por Ismael Aguilar / José de Jesús Salazar
Una mirada más cercana a las realidades de las ciudades mexicanas comúnmente consideradas competitivas, como Monterrey y su zona metropolitana, muestra claroscuros y contrastes entre la modernidad y el atraso. De no atenderse, estos rezagos terminarán por afectar al proceso mismo de generación de riqueza, y al final de la propia competitividad de la ciudad
En el modelo económico dominante –capitalismo y su expresión en la aparente libre competencia coexisten el aumento de la riqueza en unas cuantas manos y la creciente marginación y desigualdad que afecta a las grandes masas de población. Hoy no se habla de la ciudad feliz, sino de la ciudad competitiva, suponiendo tácitamente que esta cualidad le llevará a aquel fin. Ni siquiera se establece claramente la causalidad entre competitividad urbana y, para expresarlo en términos más acotados, desarrollo económico, entendido éste como un mayor bienestar de las personas.
En México, donde el 80% de la población reside en ciudades (IMCO, 2014), los especialistas en el tema de competitividad han hecho importantes esfuerzos por definir la ciudad competitiva y por obtener un indicador que muestre su nivel y evolución en las ciudades del país. En este sentido, tanto el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), como el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), consideran que el reflejo de la cualidad competitiva de una ciudad es su capacidad de creación de riqueza y empleo, así como de atracción y retención de inversión y talento.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, cuenta con un sistema de acceso libre, OCDE Regional Well Being, que permite conocer niveles de bienestar para 363 lugares, ciudades y estados dentro de sus países miembros; los conceptos que contempla son muy similares a aquellos que consideran los índices de competitividad. Competitividad y bienestar parecen converger hacia un mismo concepto.
Sin embargo, una mirada más cercana a las realidades de las ciudades mexicanas comúnmente consideradas como competitivas –como Monterrey y su zona metropolitana– muestra claroscuros, contrastes entre la modernidad y el atraso. Este acercamiento social a la Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM) –y los fuertes rezagos que se registran– pudiera causar extrañeza en círculos externos, generalmente más propensos a pensar en las dimensiones avanzadas de la metrópoli –y que ciertamente tiene–. De no atenderse, estos rezagos terminarán por afectar el proceso mismo de generación de riqueza y al final de la competitividad misma de la ciudad. Al ser la ZMM un pilar económico para el país, esta desatención también afectará a la competitividad de México.
El Monterrey competitivo
Si bien con menos fuerza que hace unos cuantos años, Monterrey sigue un referente nacional y latinoamericano de modernidad y empuje económico. Las revistas de economía y finanzas latinoamericanas como América Economía, o internacionales como Fortune, así como prensa internacional como el Financial Times, se han referido a la ciudad como un muy buen lugar para hacer negocios, a pesar incluso del clima de inseguridad de hace unos tres años. Nacionalmente, estudios sobre competitividad –como los realizados por el CIDE o el IMCO– generalmente ubican a Monterrey y su Zona Metropolitana en las primeras posiciones. Con un clima de relativa mayor seguridad, la inversión extranjera ha ampliado sus inversiones en la entidad. La llegada de la coreana KIA Motors es un ejemplo ilustrativo.
Indudablemente, la ciudad goza de varias ventajas y ha logrado capitalizarlas en un proceso acumulativo que ha implicado varias décadas: buena posición geográfica en relación con los Estados Unidos (con Texas, especialmente); calidad emprendedora; una masa crítica de universidades que garantiza recursos humanos altamente calificados; capacidades tecnológicas y de innovación; servicios médicos especializados. La ciudad goza de una buena conectividad área nacional e internacional. Recientemente se ha inaugurado el vuelo directo Monterrey-Tokio, como fiel reflejo de los lazos económicos entre la metrópoli y el lejano oriente. La oferta cultural, de espectáculos, y de negocios es muy significativa y se ha convertido también en un referente nacional. En términos de recreación, el Canal Santa Lucía y el Parque Fundidora muestran a un Monterrey moderno, de avanzada.
Monterrey ocupa una posición privilegiada en la ruta del comercio entre México y los Estados Unidos. Más particularmente, sus relaciones económicas con Texas datan de muchas décadas anteriores a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). No sorprende que la ZMM, ante el papel que juega como articulador de la economía del Noreste de México, sea señalada como uno de los grandes espacios que se han beneficiado del TLCAN.
El Monterrey con atraso social
Si bien a nivel de cohesión social la ZMM presenta niveles superiores a los del país, en lo referente a la pobreza la ciudad mantiene características que son muy preocupantes, especialmente las referidas a la tendencia laboral, la que a su vez parece mantener lazos estrechos con la inseguridad. La ZMM está integrada por 13 municipios (INEGI, 2012a). En 2010 se asentaba el 88.2% de la población del estado de Nuevo León en la ZMM, la cual, de acuerdo con CONEVAL, presenta un alto nivel de cohesión sociaI (I), así como polos de baja Marginación (II) en todos y cada uno de sus municipios.
Entre 1990 y 2010 la pobreza se redujo en 10 de los 13 municipios de la ZMM, los que la vieron incrementada fueron Monterrey, San Pedro Garza García y San Nicolás de los Garza. Ello significó también que en este lapso la ZMM experimentara poca mejoría en la proporción de personas en pobreza con respecto al total; sólo se dio una pequeña baja en el grupo en pobreza alimentaria.
En este sentido, el caso del estado de Nuevo León es preocupante, dado el rápido crecimiento del grupo de hogares a los cuales no alcanza con el ingreso laboral para satisfacer sus necesidades alimenticias (III), la entidad es la segunda con mayor crecimiento en el índice de tendencia laboral de la pobreza, que en el periodo del primer semestre de 2005, al segundo de 2014, ha crecido un 99.1%, comparado con el nacional que lo ha hecho en 19.7%. Dada la alta concentración poblacional de Nuevo León en la ZMM, estos datos son muy reveladores y preocupantes.
La resistencia mostrada por los niveles de pobreza en la ZMM y la desigualdad aún imperante son un marco propenso para el surgimiento de hechos delictivos. En este sentido, no es de extrañar que el indicador de bienestar regional de la OCDE evalúe con 0.0 el rubro de seguridad para el estado de Nuevo León, esto en una escala de 0 a 10, donde 10 es la situación de mayor seguridad. Igualmente, la tasa de prevalencia delictiva (INEGI, 2011, 2012b, 2013 y 2014) del estado de Nuevo León, ha sido más elevada que la tasa promedio nacional en tres de los cuatro años en que ha sido calculada.
Además de este rostro con rezagos sociales, la ZMM muestra deficiencias en su funcionalidad metropolitana que comprometen la posición competitiva de la ciudad –como la entienden el IMCO y le CIDE– y afectan el bienestar de sus habitantes. Entre estas deficiencias están las siguientes: un proceso de urbanización anárquico que le cae bien a la voracidad de los constructores y es propenso a la corrupción; un sistema de transporte público y vialidad que dejan mucho que desear; una ciudad con lo que quizás sea el aire más contaminado del país; aun lluvias moderadas y de corta duración pueden desquiciar la urbe, ante una infraestructura de drenaje pluvial con un rezago de ya casi 20 años. A más de cuatro años de la presencia del huracán “Alex”, las principales avenidas de la ciudad –Constitución y Morones Prieto– siguen acusando las huellas del huracán en trabajos costosos y cuya calidad no ha sido tan satisfactoria. “Ciudad enferma” es como intitula la revista local Residente, de septiembre 2014, a Monterrey. Columnas de opinión recientes en la prensa local también dan cuenta de estas preocupaciones con esta cara menos brillante de Monterrey (IV), que no se corresponde con esa imagen de ciudad avanzada que usualmente transmite Monterrey a México y al resto del mundo.
Conclusiones
En las conclusiones de un trabajo escrito hace 10 años se sostenía que las exigencias sobre competitividad económica estaban ejerciendo muchas presiones sobre cómo se abordaba el espacio en las estrategias nacionales de desarrollo en general y en torno a la cuestión metropolitana en particular se urgía la implementación de estrategias metropolitanas más inteligentes (Aguilar Barajas, 2004). También se concluía textualmente que a la par de su peso y relevancia económica nacional y su cara moderna, Monterrey y su área metropolitana también arrastraba una carga muy pesada de problemas que de no atenderse podían comprometer la posición competitiva de la metrópoli en el contexto regional, nacional e internacional (p. 257). Esta desatención, se expresaba, podía derivar costos financieros, sociales, políticos y ambientales, en una escala que podía resultar inmanejable. Diez años después se confirma la urgente necesidad de diseñar mejores políticas de gestión metropolitana.
Si el estilo de urbanización refleja el grado de competitividad y, más comprensivamente, de desarrollo de una metrópoli, es claro entonces que en el caso de la ZMM hay mucho por hacer. Esta colaboración sugiere que es demasiado riesgoso que las tareas correspondientes sigan esperando hasta mañana.
Notas:
I. Los índices de cohesión social integran 4 elementos: Coeficiente de Gini, razón de ingreso, grado de polarización social e índice de percepción de redes sociales, el detalle metodológico de su construcción puede consultarse en CONEVAL, medición de la pobreza.
II. Un polo de baja marginación es aquel lugar donde más del 70% de la población exhibe un grado de marginación bajo o muy bajo. (Ver CONEVAL, medición de la pobreza).
III. Ver CONEVAL, índice de la tendencia laboral de pobreza. (Ver CONEVAL, Índice de tendencia laboral de la pobreza).
IV. Veánse, por ejemplo, El Norte, 18 y 19 de octubre, 2014, páginas 7 y 6, respectivamente. En sus contribuciones Celina Canales intitula su opinión “De Monterrey a Montepeor”, Sandrine Molinar como “Regios, ¿qué queremos?”
Ismael Aguilar Profesor Titular del Departamento de Economía en el Tecnológico de Monterrey. Es Ingeniero Civil por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo; Maestro en planeación regional y urbana; y Doctor en Economía por la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres. Es miembro del SNI, Nivel 2. José de Jesús Salazar Profesor Titular del Departamento de Economía en el Tecnológico de Monterrey. Es Licenciado en Economía y Maestro en Ciencias de la Administración por el Tecnológico, así como Maestro en Economía y Doctor en Ciencias Sociales por el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Es editor de la Revista Estudiantil de Economía y miembro del SNI, Nivel 1. |
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