por Mario Luis Fuentes / Saúl Arellano
Si el mes de enero de este 2019 había sido catalogado como el más violento en la historia reciente de nuestro país, medido por el indicador del número de homicidios dolosos cometidos durante los primeros 31 días del año, el mes de febrero se convirtió en el nuevo “mes más violento”, en una espiral de muerte y desolación que parece no tener punto de quiebre para conducirnos a una nueva etapa de paz duradera en el país. En efecto, de acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en el mes de enero se perpetraron en todo el territorio nacional un total de 2,853 homicidios dolosos, lo que significó un promedio diario de 92 casos.
En contraste, en el mes de febrero, el cual tuvo este año sólo 28 días, se perpetraron 2,796 homicidios dolosos, es decir, un promedio de 100 casos al día, lo cual representa un incremento, entre enero y febrero, de 8%.
Igualmente, si se comparan los primeros dos meses del 2019 con los del 2018, las diferencias son aún mayores. En efecto, en enero del año pasado se perpetraron, según el Secretariado Ejecutivo, 2,563 homicidios dolosos, es decir, casi 83 casos por día; mientras que en febrero se contabilizaron 2,414 casos, es decir, un promedio de 86 casos por día, considerando igualmente 28 días para el segundo mes del año.
Datos inciertos
A pesar de que el Secretariado Ejecutivo cuenta con una nueva metodología de registro de la incidencia delictiva, que permite aproximarse de mejor manera al número de víctimas de homicidio que se registran cada mes, su fuente de información primaria siguen siendo las carpetas de investigación de los ministerios públicos estatales.
Desde esta perspectiva, hay muchos casos que posteriormente se acreditan como homicidios, u otros más que se descartan, por lo que las cifras anuales pueden fluctuar.
Esto se evidencia sobre todo cuando se comparan sus cifras con las del INEGI, el cual utiliza tres fuentes de información distintas: a) las ya mencionadas carpetas de investigación, b) certificados de defunción emitidos por la Secretaría de Salud y el registro Civil y 3) la información de los distintos servicios médicos forenses de las 32 entidades del país.
Es de destacarse que la nueva metodología del Secretariado Ejecutivo permite la comparación de datos a partir del año 2015 y hasta el 2019; sin embargo, debido a los métodos de conciliación y calibración de datos del INEGI, su información lleva poco más de un año de retraso respecto de la del Secretariado Ejecutivo.
Así, al comparar los datos para el periodo de información disponible en el INEGI, lo que se tiene es una diferencia promedio de 12% en el número de homicidios anual registrado por el Secretariado Ejecutivo, lo cual, al ser traducido a números absolutos, da como resultado una diferencia de 11,678 casos en los tres años que van del 2015 al 2017.
En efecto, en ese periodo, el Secretariado Ejecutivo tiene un registro de 102,678 homicidios dolosos, mientras que el INEGI tiene un registro de 114,367.
Dado que se puede asumir que la tendencia de los últimos años es sostenidamente creciente, se llevó a cabo un ejercicio hipotético de proyección de datos para establecer un comparativo, también hipotético, entre las cifras del Secretariado Ejecutivo para 2018, y las que podría tener el INEGI, si se mantiene el promedio de diferencia de 12% entre las cifras de ambas instituciones.
Con esa consideración, para 2018 los datos del Secretariado Ejecutivo muestran un registro de 33,369 homicidios dolosos para el año pasado, mientras que la cifra del INEGI podría ubicarse en alrededor de 37,373 casos en el año.
Establecidas estas diferencias, esta situación puede dimensionarse a través del número promedio de homicidios cometidos al mes y al día con base en ambas fuentes de información.
Así, lo que se tiene es que el promedio mensual en el número de homicidios se ha ido incrementando de manera sostenida en el periodo de referencia, lo cual es coincidente en ambas fuentes de información.
Desde esta perspectiva, para el 2015 el Secretariado Ejecutivo reportó un promedio mensual de 1,490 homicidios, mientras que el registro del INEGI fue de 1,730. Para el 2016 la cifra del Secretariado fue de 1,880 casos por mes, y del INEGI fue de 2,047.
Para el 2017 la cifra creció a 2,405 casos mensuales en el Secretariado Ejecutivo, y a 2,673 en el INEGI; mientras que en el 2018 la cifra del Secretariado Ejecutivo se ubicó en 2,780 casos, por lo que, considerando las tendencias, la del INEGI podría ubicarse en aproximadamente 3,114 casos mensuales.
Para el 2019 la cifra del Secretariado Ejecutivo registra un promedio mensual de 2,824, por lo que la del INEGI, si todo sigue con l atendencia actual, podría incrementarse a 3,162 casos por mes.
Estas cifras, analizadas por mes, muestran un incremento de 48% en el número promedio de homicidios dolosos mensual, si se compara lo registrado para el año 2015 con lo que ha ocurrido en los dos primeros meses del año 2019; y de 46.5% respecto de lo que ocurrió a lo largo del 2018.
Guanajuato: el nuevo “infierno” de la República
En México Social se ha documentado desde hace ya varios años que las dinámicas delictivas tienden a modificarse rápidamente, y que el caso del homicidio doloso no es la excepción, pues la política de combate al crimen organizado ha llevado a una tendencia errática de crecimiento y disminución de los grupos delincuenciales, en función del énfasis de prioridad que la han dado las distintas administraciones a la persecución de uno u otro grupo.
Así, en los últimos tres años se ha dado un drástico cambio en la geografía del crimen, ubicando a Guanajuato y Baja California como las entidades con mayor nivel de violencia homicida en el país, desplazando a Guerrero y Chihuahua, las cuales se habían mantenido en los primeros lugares de violencia homicida en México en los años que van del 2012 al 2015.
En efecto, si se toma como conjunto al periodo 2015-2018, lo que se tiene es que hay 10 entidades en las cuales se concentran, en cada una de ellas, más de cinco mil casos anuales de homicidio doloso. Sin embargo, debe hacerse notar que en las entidades hay igualmente importantes diferencias entre lo reportado por el SESNSP y el INEGI, de tal forma que los resultados son los siguientes, considerando nuevamente que el dato del INEGI para el 2018 es una proyección construida con base en la tendencia histórica:
Así, en primer lugar en el número de homicidios dolosos, se encontraría el Estado de México, con 9,570 casos registrados según el SESNSP y 11,498 si se toma como referencia al INEGI que, debe decirse, tiene una mayor precisión y estabilidad de datos, por las razones explicadas arriba.
El caso del Estado de México, al analizar por medio de números absolutos debe verse con la reserva relativa a que es la entidad más poblada del país, con más de 16 millones de habitantes, sin que esto signifique que la gravedad de lo que ahí ocurre pueda matizarse.
En segundo lugar, se encontraría el estado de Guerrero, con 9,223 casos según el SNSP y 10,374 si se consideran los datos del INEGI. En tercer sitio les seguiría el estado de Guanajuato, con 6,766 casos según el Secretariado Ejecutivo, pero 8,126 casos si se considera la cifra del INEGI.
En cuarto sitio se encontraría Chihuahua, con 6,811 casos según el SESNSP y 7,957 de acuerdo con el INEGI. En quinto lugar estaría Baja California, para la que se registran 7,592 casos según el Secretariado Ejecutivo y 7,670 si se considera al INEGI. Las otras entidades con más de 5 mil casos, según los datos de INEGI, para el periodo referido de 2015 al 2018, serían: Jalisco, Veracruz, Michoacán, Ciudad de México y Sinaloa.
Este orden se modifica drásticamente si se consideran los datos del 2017 y hasta el mes de febrero del 2019, lo cual es importante destacar, pues alerta de un dramático cambio en la lógica y presencia territorial de conflictos entre grupos delincuenciales.
En efecto, si se considera para este periodo la información de INEGI, pues es la que refleja con mayor precisión lo que está ocurriendo en el país, y se proyecta para los años 2018 y 2019, contrastándola con la tendencia que ya ha marcado el Secretariado Ejecutivo, lo que se tendría es lo siguiente:
Guanajuato en primer lugar, con 6,559 casos de homicidio doloso (frente a 5,346 casos registrados por el SESNSP); en segundo lugar estaría el Estado de México, con 6,539 casos según la proyección con los datos de INEGI, (frente a 5,508 registrados por el SESNSP); en tercer sitio se ubicaría Baja California, con aproximadamente 6,124 casos (frente a 5,904 del SESNSP); en cuarto lugar Guerrero, con 5,672 casos (frente a 5,300 del Secretariado Ejecutivo); y en quinto sitio Chihuahua, con 4,988 casos (frente a 4,557 del SESNSP).
Ahora bien, es de destacarse igualmente la enorme diferencia que hay entre Guanajuato, ahora la entidad más violenta de México, frente a Chihuahua, que está en quinto sitio; pues si se comparan las cifras del periodo señalado, la diferencia es de 1,571 homicidios dolosos en sólo dos años con dos meses, es decir, 60 homicidios más por mes entre ambas entidades, del 2017 a febrero de este 2019.
De igual forma, si se compara a Guanajuato, con su antítesis, que es Yucatán, la cual registra los indicadores de mayor paz en el país, el dato es abismal, pues la diferencia es, en términos porcentuales, 5,800% mayor en Guanajuato respecto de lo que ocurre en aquella entidad del Sureste Mexicano; y expresado en proporciones, puede decirse que en Guanajuato hay 58 veces más homicidios que en Yucatán (113 frente a los 6.559 casos registrados en Guanajuato).
Como puede verse, no es exagerado sostener que el país se encuentra en llamas, y que Guanajuato es el nuevo infierno del territorio nacional.