El Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, celebrado cada 17 de octubre, es un recordatorio de la necesidad de abordar uno de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad: la pobreza. Este día, establecido por las Naciones Unidas en 1992, busca sensibilizar al mundo sobre la realidad de millones de personas que viven en condiciones de pobreza extrema. A nivel global, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha destacado que, a pesar de los avances, sigue siendo un problema persistente y multifacético, influenciado por factores como la desigualdad económica, la inestabilidad política, la falta de acceso a la educación y la salud, así como el impacto de fenómenos como el cambio climático y la pandemia de COVID-19.
México Social / Redacción
Según el Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD de 2023, aproximadamente 1.200 millones de personas en el mundo viven en pobreza multidimensional, un concepto que abarca no solo la falta de ingresos, sino también la carencia de acceso a servicios básicos como la salud, la educación y condiciones de vida adecuadas (PNUD, 2023). La pobreza extrema, medida en términos de ingresos inferiores a 1,90 dólares diarios, afecta a alrededor de 736 millones de personas, la mayoría de las cuales viven en países de bajos ingresos, particularmente en el África subsahariana y Asia meridional.
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Un factor que ha agravado la situación de pobreza en los últimos años es la pandemia de COVID-19, que ha causado retrocesos significativos en los logros alcanzados durante las últimas dos décadas. El Banco Mundial estima que, debido a la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia, más de 100 millones de personas adicionales cayeron en la pobreza extrema en 2020 y 2021 (Banco Mundial, 2022). Aunque muchos países han implementado programas de apoyo social, la recuperación ha sido desigual y lenta, especialmente en las regiones más vulnerables.
El cambio climático es otro desafío global que está intensificando las desigualdades y aumentando la vulnerabilidad de las poblaciones empobrecidas. Sequías, inundaciones y otros eventos climáticos extremos afectan de manera desproporcionada a las comunidades pobres, exacerbando su precariedad. La falta de resiliencia frente a estos fenómenos es una barrera significativa para el desarrollo sostenible y la reducción de la pobreza.
En el contexto mexicano, la pobreza sigue siendo uno de los problemas estructurales más complejos del país. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) es la institución encargada de medir y analizar la pobreza en México, utilizando una metodología multidimensional que considera tanto los ingresos como el acceso a servicios sociales y derechos fundamentales. Según los datos más recientes del CONEVAL, en 2022 el 43.5% de la población mexicana (equivalente a aproximadamente 55.7 millones de personas) vivía en situación de pobreza (CONEVAL, 2023).
El panorama de la pobreza en México es heterogéneo, con importantes disparidades entre las zonas urbanas y rurales, así como entre las diferentes regiones del país. Los estados del sur, como Chiapas, Oaxaca y Guerrero, continúan presentando los índices más altos de pobreza, con más del 60% de su población viviendo en esta condición, mientras que en estados como Nuevo León y Coahuila las tasas de pobreza son considerablemente más bajas, en torno al 20%.
La pandemia de COVID-19 también tuvo un impacto negativo en la pobreza en México, provocando un aumento en la pobreza laboral, es decir, la incapacidad de las personas para adquirir una canasta básica de alimentos con su salario. Sin embargo, durante el segundo trimestre de 2024, el Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP), que mide este fenómeno, registró una disminución significativa, alcanzando el 38.3%, lo que representa una mejora en comparación con trimestres anteriores, aunque aún lejos de los niveles previos a la pandemia (CONEVAL, 2024). Esta recuperación parcial ha sido impulsada por el crecimiento del empleo formal y el aumento del salario mínimo, aunque persisten desafíos estructurales relacionados con la precarización del empleo informal y la desigualdad de ingresos.
El enfoque multidimensional adoptado por el CONEVAL para medir la pobreza no se limita a los ingresos, sino que también evalúa el acceso a servicios básicos, la calidad de la vivienda, el acceso a la salud y la seguridad social, entre otros factores. Según el Informe de Evaluación de la Pobreza 2022, el 18.2% de la población mexicana experimenta carencias en al menos tres dimensiones, lo que se considera pobreza extrema (CONEVAL, 2023). Las principales carencias identificadas son el acceso a la seguridad social (44.7%), el acceso a servicios de salud (26.2%) y el acceso a alimentación adecuada (22.5%).
En cuanto a la pobreza extrema, los avances han sido limitados, con una reducción marginal en los últimos años. En 2022, aproximadamente 9.4 millones de personas vivían en pobreza extrema, lo que equivale al 7.6% de la población. Este segmento de la población es particularmente vulnerable a las crisis económicas y a fenómenos externos como el cambio climático, y requiere políticas públicas focalizadas para su erradicación.
En México, la política social ha tenido un enfoque en la redistribución del ingreso mediante programas como Jóvenes Construyendo el Futuro y Sembrando Vida, que buscan reducir la pobreza mediante la generación de empleo y la promoción de proyectos productivos en las zonas rurales. No obstante, organismos internacionales y expertos en el tema han señalado que, si bien estos programas han tenido efectos positivos, es necesario fortalecer los mecanismos de inclusión financiera y acceso a servicios básicos, así como garantizar la sostenibilidad a largo plazo de estas iniciativas.
El PNUD ha hecho hincapié en la importancia de abordar la pobreza desde una perspectiva integral, considerando tanto los factores económicos como los sociales y medioambientales. Las recomendaciones incluyen la mejora de los sistemas de protección social, la inversión en educación de calidad, la promoción de la igualdad de género y la creación de empleos dignos y sostenibles. En México, estas políticas son fundamentales para cerrar las brechas de desigualdad y avanzar hacia la meta de erradicar la pobreza extrema en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza nos recuerda que, aunque ha habido avances significativos en la lucha contra la pobreza, aún queda mucho por hacer, tanto a nivel global como en México. La pobreza sigue siendo un fenómeno complejo y multidimensional que afecta a millones de personas. En el caso mexicano, los datos del CONEVAL y el ITLP del segundo trimestre de 2024 reflejan algunas mejoras, pero también muestran los desafíos estructurales que persisten, particularmente en las regiones más vulnerables del país. Para lograr una reducción sostenible de la pobreza, es fundamental implementar políticas públicas integrales y basadas en la evidencia que promuevan la inclusión social, el acceso a servicios básicos y el desarrollo económico equitativo.
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