Carissa F. Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), advierte que la pandemia afecta de los planes regionales para eliminar y controlar enfermedades infecciosas como la tuberculosis, el VIH y la hepatitis.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades infecciosas son aquellas causadas por microorganismos patógenos como bacterias, virus, parásitos u hongos, y pueden transmitirse, directa o indirectamente, de una persona a otra, o por zoonosis (transmitidas de los animales al hombre).
Estas enfermedades causan más de una cuarta parte de las defunciones a nivel global. El VIH/SIDA, la tuberculosis, las diarreas, el paludismo, el sarampión y las neumonías representan el 90% de estas muertes, según el organismo internacional.
“Después de un siglo de combatir enfermedades infecciosas con vacunas y antibióticos y múltiples medidas de salud pública. Estas siguen siendo una amenaza para la salud pública mundial y, por ende, sigue siendo prioritario conocer más en detalle la interacción huésped-microorganismo para desarrollar mejores métodos de prevención y control”, señalaba desde 2009 la doctora Celia Malpuche en el editorial de la revista Salud Pública de México.
Además, en las últimas dos décadas ha aumentado la frecuencia de infecciones nuevas, reemergentes o resistentes a antimicrobianos. Tal es el caso del dengue, el AH1NI1 o el ébola, y el coronavirus que hoy nos ataca.
“Las enfermedades infecciosas siguen representando un problema de Salud Pública en México, actualmente aunado a la carga de su morbilidad y mortalidad se han agregado condiciones nuevas relacionadas con actividades humanas o ambientales como la desigual distribución de la riqueza, la globalización que implica el movimiento de bienes y personas, los efectos y riesgos del cambio climático”, señala el Instituto Nacional de Salud Pública.
El COVID-19 no debe retrasar el control de enfermedades infecciosas: Etienne
La OPS informó que el 80% de los países de América Latina y el Caribe notificaron que tienen desafíos en la administración de tratamientos contra la tuberculosis. También el 30% de las personas que viven con el VIH han padecido un suministro limitado de medicamentos antirretrovirales.
Además, en una tercera parte de los países de la región hubo problemas para llevar a cabo pruebas de detección de hepatitis, clave para su detección y tratamiento.
“La prevención y el tratamiento de las enfermedades infecciosas fue lo que impulsó la creación de la OPS hace casi 120 años y la región se mantiene a la vanguardia de la eliminación de las enfermedades infecciosas”, indica la organización.
Por ello señala con urgencia la amenaza que estos avances enfrentan debido a la carga de COVID-19 para los sistemas de salud, y “a la interrupción de los servicios esenciales, incluidos los programas prioritarios de control de enfermedades, las iniciativas de eliminación y la inmunización sistemática”.
Sin tratamiento podrían ser mortales
El dengue y la malaria, indica la OPS, tienen un impacto desproporcionado en las poblaciones en situación de pobreza y vulnerabilidad, incluidas las comunidades indígenas, y en enero y febrero de este año hubo un aumento de 139% en los casos de dengue, comparado con el primer bimestre de 2019.
“Sin embargo, desde que COVID-19 azotó nuestra región en marzo, los casos notificados de dengue han disminuido”, alertó la directora de la OPS.
Además, advirtió que los mosquitos y los patógenos que transmiten enfermedades siguen circulando y los casos graves de enfermedades transmitidas por ellos podrían ser mortales si no hay pruebas ni tratamientos.
“Nuestros médicos, enfermeras y personal deben tener el equipo de protección, los suministros y las tecnologías que necesitan para ofrecer atención de forma segura”, subrayó.
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