Un sistema democrático está fundado en normas tanto constitucionales como legales que, entre otros aspectos, determinan las funciones del Estado y sus instituciones para hacer prevalecer un Estado de Derecho, buscar el bienestar de una sociedad ofreciéndole garantías y oportunidades. A la ciudadanía, por su parte, la dota de obligaciones y derechos; estos últimos son los que determinan el grado “democrático” de un sistema.
Escrito por: Fernando Díaz Naranjo
Una sociedad en un sistema democrático debe contar con estándares igualitarios entre hombres y mujeres, justicia equitativa entre los géneros, paridad de género en diversas disposiciones como son las representaciones políticas, en la integración de las administraciones públicas en los distintos órdenes de gobierno, en síntesis, una igualdad sustantiva que resulte en una mejor sociedad, en donde todas las voces y expresiones sean escuchadas por igual. Esto, amable lector, es un indicador, entre otros, de un sistema democrático.
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No obstante, históricamente en nuestro país, la mujer ha estado relegada, discriminada y hasta ha sufrido violencia de distintas formas a lo largo de su vida. Así, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, del INEGI que presenta resultados obtenidos entre el 4 de octubre al 30 de noviembre de 2021, publicados a finales de agosto de este 2022, indica que 70% de las mujeres de 15 años y más han experimentado, al menos un caso de violencia a lo largo de su vida, es decir, alrededor de 50.5 millones de mujeres.
Entre los diferentes tipos de violencia contra las mujeres destaca la psicológica (51.6%), seguida de la violencia sexual (49.7%) y la violencia económica, patrimonial y/o discriminación (27.4%).
El INEGI reporta de igual forma, datos respecto al ámbito de ocurrencia de la violencia que sufren las mujeres, es decir, escolar, laboral, comunitario y de pareja. En el ámbito escolar el 32.3% de las mujeres que han asistido a la escuela experimentó algún tipo de violencia, destacando la física (18.3%), seguida de la violencia sexual (13.7%).
En el ámbito laboral, en donde las mujeres se desenvuelven profesionalmente, la ENDIREH 2021 señala que de las aproximadamente 25.2 millones de mujeres que trabajaron de octubre de 2020 a octubre de 2021, el 27.9% experimentó algún tipo de violencia destacando la discriminación laboral (18.1%), seguida de la violencia sexual (14.4%), violencia psicológica (12.2%), y violencia física (1.9%).
En el ámbito comunitario el INEGI revela que, de mismo periodo apuntado anteriormente, 11.3 millones de mujeres experimentó algún tipo de violencia destacando la violencia sexual (20.2%) como la de mayor prevalencia. La Ciudad de México y el Estado de México, son las entidades federativas con los índices más altos de este tipo de violencia a lo largo de la vida de las mujeres de 15 años y más; 60.9% y 58.5%, respectivamente.
Respecto al rubro familiar, sobresale la violencia psicológica (9.2%) como la de mayor prevalencia, seguida de la violencia económica o patrimonial (3.1%), la física (3.0%) y finalmente la violencia sexual (1.7%). Las personas identificadas como las más agresoras se encuentran justamente en el núcleo familiar; hermanas y hermanos, padre y madre.
Finalmente, en el ámbito de las relaciones de pareja la ENDIREH 2021 estima que 47.3 millones de mujeres de 15 años y más (93.7%) han tenido una relación de pareja de donde alrededor del 40% experimentó algún tipo de violencia; de octubre de 2020 a octubre de 2021, el 20.7% experimentó algún tipo de violencia con su pareja.
Estos resultados demuestran que falta mucho por hacer para poder contar con una sociedad plenamente igualitaria en donde las mujeres gocen de los mismos derechos de los hombres, con lo que lograríamos una sociedad más justa y equilibrada; reconocimiento pleno de todos los sectores de la población, así como fortaleceríamos el ingrediente fundamental de todo sistema democrático: la participación de la ciudadanía en igualdad de condiciones.
Mucho queda por hacer tanto para el gobierno, por parte de los órganos legislativos, las instituciones del Estado mexicano y de la sociedad misma, de lograr un pleno reconocimiento de la mujer, estaremos reconociéndonos nosotros mismos y dejaremos una mejor sociedad para las futuras generaciones.
Vale la pena revisar este muy interesante estudio de forma completa, o al menos el comunicado de prensa número 485/22 publicado el 30 de agosto, link
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