Los accidentes representan una de las principales causas de mortalidad en el país; en los últimos 15 años, los datos del INEGI nos muestran que anualmente se registran más de 35 mil accidentes fatales, y entre ellos, los accidentes de tránsito tienen cada vez mayor peso relativo pues la cifra anual se sitúa por arriba de los 13 mil casos anuales.
Para las poblaciones jóvenes estos eventos representan un enorme riesgo; en efecto, los accidentes se encuentran entre las principales causas de morbilidad y mortalidad para el grupo de edad de quienes tienen menos de 1 año cumplido; así como para las niñas y niños de 1 a 4 años.
Una situación de mayor riesgo aún la enfrentan las niñas y niños de 10 a 14 años; mientras que para los adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años de edad los accidentes representan la principal causa de muerte, lo cual implica un enorme reto para las políticas públicas, pues es urgente modificar esta tendencia.
Al respecto es importante señalar que México ha ratificado el Plan de Acción del Decenio Mundial de Acción para la Seguridad Vial, un concepto mayor pues implica no generar acciones para el tránsito seguro, sino una concepción mucho más amplia relativa a la construcción de ciudades seguras.
No debe olvidarse que una muy alta proporción de los decesos en vía pública se deben al atropellamiento de peatones y ciclistas; y entre los primeros debe destacarse que en la mayoría de los casos se trata de niñas, niños y adolescentes, así como personas adultas mayores.
Debemos ser capaces en este Decenio Mundial de movernos hacia nuevos modelos de ciudades, en las cuales la planeación y el ordenamiento urbano sean las constantes, lo cual implica un verdadero rediseño de las políticas de construcción de vivienda; de la construcción, trazado equipamiento de las vialidades; así como una reconceptualización de las ciudades en el marco de las exigencias que hoy nos impone la agenda medioambiental y relativa al cambio climático.
La seguridad vial exige también un cambio cultural de hondo calado: es urgente modificar patrones y actitudes tales como el no uso del cinturón de seguridad; el uso masivo e intensivo de dispositivos móviles mientras se conduce; así como las elevadas tasas de consumo de alcohol entre las y los conductores.
Otro elemento fundamental se encuentra en incrementar la inversión para el adecuado mantenimiento de calles, caminos y carreteras; y evitar el desvío de recursos y la corrupción en este ámbito, pues un número muy importante de los accidentes de tránsito se deben también al mal estado de los caminos, o bien, a su inadecuada señalización.
Por estas razones México Social dedica su edición de mayo al tema de la seguridad vial, pues es precisamente en este mes en el que se lanzó, en 2011, el ya mencionado Plan de Acción del Decenio Mundial para la Seguridad Vial; a cuatro años de distancia, es importante hacer un “corte de caja” y revisar qué hemos hecho bien y qué es lo que nos falta por construir.
Agradezco, a nombre del Consejo Editorial de la revista, a Óscar de Buen Richkarday su generosidad e interés para coordinar el contenido de este número, desde su innegable experiencia y conocimiento como Presidente de la Asociación Mundial de la Carretera.
Mario Luis Fuentes Director general del CEIDAS, A.C.; en la UNAM es integrante de la Junta de Gobierno; Coordinador de la Especialización en Desarrollo Social del Posgrado de la Facultad de Economía; Investigador del Programa de Estudios sobre el Desarrollo; y titular de la Cátedra Extraordinaria Trata de Personas. @ML_Fuentes |