Los resultados del reciente estudio sobre la obesidad presentado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) confirman la crisis que se vive en México en materia de salud pública, con los resultados consabidos respecto de la mortalidad: más de 105 mil defunciones por diabetes y más de 135 mil por enfermedades hipertensivas y del corazón
La OCDE estima que alrededor de 73% de las personas adultas en México viven con sobrepeso u obesidad (tres de cada cuatro), el indicador más alto para los países miembros de esta organización. Así, frente a esta problemática, sorprende la integración del Presupuesto de Egresos de la Federación de 2018; en primer lugar, por los recortes al sector salud, y por el diseño inercial que se decidió darle, lo cual, en sentido estricto y ante las tendencias observadas, en realidad constituye un retroceso.
De acuerdo con el Paquete económico 2018, y los dictámenes aprobados en la Cámara de Diputados el pasado 9 de noviembre, el presupuesto 2018 para la Secretaría de Salud tendría prácticamente el mismo monto que en 2017 y se estima sólo un crecimiento de 0.09% en su monto total.
La obesidad y el sobrepeso constituyen dos de las más perniciosas formas de la malnutrición. Y, en ese sentido, lo que debe comprenderse es que en sentido estricto no se está ante una cuestión sanitaria, sino ante uno de los problemas centrales del desarrollo, pues se asocia directamente a los determinantes sociales de la salud.
En efecto, la llamada vida sedentaria sí se vincula a prácticas y estilos de vida individuales, pero, sobre todo, a problemáticas sociales como la violencia, la inexistencia de sistemas de transporte público eficiente, la carencia de agua en millones de viviendas, la insuficiencia de parques, jardines y gimnasios públicos, así como otras agendas mayores como la fractura del sistema alimentario nacional.
Desde esta perspectiva, la obesidad se combate no sólo con más y mejor infraestructura médica, con más doctores, personal de apoyo y equipamiento hospitalario, sino con una política social integral que esté dirigida al cumplimiento estricto de los primeros cuatro artículos de nuestra Constitución: garantía del derecho a la igualdad, a la salud, a la educación, a la alimentación, al acceso al agua, a un medio ambiente saludable, a una vivienda digna, y todo ello respetando el principio del interés superior de la niñez.
Otro de los grandes problemas que deben resolverse en el corto plazo es cómo dotar al Estado de las capacidades necesarias para cumplir con sus responsabilidades. Y, ante ello, es oportuno señalar que en distintas dependencias, el comentario reiterado de funcionarios en todos los niveles es que están “sostenidas con alfileres”, pues no cuentan con el personal, los recursos materiales y técnicos, y en algunos casos ni con las instalaciones requeridas para atender el mandato legal que las rige.
Es cierto que el PEF 2018 permitirá mantener la disciplina fiscal y la estabilidad macroeconómica del país; sin embargo, ya es tiempo de evaluar si esta estrategia sigue siendo viable, pues en realidad se traduce en una automutilación del Estado en sus capacidades para generar bienestar y crecimiento económico equitativo sostenido.
Es importante decir también que de los 5.23 billones de pesos que integran al PEF 2018, hay una suma de 3.73 billones que forman parte del gasto programable y 1.50 billones de gasto no programable (pagos pendientes de años anteriores, gastos destinados al pago de deuda pública y recursos transferidos a estados y municipios).
El margen para el gobierno, como puede verse, en realidad se encuentra sumamente acotado; el tiempo para el cierre de la administración es breve, y las angustias y necesidades de la población, mayores.
Actuar con audacia en este escenario es un imperativo ineludible; y hay que hacerlo con un propósito central: reconstruir capacidades para retomar el sendero del desarrollo, lo cual implica crecimiento económico con base en una poderosa estructura social que distribuya con equidad.
@MarioLFuentes1 Barack Obama presentó su último “discurso a la nación” el pasado marte