto en pérdidas materiales como en gastos de salud y ausentismo laboral.
En esta edición buscamos mostrar lo vasto de la complejidad social, e insistir en la necesidad de comprender que la cuestión social no puede reducirse al análisis y el estudio de los temas “tradicionales” vinculados a la pobreza y la desigualdad, pues hay procesos que revelan, además del mar de carencias en que vivimos, que existe un profundo malestar social que se nos revela, entre otras formas, en las actitudes y conductas de riesgo, prácticamente suicidas, de cientos de miles de jóvenes.
Finalmente, a nombre de nuestro Consejo Editorial, quiero agradecer profundamente a ONCETV, y a su Directora General, la Mtra. Enriqueta Cabrera, por la confianza depositada en nuestra revista para producir y transmitir todos los martes, a partir del 23 de abril, el programa de televisión México Social, en el cual habremos de ampliar y profundizar en los temas que a lo largo de los últimos tres años, hemos planteado en nuestras páginas.
Enhorabuena.•