Especialistas coinciden que la mala alimentación y obesidad son uno de los mayores factores de riesgo para enfrentar al SARS-COV-2.
Por Kennia Velásquez @KenniaV
“En México tenemos una monstruosa y monumental sobre oferta de alimentos industrializados, de muy bajo valor nutricional y altísimo valor calórico” dijo en uno de sus reportes diarios el subsecretario de prevención y promoción de la salud, Hugo López Gatell, quien recuerda que las personas con alguna enfermedad crónica son susceptibles de padecer de manera más agresiva los efectos del COVID-19.
Durante los últimos años en México se ha librado una batalla por parte de profesionales de la salud, activistas y académicos que han denunciado el impacto del consumo de alimentos y bebidas chatarra en la salud de la población; se han enfrentado a una potente industria que cuenta con ingentes presupuestos para comprar contenidos en los medios, inundar el mercado publicitario e influir en algunos sectores de la academia y médicos, así como en tomadores de decisiones.
Hoy el fenómeno sanitario emergente provocado por el nuevo coronavirus vino a zanjar la discusión dando dolorosamente la razón a quienes advertían de los riesgos de las deficiencias nutricionales de la población mexicana propiciadas por el cambio en sus hábitos de consumo de los alimentos cocinados en casa a los productos chatarra y ultraprocesados.
En el propio seno del gobierno mexicano que encabeza Andrés Manuel López Obrador, se ven posiciones encontradas: así mientras López Gatell, quien lidera la respuesta institucional contra la epidemia de COVID-19, predica cotidianamente contra las prácticas que han permitido el deterioro de la salud de los mexicanos y que nos tiene con una de las más altas tasas de letalidad de esa pandemia a nivel mundial, desde la misma administración se ha considerado que la actividad de las empresas productoras de alimentos y bebidas no alcohólicas puede proseguir con normalidad en medio del apagón general de la economía por ser “actividad esencial”, así se establece en el Acuerdo de acciones extraordinarias para atender la emergencia sanitaria provocada por el SARS-COV-2.
Otras áreas que aportan de manera importante a la economía nacional como el turismo, la minería, la manufacturera, la automotriz, por mencionar algunas, han frenado sus labores, incluso el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha pedido que se armonicen los criterios pues en México se producen elementos que son parte de su cadena productiva, el gobierno federal ha dicho que analiza la situación para no obstruir los procesos de su principal socio comercial.
Pero la chatarra no para, aun cuando el presidente de México ha llamado a la población a no consumir alimentos ultraprocesados.
La otra pandemia
El 73 por ciento de los mexicanos padecen sobrepeso condición que se asocia principalmente con la diabetes y enfermedades cardiovasculares, pero también con trastornos óseos y musculares y algunos tipos de cáncer, además de restarles 4 años de vida.
México tiene una de las tasas más altas de obesidad, casi uno de cada tres adultos. Como consecuencia, los mexicanos viven, en promedio, 4.2 años menos. #obesidad #Salud pic.twitter.com/2bga7qpt7B
— OCDE ➡️ Mejores Políticas para una Vida Mejor (@ocdeenespanol) January 8, 2020
Según la Encuesta Nacional de Salud 2018 hay 8.6 millones de personas con diabetes, pero hay un porcentaje importante que no sabe que la padece porque no ha sido diagnosticado. Con hipertensión hay 15.2 millones de mexicanos. De las más de 600 mil muertes anuales en México, la mitad de ellas están relacionadas con una mala alimentación por el consumo de alimentos con exceso de sal, grasa, azúcar y calorías.
Las experiencias en otros países han mostrado que el COVID-19 se ensaña con pacientes que tienen alguna de estas condiciones preexistentes y aumenta el riesgo de muerte hasta 10 veces. En México no ha sido diferente, el 40 por ciento de los fallecidos sufrían de hipertensión, cerca del mismo porcentaje se encuentran la diabetes y el sobrepeso. En la mayoría de los casos tenían dos de estas condiciones.
El promedio de edad de las personas fallecidas por el virus SARS-COV-2 es de 59 años, mientras que en Europa es de más de 70, esto debido a la prevalencia de enfermedades crónicas. Así que el optimismo que se tenía en un inicio debido a la juventud de la población mexicana se ha dejado de lado por las condiciones preexistentes. Al día de hoy, la autoridad federal ha reportado 13 mil 842 enfermos y mil 305 personas fallecidas.
La mala alimentación, la responsable
Aún no hay información concluyente sobre el SARS-COV-2, es un virus que se va conociendo conforme avanza, pero va mostrando algunas tendencias. Un estudio del Centro para el Control de Enfermedades de Estados Unidos ha determinado que el mayor factor de riesgo de muerte por COVID-19 en menores de 50 años es la obesidad.
El diario New York Times ha reportado que una de las complicaciones que se han detectado es el efecto del coronavirus en la sangre que afecta principalmente a personas con enfermedades cardiacas y obesas.
Tim Spector, profesor de epidemiología genética del Kings College de Londres recientemente declaró que “la obesidad y la mala alimentación se están convirtiendo en uno de los mayores factores de riesgo que impiden enfrentar al COVID-19, eso es algo que no podemos ignorar”.
Alarmado por esta tendencia, el cardiólogo inglés Assem Malhota ha hecho un llamado a que durante la pandemia se reduzca la disponibilidad y accesibilidad de la comida chatarra, pues rechaza que la obesidad sea resultado de decisiones personales, pues los alimentos ultraprocesados se han colado en nuestras dietas, “nuestro entorno alimentario ha hecho que estos alimentos sean inevitables”
En México, Simón Barquera, investigador del Instituto Nacional de Salud Pública, reconoce el esfuerzo diario del subsecretario López Gatell por hablar de esto en sus ruedas de prensa, pero coincide que “se debería de pensar en un paso más allá, que sería que aquellos alimentos que no aportan beneficios y si generan problemas de salud, como bebidas azucaradas y alimentos de muy mala calidad, de plano habría que pararlos, sería una buena opción”.
Autoridades sanitarias de todo el mundo han pedido que durante la época de confinamiento se consuman sólo alimentos saludables y se realice ejercicio de manera regular y se evite a toda costa el consumo de alimentos chatarra.
Las refresqueras están preparadas
Aún cuando la OPS y diversos estudios científicos han identificado que existe una relación entre el incremento en las ventas de bebidas gaseosas y productos ultraprocesados con el aumento de peso, la obesidad y otras enfermedades no transmisibles, como diabetes, la disminución de la esperanza de vida (incluso en las bebidas “light”), demencia, y que ponen en riesgo el futuro de la infancia, entre otros males, las ventas continuarán durante la emergencia sanitaria.
En su más reciente informe la Organización Panamericana de la Salud ha señalado que México ocupa el cuarto lugar mundial por el consumo per cápita de 214 kilos anuales de alimentos y bebidas chatarra. Arriba del 83 por ciento de los mexicanos mayores de un año consumen bebidas azucaradas, al menos la mitad de los niños, niñas y adolescentes comen botanas, dulces y postres cotidianamente.
El freno a las actividades económicas ha hecho que Coca-Cola Consolidated Inc. en Estados Unidos diera “permiso” laboral para ahorrar costos a cerca de 700 empleados para poder enfrentar la crisis que viene. El experto en mercados Euromonitor Internacional cree que “la industria de refrescos está perdiendo grandes cantidades de ingresos a medida que los consumidores comen en casa”. El despacho de asesores recomienda a sus clientes que ofrezcan productos más saludables, pues la tendencia global va en ese sentido.
Hay que recordar que Coca-Cola acapara el 70 por ciento del mercado mexicano, su competidor más cercano es PepsiCo, con el 15 por ciento. Pero en nuestro país han reaccionado diferente al vecino del norte, Coca-Cola Femsa informó que en respuesta al COVID-19 se tomaron medidas preventivas para “garantizar operaciones continuas y mantener a nuestros equipos sanos y seguros”. Así que la distribución de refrescos y otras bebidas azucaradas, como el servicio de las tiendas OXXO seguirá.
Mientras que PepsiCo asegura que operan sin contratiempos. Alina Hernández, directora de asuntos corporativos, declaró que la empresa continúa
ofreciendo sus diversos productos, pues “tenemos un compromiso con el país para seguir operando, conforme la contingencia ha seguido evolucionando, nosotros somos un motor económico, realmente somos una fuente de tranquilidad y de alimentos”.
La segunda empresa refresquera en México ha anunciado que donará 5 millones de dólares que se destinarán a la alimentación de niños y niñas durante la pandemia. El año pasado PepsiCo tuvo ventas por más de 2 mil 900 millones de dólares. El Grupo Bimbo también se suma a los donativos con 79 millones de dólares, mientas sus ventas fueron de 11 mil 400 millones de dólares.
La industria de alimentos y bebidas no alcohólicas ha intentado en diferentes momentos frenar el nuevo etiquetado en sus productos que daría información más clara a los consumidores sobre el prodcuto que están por adquirir, la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación, en voz del presidente en Chihuahua, Antonio Valadez García, pidió una prórroga de la primera fase de la NOM 051 que entrará en vigor a partir del primero de octubre del 2020, pues “ya que dada la contingencia sanitaria del COVID no podrían cumplir con ella”, dijo hace unos días.
Pero, la emergencia sanitaria y su cauda de desgracias asociadas, podrían traer, finalmente, algo positivo al dar lugar al necesario debate que nos replantee lo que comemos, al mismo tiempo que exigimos al estado que asuma su obligación de formular medidas de salud públicas que antepongan el cuidado de sus ciudadanos a las utilidades de las empresas. Es ahora o nunca.