De acuerdo con el INEGI, en el país hay prácticamente 120 millones de habitantes; en el 10.7% de los hogares con personas mayores de 18 años se tuvieron limitaciones de acceso a la alimentación debido a la carencia de recursos; y de 19.3% en los hogares en donde hay niñas, niños y adolescentes; tenemos apenas un promedio de escolaridad de secundaria; más de 20 millones de personas no tienen acceso a ningún servicio de salud y sólo el 73.2% de las viviendas tiene agua entubada en su interior.
La semana pasada el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) dio a conocer los resultados definitivos de la Encuesta Intercensal, la cual es considerada la encuesta de mayor dimensión que se ha llevado a cabo en el país, ya que se visitaron más de 6 millones de hogares, a fin de actualizar los datos censales recabados en 2010.
Los resultados muestran que seguimos siendo un país de claroscuros, pues frente a los avances que se registran, persisten importantes rezagos en prácticamente todos los ámbitos de la cuestión social: en educación, salud, vivienda, alimentación y empleo, México sigue siendo un país con más retos que logros, lo cual obliga a redoblar el paso a fin de dar cumplimiento al mandato del Artículo 1º de la Constitución en el sentido de garantizar los derechos humanos de la población.
Dada la relevancia de la Encuesta, se presentan a continuación los resultados más relevantes.
La magnitud demográfica
México es ya un país de prácticamente 120 millones de habitantes, sobre todo si se considera que los datos de la encuesta fueron levantados a la mitad de este año. En efecto, los datos indican que tenemos una población de 119,530,753 habitantes, de los cuales 58.056 millones son hombres y 61.47 millones son mujeres.
Un dato relevante en este tema es que de acuerdo con la Encuesta Intercensal, hay 43.5 millones de niñas, niños y adolescentes menores de 19 años; dato fundamental pues si hay un grupo etario en el cual la pobreza tiene una incidencia mayor a la media nacional, es precisamente el de los menores de 18 años.
En efecto, de acuerdo con los datos de la Medición Multidimensional de la Pobreza, del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en el 2014 el 53.9% de quienes tenían menos de 18 años vivían en condiciones de pobreza; el 62.6% vivía en vulnerabilidad por carencia de servicios de seguridad social; mientras que el 27.6% vivía en condiciones de vulnerabilidad por carencia de acceso a la alimentación.
Una alta fecundidad
Las mujeres siguen viviendo importantes condiciones de desigualdad respecto de los hombres; en ese sentido, uno de los datos más reveladores de las condiciones de incumplimiento de los derechos de las mujeres es el relativo a la tasa global de fecundidad, y más aún, las tasas específicas de fecundidad para los grupos de mujeres más jóvenes.
De acuerdo con el INEGI, entre las mujeres de 15 a 19 años la tasa específica es de 62.5 hijos por cada mil mujeres en el grupo de edad; indicador que supera a los promedios registrados tanto en 2010 como en 2005. Destaca además que es en las localidades menos pobladas en donde las mujeres tienen hijos a edades más tempranas pues en aquellas que tienen menos de 2,500 habitantes, la tasa específica de fecundidad entre adolescentes es de 74.86 nacimientos por cada mil menores de 19 años.
En contraste con lo anterior, la tasa en las localidades de 2,500 a menos de 15 mil, es de 71.4; en aquellas de más de 15 mil y menos de 50 mil desciende a 64.9; en las de 50 mil habitantes a menos de 100 mil es de 63.2; mientras que en las localidades de más de 100 mil habitantes es de 52.04. Estos datos sin duda están vinculados no sólo a la cuestión estrictamente demográfica sino también a la disponibilidad de servicios, así como un significativamente mayor nivel educativo.
El drama educativo
De acuerdo con la Encuesta Intercensal, en 2015 el analfabetismo es de 5.48% de la población de 15 años y más, indicador que implica 4.75 millones de personas en el rango de edad que no saben leer ni escribir. Sobre el particular es importante destacar una vez más la desigualdad que persiste entre mujeres y hombres pues el 61.5%, es decir, prácticamente dos de cada tres personas que no saben leer ni escribir en el país son mujeres.
En evidencia, las personas de mayor edad son también entre quienes se presentan los mayores porcentajes de analfabetismo. Por ejemplo, entre quienes tienen de 55 a 64 años, la tasa de analfabetismo es del doble respecto de la registrada como promedio nacional, pues el indicador es de 10.23%; mientras que entre la población de 65 años y más el porcentaje es de 22.45%, es decir, cinco veces mayor al promedio nacional.
Con todo, el promedio de escolaridad en el país es de 9.1 grados, lo cual implica apenas un nivel de secundaria; y si se considera un año obligatorio de prescolar, entonces el nivel sería de únicamente dos años de educación secundaria; esto sin contar los consabidos problemas y rezagos en materia de calidad educativa.
El problema del hambre
Uno de los indicadores novedosos que incluye la Encuesta Intercensal es el relativo al porcentaje de población que enfrentó limitaciones de alimentación por falta de recursos en los últimos tres meses. En efecto, entre los mayores de 18 años, el indicador es de 10.72% de los hogares con dificultades para obtener alimentos. En contraste, entre las niñas, niños y adolescentes el porcentaje es de 19.3 de los hogares que tuvieron limitaciones de acceso a la alimentación debido a la carencia de recursos.
*Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 15- Diciembre- 2015, p.26