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Nueva fuga al futuro

Pasaron las elecciones y no tardamos ni diez días en hacer una fuga al futuro. Esto es lo que estamos viendo: una elusión de la realidad y de nuestros grandes problemas para leerlos con la clave de la sucesión de 2024. Lamentable.

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El ejemplo más claro es la forma en que se trató el avance del dictamen técnico del desplome del Metro en Tláhuac. https://bit.ly/3gy6aG4  El adelanto aportó elementos para explicar tanto las fallas o causas inmediatas del desastre como los problemas de fondo, pero el comentario predominante fue si afectaba más o menos a tales o cuales aspirantes a la candidatura presidencial.

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De hecho, ya estábamos en esa dirección, en la fuga al futuro, desde que se impuso la idea de que la elección de 2021 era básicamente un referéndum que supuestamente decidiría la suerte del trienio 2022-2024.

La fuga hacia el futuro

Si la huida hacia delante nos sirviera para deliberar los retos de los años próximos y los que tenemos aquí y ahora, para discutir opciones y soluciones, esta euforia prematura por la próxima campaña presidencial sería bienvenida. Lo que sucede es lo contrario: provoca que de nuevo lancemos para no se sabe cuando los desafíos que tenemos enfrente.

La política democrática consiste “en racionalizar los problemas, para poder resolverlos”, escribió hace poco Javier Cercas. https://bit.ly/3gzP0bl Consiste en discutir basándose en razones y hechos clarificados. No estamos en esa circunstancia.

La elección mostró una vez más las fortalezas democráticas, la capacidad de organización para votar libremente, contar los votos y asignar y reconocer los triunfos de quienes ganaron. Lo que estamos viendo ahora es una cascada de equívocos, que propician más confusiones que certezas sobre el rumbo que seguirá el país.

Algunos ejemplos

Algunos ejemplos. En el transcurso de unos cuantos días, entre el 14 y el 16 de junio, recibimos como mensaje que no habrá una reforma fiscal, y, acto seguido, la señal fue que sí la habrá aunque sin nuevos impuestos ni aumentos de tasas, sino con un mayores esfuerzos de recaudación.

Muy bien por los ingresos tributarios adicionales gracias a los controles que se propondrán próximamente. De hecho ya viene ocurriendo, pues sobre todo las grandes empresas están pagando mejor que antes, aunque las tasas efectivas que pagan las empresas grandes son menores al 6%, según lo difundió el SAT, más pequeñas de lo que se sabía.

Los recursos adicionales, sin embargo, quedarán muy por debajo de lo requerido para enfrentar las urgencias sociales, sobre todo las sanitarias, y las económicas, principalmente las de inversión. Los doscientos mil millones de pesos adicionales, serán un alivio, no cabe duda, pero no resolverán la restricción hacendaria que padecemos. Ya en el futuro se verá qué hacer.

Mientras tanto, sigo con otro ejemplo, hacemos como si nuestro futuro económico estuviera resuelto, como si la reactivación ya nos hubiera colocado del otro lado de la crisis. No hablamos de la compleja perspectiva, sino de especulaciones sobre el próximo Secretario de Hacienda.

Las incógnitas

Se trata de un juego de adivinanzas: ¿qué acordó el siguiente titular de Hacienda con el Presidente, cómo es que dejó su empresa para aceptar un cargo donde quien sabe si le dejen hacer algo? Si habrá o no cambios en el programa económico parece ser lo de menos, cuando todo indica que en cuanto pase el repunte volveremos a la inercia de precariedades e insuficiencias, ahora agravadas por la crisis de la pandemia.

Habrá quienes asistan gustosos a las especulaciones anticipadas sobre el 2024, incluso quienes se diviertan y cultiven la adivinación. Que lo disfruten. Tendrán bastante materia lúdica, pues pronto vendrá una consulta con una pregunta ininteligible, y luego un referéndum. Quizá de eso se trate, de mantener la movilización para no moverse.

Mientras tanto, y en los mismos días de esta fuga al futuro y otras fugas y confusiones, recibimos información y conocimiento para “racionalizar los problemas”, como dice Cercas. El grupo EQUIDE, de la Universidad Iberoamericana, nos actualizó su encuesta sobre los efectos del Covid en el bienestar, y advirtió que los impactos sociales de la pandemia todavía no tocan fondo, que siguen afectando con severidad a la población, con mayor desigualdad y con profundos efectos sobre la pobreza, sobre todo de las mujeres. https://bit.ly/3iODz0N

La fragilidad de las redes de soporte social

Por su parte, el Instituto Nacional de Salud Pública entregó su nueva edición de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2020, ese extraordinario trabajo que tanto aporta al conocimiento público, y que adquirió más relevancia con el levantamiento en plena pandemia. https://bit.ly/3gF3p4E

Lo que revela esta investigación -no es una encuesta cualquiera- sobre nuestra condición nacional, de la fragilidad de las redes de soporte social, es tan relevante, que amerita una reflexión colectiva de la mayor seriedad. Junto con otros estudios sobre el Covid, debe ayudar a impedir el olvido prematuro al que, al parecer, estamos entrando sin saber aún las verdaderas dimensiones de la crisis de la pandemia.

Estos y otros trabajos documentan hechos y problemas, y son excelentes bases para pensar soluciones, para reorientar políticas y para hacerlo desde ahora, con todos los cambios que deban enfrentarse. Son elementos para evitar la fuga, la huida hacia adelante.

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Frase clave: Nueva fuga al futuro

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