por Mario Luis Fuentes
De acuerdo con el CONEVAL, en el tercer trimestre de este año, el 42% de quienes trabajan tienen ingresos inferiores a la línea del bienestar. Esto significa que en promedio, el ingreso laboral per capita se ubicó en $1,497.37 pesos mensuales, frente a un costo de $2,924 pesos mensuales para llegar a la “Línea del Bienestar”.
El Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer el día de ayer, lunes 27 de noviembre, los resultados de la estimación del Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza, un indicador que permite medir trimestralmente el porcentaje de personas que, aun trabajando, tienen ingresos laborales por debajo de la “línea de bienestar”. Los datos del consejo muestran que, respecto del tercer trimestre de 2016 al cierre de septiembre de este año, los trabajadores del país obtuvieron, en promedio, 2.3% menos ingresos laborales per cápita; esto, al mismo tiempo significa un incremento de 4.6% en el valor del índice. De acuerdo con el Coneval, los ingresos laborales per cápita que hay en México al cierre del tercer trimestre de este año son todavía inferiores a los que había en el tercer trimestre de 2007; es decir, en materia de ingresos laborales tenemos una verdadera “década perdida”. Trabajo que empobrece La economía mexicana tiene varias anomalías, una de ellas es la relativa a que hay millones de personas que, aun trabajando, tienen ingresos laborales que no les alcanzan para salir de la pobreza. El diagnóstico del Coneval es demoledor. En su comunicado dice textualmente: “El porcentaje de población con ingreso laboral inferior al valor de la canasta alimentaria pasó de 40% a 41.8% entre el tercer trimestre de 2016 y el tercer trimestre de 2017”. Lo anterior significa que 42 de cada 100 personas que trabajan obtienen ingresos, como producto de su trabajo, que no superan el valor mínimo requerido para satisfacer sus necesidades alimentarias y, obviamente, la de sus familias, lo cual ha llevado, como se ha documentado reiteradamente en México Social, a la necesidad de millones de hogares a tener más de un perceptor, los cuales son, en prácticamente tres millones de casos, niñas, niños y adolescentes. Las 10 entidades en donde se registran los peores indicadores son: la Ciudad de México, Morelos, Tabasco, Baja California, Veracruz, Querétaro, Colima, Tamaulipas, Estado de México y Guerrero. Las cinco entidades con los indicadores “menos malos” son: Durango, Coahuila, Guanajuato, Jalisco y Chihuahua. Ingresos insuficientes Quizá lo más preocupante de los datos del Coneval se encuentra en el hecho de que no hay una tendencia que permita que habrá una recuperación importante del ingreso laboral en el corto plazo; esto, junto con la tendencia de la inflación, hace que el anunciado incremento al salario mínimo se diluya y apenas alcance, en el mejor de los casos, para que en el mediano plazo los grupos de menores ingresos no empobrezcan aún más. Desde esta perspectiva es importante destacar que a nivel nacional, el ya mencionado 42% de los trabajadores percibe ingresos por debajo de la línea de bienestar mínimo; sin embargo, hay notorias diferencias entre los ámbitos urbano y rural. Para el primero, el porcentaje se ubica en 36.9% en el tercer trimestre de este año; mientras que en el sector rural el porcentaje es de 56.3% Así, las entidades con peores valores son: Chiapas, con 71.4% de quienes trabajan, con ingresos por debajo de la mencionada línea de bienestar mínimo; Guerrero, con 66.57%; Oaxaca, con 64.1%; Veracruz, con 56.57%; Morelos, con 52%; Puebla, con 51.9%; Zacatecas, con 51.4%; Hidalgo, con 49.54%; Tabasco, con 49%, y Tlaxcala, con 47.6%. ¿Cuánto “ganan” los pobres? El ingreso laboral per cápita de los trabajadores en México, deflactado respecto del valor de la canasta alimentaria, es verdaderamente un salario de hambre. Para el primer trimestre del año 2016, el Coneval documentó que el valor del ingreso laboral era de mil 515.59 pesos mensuales, es decir, 50.51 pesos al día, mucho menos de un salario mínimo. Para el segundo trimestre del año pasado ese ingreso se ubicó en mil 544.12 pesos al mes; para el tercer trimestre se ubicó en mil 567.85 pesos mensuales. Para el primer trimestre de este 2017, el indicador subió a mil 596.7 pesos mensuales; sin embargo, para el segundo trimestre el efecto inflacionario se dejó sentir y el ingreso real de los trabajadores bajó a mil 559.51 pesos, mientras que para el tercer trimestre de este año cayó aún más, a mil 497.37 pesos per cápita; es decir, 49.9 pesos reales por día. Y aún hay más… Estos datos pueden adquirir una dureza todavía peor si se confronta lo que ocurre entre el ámbito rural y el ámbito urbano; en efecto, para los ámbitos urbanos el ingreso laboral per cápita se ubicó en mil 726.66 pesos por mes, es decir, un promedio diario de 57.55 pesos; sin embargo, en el ámbito rural la realidad es mucho más dura, pues el ingreso laboral per cápita mensual es de 818.49 pesos mensuales, es decir, 27.28 pesos al día, prácticamente la mitad de lo que se registra en las zonas urbanas. Todo esto se da en un contexto en el cual, a pesar de que la tasa de desocupación se ha mantenido en niveles bajos, el crecimiento demográfico ha hecho que, en 2017, la cifra de personas desocupadas ha crecido a lo largo de los últimos 12 meses; en efecto, en el cuarto trimestre de 2016 la cifra fue de 1.9 millones de personas desocupadas; en el primer trimestre de este año bajó a 1.82 millones; en el segundo trimestre creció a 1.87 millones, mientras que en el tercero creció nuevamente a 1.93 millones de personas en busca de empleo. *Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 28-noviembre-2017, p.18. /mexicosocial @MexicoSocial_