En el ámbito de lo social, todo estancamiento debe ser considerado como equivalente a un retroceso, pues genera efectos que no son reparables. Los casos más extremos se encuentran en la mortalidad evitable, y más aún, cuando se trata de niñas, niños y adolescentes.
Escrito por: Mario Luis Fuentes
En la presente administración, hay dos rubros que son sumamente graves, pues implican la muerte de centenares de niñas y niños, las cuales pudieron haberse vitado de haber destinado los recursos disponibles para garantizar lo que establece la Constitución en materia de derechos de este grupo de población.
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La mortalidad infantil es un concepto que designa la proporción de niñas y niños que fallecen antes de cumplir su primer año de vida, por cada mil nacidos vivos. Es un indicador síntesis de las condiciones generales en que viven las infancias en un país, y en el caso del nuestro puede sostenerse que son dramáticas.
De acuerdo con los datos del Quinto Informe de Gobierno, a lo largo de los cinco años que lleva la presente administración se ha tenido un avance prácticamente nulo en la reducción de la mortalidad infantil, estancamiento que viene desde la administración previa. En efecto, en el año 2013, el primero de la administración de Peña Nieto, la Tasa de Mortalidad Infantil (TMI) fue de 14.4, llegando en 2018 a un nivel de 12.9.
En contraste, en 2019 la tasa creció a 13.1; en 2020 se ubicó en 12.3; en 2020 creció otra vez a 12.7; mientras que los datos preliminares y de estimación preliminar son de 12.3 y 12.1 para los años de 2022 y 2023, respectivamente.
El otro rubro en el que en esta administración se registra un severo y preocupante estancamiento es el de la mortalidad de menores de cinco años por enfermedades diarreicas. Al respecto, en el quinto Informe presidencial se consigna que en 2010 el indicador fue de 10.1 por cada 100 mil en el grupo de edad., mientras que el sexenio cerró con un indicador de 5.4 en el año 2018.
Por su parte, en el año 2019 la tasa creció a 6.6; bajó a 6.2 en 2020; pero creció nuevamente a 6.8 para el año 2021, con estimaciones preliminares de 6.6 para los años 2022 y 2023.
Asimismo, en lo que respecta a la mortalidad por deficiencia nutricional, esta es la administración en que menos se ha avanzado en las últimas décadas. En efecto, según el propio Informe de Gobierno, en 2021, la tasa de mortalidad de menores de 5 años por la causa señalada fue de 5.2, reduciéndose a 2.8 en el 2018. En contraste, para el 2019 se mantuvo en el mismo nivel; manteniéndose en 2.0 del 2020 al 2022, y con una estimación preliminar de 1.8 para el 2023, cifra que deberá confirmarse en su momento.
De acuerdo con el INEGI, en el año 2021 fallecieron en México 19,319 niñas y niños menores de un año. De ellas, entre las causas prevenibles y evitables se encuentran 513 defunciones por accidentes. 450 por influenza y neumonía; 345 por enfermedades infecciosas intestinales; 105 por desnutrición y otras deficiencias nutricionales; 61 por homicidios; y 52 por infecciones respiratorias agudas.
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