De acuerdo con la campaña de prevención del #COVID-19 que se encuentra en todos los medios de comunicación, emitida por la Secretaría de Salud del Gobierno de la República, la principal recomendación que se está haciendo a la población nacional es lavarse constantemente las manos con agua y jabón; y en caso de no tener esa posibilidad, limpiarse con gel antibacterial que contenga alcohol, al 70%. Lo que no se ha considerado al respecto es que hay millones que no podrán lavarse las manos.
Sigue a los autores en Twitter: @MarioLFuentes1 y @saularellano
El hecho de que hay millones que no podrán lavarse las manos es un factor que probablemente incidirá en la diseminación del #Covid-19; y esto es así por una razón simple: no tienen acceso al agua en sus viviendas; y aún las que disponen de tubería al interior de sus instalaciones, no reciben el agua de manera diaria.
Los datos de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares (ENIGH, 2018), que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) levanta de manera bienal, permiten tener dimensión de la gravedad de esta problemática ante la pandemia que estamos enfrentando y que requiere, para evitar su propagación acelerada y masiva, de evitar el contacto personal, sí, pero también de hábitos y prácticas de higiene que no todas las personas podrán implementar.
En efecto, en el módulo de viviendas de la citada encuesta, en el 2018 había en el país un total de 34.15 millones de viviendas habitadas; de ellas, únicamente en 25.31 millones se disponía de agua al interior de sus edificios; es decir, apenas el 70.3% del total nacional.
Frente a ese dato, es importante decir que las desigualdades regionales son muy relevantes, y que, en aquellos territorios con mayor proporción de personas en pobreza, es precisamente donde se tiene mayor carencia de esta infraestructura y, por lo tanto, del servicio de agua potable en todas las viviendas. Desde esta perspectiva, es importante considerar tanto números absolutos como relativos, pues ello da cuenta de cuántas personas tendrán dificultades para seguir las indicaciones del Sector Salud. Así, lo primero que debe destacarse es que hay 11 entidades con más de 200 mil viviendas en cada una de ellas, que carecen de agua entubada al interior de sus construcciones.
En orden descendente, las entidades con mayor número son: a) Estado de México, con 1.29 millones de viviendas con la característica mencionada; b) Veracruz, con 1.10 millones; c) Chiapas, con 773,514; d) Oaxaca, con 697,299; e) Puebla, con 692,591; f) Guerrero, con 646,870; g) Hidalgo, con 336,854; h) Michoacán, con 294,346; i) Guanajuato, con 263,830; j) Ciudad de México, con 260,884; k) Tabasco, con 252,158; l) San Luis Potosí, con 229,024; y, m) con 208,703.
A fin de dimensionar las diferencias regionales, es importante indicar cuáles son las entidades con mayor porcentaje de viviendas sin tubería para recibir agua en sus instalaciones: 1) Guerrero, con 66% de sus viviendas en esa condición; 2) Oaxaca, con 62.6%; 3) Chiapas, con 59.2%; 4) Veracruz, con 47.4%; 5) Puebla, con 42.6%; 6) Hidalgo, con 40.3%; 7) Morelos, con 37.7%; 8) Tabasco, con 35.9%; 9) Campeche, con 35.9%; y 10) San Luis Potosí con 30.7%.
El otro indicador a considerar en esta problemática es, que a pesar de que las viviendas tengan agua potable en su interior, en realidad no todas reciben el líquido todos los días, lo cual también limita sobremanera la posibilidad de tener agua suficiente para lavarse reiteradamente las manos con agua y jabón. De esta forma, de los 34.15 millones de viviendas del país, hay 11.85 millones que, o no tienen el servicio de agua entubada, o aun teniéndolo, no la reciben todos los días.
Las entidades con esa característica son: 1) Estado de México, con 2.10 millones de viviendas que no reciben agua a diario; 2) Puebla, con 1.17 millones; 3) Veracruz, con 1.061 millones; 4) Guerrero, con 840,962; 5) Chiapas, con 824,834; 6) Oaxaca, con 701,348; 7) Ciudad de México, con 622,599; 8) Michoacán, con 515,986; 9) Hidalgo, con 449,915; y 10) Morelos, con 405,873.
Nuevamente, con el propósito de dimensionar la magnitud de la problemática y del reto a resolver, es importante mostrar las diferencias regionales en lo que respecta al tamaño que tiene el rezago en las entidades con menor cobertura. Éstas son: 1) Guerrero, con 85.8%; 2) Baja California Sur, con 74.8%; 3) Morelos, con 73.3%; 4) Puebla, con 72.4%; 5) Chiapas, con 63.1%; 6) Oaxaca, con 62.9%; 7) Zacatecas, con 57.4%; 8) Hidalgo, con 53.9%; 9) Tlaxcala, con 53.5% y 10) Nayarit, con 51.8%.
Frente a lo anterior, el Gobierno de la República y los de los estados y municipios, deberían establecer un convenio emergente para garantizar el derecho humano de acceso al agua limpia. Hacerlo no sólo permitiría enfrentar este tipo de emergencias, sino ante todo, evitar enfermedades y muertes evitables de miles de niñas y niños que todos los años fallecen, de manera injusta y monstruosamente innecesaria, por diarrea, gripe o enfermedades intestinales provocadas por parásitos. Ese no es un país de bienestar, y puede lograrse relativamente rápido en el abatimiento de rezagos inaceptables.
También puedes leer: Frente a la crisis, lo social es lo urgente
Este miércoles pasado tuve la oportunidad, por invitación del Instituto Electoral del Estado de Guanajuato,…
Preocupante se ha vuelto el tema de los embarazos en adolescentes en Chiapas, debido a…
El Día Mundial de la Televisión, celebrado cada 21 de noviembre, es una fecha que…
El estado de Nuevo León, ubicado en el noreste de México, es conocido por su…
La reciente reelección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos es un hecho…
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) presentó, en el marco de…
Esta web usa cookies.
Ver comentarios