“Nunca he obedecido mandatos”
Francesca Gargallo
En los últimos años, el Dia Internacional de la Mujer ya no se conmemora sólo desde la sociedad civil o de las instituciones públicas, sino desde las instituciones privadas. Eso significa que se ha extendido la convicción de que la sociedad tiene que ser igualitaria. Pero, en lo hechos ¿Qué sucede con las oportunidades de trabajo para las mujeres ? El primer dato que demuestra la desigualdad laboral de éstas es el de la Tasa de participación laboral.
Escrito por: Ruth Zavaleta
De acuerdo con los datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), hasta el último trimestre del 2021, la Población Económicamente Activa (PEA) total es de 98, 484,352, de los cuales, 46,539,862 son hombres y 51,944,490 son Mujeres. A pesar de que las mujeres son mayoría, la tasa de participación laboral es de 44.7% mientras que la de los hombres es de 77.2%.[1]
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Otros hallazgos que tenemos, a partir de esos datos, es que los porcentajes entre los ocupados y desocupados de forma proporcional son muy parecidos entre hombres y mujeres (lo que quiere decir que se acentúa la desigualdad de ellas); que los salarios de quienes tienen un trabajo formal se concentra en un alto porcentaje entre los que ganan dos salarios mínimos (en el nuevo informe del INEGI, creció el porcentaje de los que ganan solo un salario y disminuyeron los que ganaban dos o tres); y, que la gran mayoría de la población ocupada, lo está en trabajos informales sin prestaciones de seguridad social.
En conclusión, podemos decir que la gran mayoría de la población con participación laboral tiene trabajos muy mal pagados y sufre de pobreza laboral, pero que las mujeres son las más afectadas porque más de la mitad en edad laboral ni siquiera tiene acceso al trabajo. La realidad empeora si buscamos descubrir en dónde se concentran los empleos más mal pagados, informales y sin seguridad social. Es entonces cuando vamos a descubrir la verdadera tragedia de las mujeres pobres del país.
Con base en los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), el impacto negativo de la pandemia originó que el porcentaje de la población con ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria (pobreza laboral) alcanzara su mayor nivel en el cuarto trimestre de 2020 (46.0%). Tomando como base ese dato, tenemos que, a finales del 2021, algunos Estados de la República lograron disminuir su porcentaje, pero los más pobres lo incrementaron. Los Estados en donde se incrementó el porcentaje de la población con mayor pobreza laboral fueron: Chiapas (68.5 -69.3) Oaxaca (63.9 – 64) y Guerrero (63.6 – 63.8)[2].
Otro dato que no es menor, es que los tres Estados, junto con Puebla, Veracruz, Yucatán e Hidalgo, concentran la mayor población de lengua indígena: Chiapas: 1,387,295; Oaxaca: 1,193,229; Guerrero: 495,585; Veracruz: 650,507; Puebla: 604,471; Yucatán: 520,580; Hidalgo: 356,950.[3] Esto quiere decir que en los Estados donde viven las comunidades indígenas son los más afectados por la desigualdad laboral. Incluso, el mismo CONEVAL en su análisis trimestral, concluyó que en el cuarto trimestre del 2021, el ingreso laboral real promedio del total de la población ocupada que reside en municipios indígenas fue de $3,051.90 al mes, lo que representó poco menos del doble (2.1 veces) del ingreso real de los ocupados residentes en municipios no indígena que fue de $6,548.46 al mes. Esto resulta sumamente grave para la población más pobre del país.
¿Qué de extraordinario se ha hecho para poder remontar esta situación para las mujeres más pobres del país desde las legislaturas de la paridad? Muy poco. Incluso, el presupuesto para impulsar acciones desde la Secretaría de Economía para esta población, fue recortado totalmente desde el 2018. De esta forma, aun cuando se ha tenido un importante avance legislativo para garantizar la participación de las mujeres en los espacios de poder político, esto no ha impactado en una mejoría en las condiciones laborales de las mujeres en México. Muy concretamente, sobre lo laboral, desde el 2018 se aprobaron dos reformas:
Respecto a la población beneficiaria de esta segunda reforma, tenemos que, el total de trabadores del hogar hasta finales del 2021 era de 2,024, 298 mujeres y 207,703 hombres. De éstos, según un boletín de prensa conjunto de las secretarias del trabajo y del Seguro social, hasta marzo del año pasado, los empleadores habían registrado al padrón del IMSS sólo 27 mil personas (objetivo principal de la reforma).
Lamentablemente, el análisis del CONEVAL señala que, del total de personas trabajadoras del hogar remuneradas en ese mismo periodo de tiempo, 15.6% se encontraban en situación de pobreza laboral, es decir, su ingreso fue menor al costo de la canasta alimentaria, entonces, muy pocas mujeres han tenido el beneficio de la reforma, pero, además, los salarios en ese sector son de los peores.
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¿Qué se necesita para remontar esta situación?
[1][En Línea], https://datos.gob.mx/busca/organization/stps [Consulta 4 de marzo del 2022]
[2][En línea], https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/ITLP-IS_pobreza_laboral.aspx [Consulta: 4 de marzo del 2022]
[3][En línea], https://www.inegi.org.mx/temas/lengua/[Consulta 4 de marzo del 2022]
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