Miles de niños migrantes de Honduras, Guatemala y El Salvador cambiaron sus sonrisas por emprender, de la mano de sus padres, o solos, el viaje en el tren, en “La Bestia”, el único transporte que los lleva a un lugar mejor para vivir, huyendo de la amenaza de un porvenir de miseria.
Un reportaje de Radio Universidad Tlaxcala
Es un viaje sin retorno en el que se arriesga todo, hasta la vida de los hijos. Es el hambre, la desesperación o la esperanza de encontrar un futuro mejor lo que hace que el viaje sea en compañía de seres queridos, que no puedes dejar porque tal vez no los vuelvas a ver.
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La jefa de Protección de la Infancia del Unicef-México, Dora Giusti, señaló de octubre de 2018 a febrero de 2019, los flujos de niños migrantes han aumentado significativamente.
Dijo que el Instituto Nacional de Migración ha detectado 14 mil niñas y niños migrantes que han cruzado la frontera sur, los cuales están expuestos a algún tipo de violencia. Un 27% de estos niños migrantes viajaban sin compañía.
Asimismo, Sergio Luna, director del albergue “La Sagrada Familia” reveló que en lo que va del año han atendido a 3,200 migrantes. De ellos, el 6% son menores de edad que llegan con problemas respiratorios, gastrointestinales, deshidrataciones agudas e insolación, tras viajar cientos de kilómetros en los vagones del tren, o en ocasiones, por caminar hasta diez días de manera permanente.
El Instituto Nacional de Migración advirtió de un crecimiento en el flujo migratorio en el país. Ahora predominan las familias enteras con niños procedentes de Centroamérica que transitan por México.
Fotografía: Carmen Alcázar / Wikimedia Commons