Entrevista

Los datos sobre homicidios son alarmantes, pero podrían ser peores

México Social ha documentado sistemáticamente, desde hace tres años, la imparable tendencia creciente de violencia en México. En nuestros análisis hemos detectado inconsistencias e irregularidades en el registro de los datos sobre las muertes accidentales y violentas, bajo la premisa de que la realidad es aún peor. Para despejar dudas Saúl Arellano, director editorial de México Social, entrevistó al doctor Edgar Vielma (@EdgarVielmaEVO), director general de Estadísticas Sociodemográficas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), quien nos explica y confirma cifras realmente preocupantes.


Sigue a los autores en Twitter: @MarioLFuentes y @saularellano

Panorama de la mortalidad

Saúl Arellano (SA): Doctor Vielma, es un gusto conversar nuevamente contigo. Quisiera, para comenzar, que puedas resumir el contexto general de las cifras que INEGI dio a conocer recientemente sobre las estadísticas de mortalidad, en su actualización definitiva respecto de 2018.

Edgar Vielma (EV): Claro que sí, Saúl, es un gusto igualmente conversar otra vez contigo y por tu conducto, con las y los lectores de México Social.

Lo primero que te diría es que tener certidumbre de la información sobre las defunciones permite observar que existe una fortaleza general de las estadísticas vitales en México. Y en eso el INEGI ha ido fortaleciendo cada vez más sus métodos, técnicas y capacidades institucionales. Te diría a partir de esto, lo siguiente:

  1. Las principales causas de muerte, en lo general, son las vinculadas a la edad, debido al envejecimiento de la población que se vive actualmente en el país, y a la transición epidemiológica. La mayor carga de mortalidad se encuentra ya desde hace al menos una década, en las enfermedades crónico-degenerativas, desplazando a las enfermedades transmisibles.
  2. Respecto de las muertes accidentales y violentas, que es el tema central de interés de ustedes para esta entrevista, hay que destacar el dato relativo a que quienes fallecen por esas causas son mayoritariamente hombres cuya edad se encuentra entre los 15 y los 44 años, y que este dato triplica la cifra de muertes de mujeres en este rango de edad por las mismas causas.
Edgar Vielma, director general de Estadísticas Sociodemográficas del INEGI

Estamos envejeciendo

El pasado 03 de octubre del 2019, el INEGI publicó su comunicado de prensa 538/2019, relativo a la actualización de las estadísticas vitales y, particularmente, en lo relativo a la mortalidad general en el país. De acuerdo con este documento, de las 722,611 defunciones registradas durante 2018, el 56.4% fueron de hombres y el 43.5% de mujeres.

En nueve de cada 10 casos (88.4%), las muertes fueron por enfermedad y problemas relacionados con la salud, y en el resto, por causas externas de mortalidad. Los homicidios son ya la quinta causa de muerte específica entre la población mexicana, con 36,685 casos en 2018; pero la cuarta causa de muerte en hombres, entre quienes se registraron 32,765 decesos por lesiones intencionales.

Para Edgar Vielma, esto se debe a lo siguiente: “Está aumentando el registro de muertes por edad, porque estamos envejeciendo como nación; se ha incrementado el número de casos de padecimientos como enfermedades del corazón y diabetes, consecuencias ambas de la transición demográfica y epidemiológica por la que atraviesa nuestro país”.

La tasa nacional de defunciones durante el año pasado fue de 58 por cada 10,000 habitantes. Las entidades que registraron las tasas más elevadas fueron: Ciudad de México (85), Chihuahua (66) y Colima (63), mientras que los estados con las tasas más bajas fueron Quintana Roo (43), Estado de México (45) y Baja California Sur (46).

Hombres: víctimas de muertes violentas

México Social ha documentado no solo la discrepancia entre los datos del INEGI y los del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública; en los últimos cinco años, la diferencia entre las estadísticas de ambas instituciones es de un promedio anual de aproximadamente 9% más en los registros del INEGI, respecto de los del Secretariado Ejecutivo. ¿Cuál es la razón de una diferencia tan importante?, se le consulta al doctor Vielma, quien explica lo siguiente:

“La razón fundamental para esta discrepancia se encuentra en las fuentes de información que utilizamos ambas instituciones. El Secretariado Ejecutivo se basa fundamentalmente en los registros que cada una de las fiscalías o procuradurías estatales integra en sus carpetas de investigación. Por nuestra parte, además de esos registros, utilizamos otras fuentes: 1) certificados de defunción de la Secretaría de Salud; datos del registro civil, así como datos de los Servicios Médicos Forenses de cada uno de los estados de la República. Esa información se revisa a detalle, se eliminan inconsistencias o duplicaciones, se calibra y se llega a un resultado definitivo”.

Es de destacarse que, de acuerdo con el boletín del INEGI, poco más de una de cada 10 muertes en México (11.6%) se debe a una causa externa (accidentes, homicidios y suicidios).

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Cifras “sospechosas”

SA: ¿Cómo se desagrega esta información por sexo?

EV: “En el caso particular de las muertes accidentales y violentas, en el rango de 15 a 44 años, los fallecimientos de hombres triplican los de las mujeres, lo que nos ha sorprendido mucho”.

Además de la diferencia en número y magnitud que existe en lo relativo a los homicidios intencionales, entre las cifras del INEGI y del Secretariado Ejecutivo, México Social detectó en el boletín del INEGI, que hay una categoría denominada como “Muertes por intencionalidad no determinada”. Se trata en esencia, de defunciones por causas violentas, pero cuya causa específica no fue consignada por los médicos legistas.

Esta condición se puede deber a dos razones fundamentales: a) o hay un error u omisión en el registro administrativo que proviene de los estados, o b) hay una deliberada acción de las entidades responsables de certificar y registrar las defunciones, para ocultar o “maquillar” las cifras sobre violencia en el país. Si fuese esto segundo, sería un asunto de auténtico escándalo.

SA: Doctor Vielma, ayúdanos a entender qué está pasando con esta cifra. ¿Qué nos muestra?

EV: Efectivamente, el hallazgo que ustedes realizaron sobre las muertes accidentales y violentas es importante en términos de la composición de las estadísticas de mortalidad. Déjame explicarte con mayor detalle de qué se trata: en el apartado de muertes “accidentales y violentas”, el Instituto presenta por primera vez las cifras por entidad de los fallecimientos clasificados como “eventos de intención no determinada”, los cuales definen como aquellos en los que “el certificante manifiesta carecer de elementos para clasificarla como accidente, homicidio o suicidio”.

De esta forma, durante 2018, tuvieron lugar en el país los ya mencionados 36,685 homicidios, además de 34,589 accidentes y 6,808 suicidios. Pero también ocurrieron 5,556 eventos de intención no determinada y 112 fallecimientos por “otras causas externas”. Es decir, en los que no se tienen elementos suficientes para ser clasificados en alguna de las categorías previas. 

Las muertes accidentales y violentas son más entre los hombres

EV: Me preguntabas hace un momento cómo se desagregan estos datos por sexo, y lo que el INEGI ha registrado es que la proporción de las muertes accidentales y violentas es mucho mayor en hombres que en mujeres, pues entre ellos ocurren: 89.3% de los homicidios, 83.5% de los decesos en eventos de intención no determinada, 81.4% de los suicidios y 76.8% de los fallecimientos por accidentes.

Asimismo, es importante señalar que en prácticamente dos de cada 10 eventos de intención no determinada (el 17.7% de las muertes), el medio o instrumento de la agresión fue un arma de fuego o un arma blanca.

Debo decirte, además, que las entidades donde el evento de defunción no determinada ha crecido significativamente son la Ciudad de México, el Estado de México, Jalisco, Michoacán, Guanajuato y Veracruz. 

Guanajuato, en la mira

El caso de Guanajuato es particularmente interesante, al menos desde el punto de vista de la estadística -las otras conclusiones deberán obtenerse por expertas y expertos con estudios de mayor profundidad sociológica o criminológica-. En esa entidad, está dando un fenómeno de incremento de homicidios; y en 23% de los eventos de intención no determinada participó un arma de fuego, mientras que en estados donde no hay tanto problema de inseguridad la proporción es de 7% o menos. Llama mucho la atención que, en los estados como Tabasco, Quintana Roo, Michoacán, Guanajuato, Durango, Ciudad de México, Colima, Coahuila o Baja California, donde se están disparando los homicidios, se está clasificando en los registros administrativos como ‘indeterminada’ la muerte de las personas que fallecieron por arma de fuego”.

En esa entidad, está dando un fenómeno de incremento de homicidios; y en 23% de los eventos de intención no determinada participó un arma de fuego, mientras que en estados donde no hay tanto problema de inseguridad la proporción es de 7% o menos. Llama mucho la atención que, en los estados como Tabasco, Quintana Roo, Michoacán, Guanajuato, Durango, Ciudad de México, Colima, Coahuila o Baja California, donde se están disparando los homicidios, se está clasificando en los registros administrativos como ‘indeterminada’ la muerte de las personas que fallecieron por arma de fuego”.

Te puede interesas: “Guanajuato Vs Sinaloa, 278% más muertos”

INEGI y el sistema nacional de información estadística

En México Social hemos insistido en la necesidad de generar un proceso de “conciliación estadística” entre las cifras del Poder Judicial y el registro administrativo del INEGI, que permita mejorar y robustecer las estadísticas relativas a la mortalidad violenta en el país. En la entrevista, se le consultó igualmente al Dr. Vilema sobre este tema, quien apuntó:

E.V. “Efectivamente, en el Sistema Nacional de Información Estadística, que por mandato constitucional y legal coordina el INEGI, hemos convocado a todos los espacios institucionales del Estado mexicano para robustecer los registros administrativos y mejorar las estadísticas nacionales, y el caso del Poder Judicial no es la excepción, y en el cual hemos encontrado total apertura y disposición por avanzar en ese sentido. Para ilustrar la relevancia de lo que me preguntas, te diría que efectivamente, algo que a los ojos del médico pudo haber sido un homicidio, cuando se investiga por parte de una Fiscalía, se puede determinar que fue un accidente o viceversa; el certificado que llena un médico legista no tiene implicaciones judiciales, sino que tiene que se ve desde el enfoque de la salud, no desde el enfoque de la justicia. Desde ahí se abre la gran brecha de análisis y sobre la cuál es relevante avanzar.”

Saúl Arellano

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