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La pobreza en Oaxaca II

La pobreza en Oaxaca II

En artículos anteriores, publicados en este mismo medio, que fueron dedicados al estudio de la evolución de la pobreza en las regiones de México durante el período 2016 a 2022, se señaló que en el año 2020 tuvo lugar un aumento generalizado de la pobreza a raíz de las consecuencias económicas derivadas de la crisis sanitaria provocada por el COVID, y también se ha documentado su reducción pronunciada en el año 2022. A contrapelo de esta tendencia nacional, la región sur, compuesta por los estados de Chiapas, Guerrero y Oaxaca, exhibió una caída en la pobreza en 2020.

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El análisis de los datos de la región sur mostró que el comportamiento divergente se originó en el hecho de que las tres entidades federativas que la componen redujeron la prevalencia de la pobreza en el año 2020, sin embargo, destacó el caso de Oaxaca cuya caída en pobreza, a diferencia de Chiapas y Guerrero, inició en 2016.

El examen detenido de los datos del estado de Oaxaca permitió concluir que la disminución en la pobreza multidimensional entre los años 2018 y 2020 se debió, fundamentalmente, a la retracción de la pobreza monetaria tanto en su versión de pobreza como de pobreza extrema, sin embargo, ésta no se manifestó plenamente en la medición multidimensional pues su efecto fue amortiguado por el aumento en las carencias sociales. La conjugación de ambas tendencias, pobreza monetaria y carencias, ayuda a entender el porqué, en esta entidad federativa, a la par de la caída en la prevalencia de la pobreza se observó el aumento de la población en situación de “vulnerables por carencias sociales”.

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Ahora bien, en términos generales, la reducción de la pobreza monetaria puede provenir tanto de un aumento en el nivel medio de ingresos como de su distribución. En efecto, si hubiese tenido lugar un alza pareja en los ingresos de todos los perceptores[1] de Oaxaca la pobreza por ingresos disminuiría debido a que las personas cuyos recursos económicos aumentan “saltan” al otro lado de la línea de bienestar o de bienestar mínimo, según sea el caso. También se observaría dicha caída en el caso en que hubiese transferencias de ingresos de los sectores sociales más acomodados en favor de los pobres, aunque no se hubiese observado modificaciones en el monto medio de ingresos en manos de la población. En el primero de estos casos la caída en la pobreza se debería al efecto ingreso mientras que en el segundo al efecto distribución.

Tomando pie en lo que ya se sabe respecto a la prevalencia de la pobreza monetaria en Oaxaca, a continuación, se analizará su comportamiento identificando los efectos ingreso y distribución. 

En el cuadro se presenta la evolución del ingreso de los hogares entre 2016 y 2022, según deciles de hogares ordenados de acuerdo a su ingreso per cápita, además, en el último renglón se incluye el índice de Gini, que es una medida sintética de desigualdad en la distribución del ingreso[2]. Las cifras muestran que los hogares oaxaqueños han contado con recursos económicos crecientes a lo largo de este período, a pesar de la crisis sanitaria cuyas consecuencias están presentes en las cifras de 2020; esta tendencia presiona en pro del abatimiento de la pobreza por ingresos. En promedio, los recursos económicos con que han contado los hogares oaxaqueños han sido cada vez más abundantes. En el año 2020, en plena crisis sanitaria el ingreso promedio creció en 6.7 por ciento, respecto al año 2018[3].

Fuente: Cálculos propios con datos de INEGI: ENIGH, 2016, 2018, 2020 y 2022

Sin embargo, la mejoría económica a lo largo del período no fue pareja en el tiempo ni en todos los estratos económicos; algunos ganaron más que otros. Entre los años 2016 y 2018 el ingreso medio de los hogares aumentó 2.7 por ciento, sin embargo, la distribución del ingreso, de acuerdo con el índice de Gini, se hizo más inequitativa. El aumento en el ingreso medio tiende a reducir la pobreza mientras que, en general, la mayor desigualdad presiona en favor de su alza. La leve caída en la pobreza de Oaxaca entre estos años es la resultante de ambas fuerzas: el efecto ingreso superó al efecto distribución.

La siguiente gráfica muestra de manera sintética y en mayor detalle lo que se ha destacado de los datos contenidos en el cuadro. La línea horizontal rotulada promedio muestra que entre 2016 y 2018 el ingreso medio de los hogares oaxaqueños creció, sin embargo, el cambio en la participación de los deciles (línea azul) muestra que los tres primeros experimentaron pérdidas, del cuarto al octavo tuvieron cambios pequeños, mientras que el noveno y décimo deciles gozaron de claras ganancias. Estos comportamientos hacen ver que la desigualdad en Oaxaca creció bajo el impulso de la polarización en la distribución de los ingresos lo que presionó hacia mayor pobreza monetaria. El hecho de que haya disminuido entre 2016 y 2018 significa que prevaleció el efecto ingreso sobre el efecto distribución.

Gráfica 1

Fuente: Cálculos propios con datos de INEGI: ENIGH, 2016, 2018, 2020 y 2022

A pesar de la crisis económica del año 2020 el ingreso promedio en Oaxaca creció 6.7 por ciento en el bienio 2018 a 2020 y la desigualdad en la distribución del ingreso disminuyó (ver cuadro).

La tasa promedio de variación de los ingresos de los hogares que exhibe la gráfica 2 registra el aumento en la tasa crecimiento anual del ingreso corriente total por hogar, además, hace patente que en este bienio tuvo lugar una redistribución progresiva del ingreso de los hogares oaxaqueños, que se sintetiza en la caída en el índice de Gini (ver cuadro). La reducción de la pobreza monetaria en Oaxaca, en época de pandemia, tuvo su origen en el aumento generalizado en los ingresos y su distribución progresiva. Este es el hecho estadístico, pero con estos datos no se puede saber si el comportamiento a contracorriente de la pobreza monetaria oaxaqueña se debe o no a los recursos transferidos por los programas sociales. Para bosquejar una explicación a este hecho sería necesario profundizar el análisis, lo que queda para otra oportunidad.

Gráfica 2

Fuente: Cálculos propios con datos de INEGI: ENIGH, 2016, 2018, 2020 y 2022

En el bienio 2020 a 2022, en que México experimentó una reducción fuerte y generalizada de la pobreza multidimensional y monetaria, el estado de Oaxaca no fue la excepción.

Gráfica 3

Fuente: Cálculos propios con datos de INEGI: ENIGH, 2016, 2018, 2020 y 2022

En efecto, entre dichos años los ingresos de los hogares aumentaron en alrededor de un 6 por ciento, mientras que las participaciones de los deciles tuvieron modificaciones menores que llevaron a que el índice de Gini prácticamente no variara (tuvo un aumento del orden de dos milésimas). En este período la reducción de la pobreza monetaria fue consecuencia del aumento generalizado de los ingresos registrado en la primera medición llevada a cabo post pandemia.

La información presentada en este breve ensayo muestra que el comportamiento atípico de la pobreza monetaria en el estado de Oaxaca se debe al aumento sistemático del ingreso medio de los oaxaqueños, aún en año de crisis, ayudado en el bienio 2018 a 2020 por un proceso redistributivo en favor de las capas sociales más desfavorecidas. Resta cuantificar con cuánto contribuye al cambio en la pobreza monetaria el ingreso y con cuánto la desigualdad, además de estimar el efecto que podría imputarse a la operación de los programas sociales de gobierno.

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[1] Se usa el concepto de perceptores y no de ocupados porque hay miembros de los hogares que reciben transferencias que no tienen como contrapartida la venta de fuerza de trabajo.

[2] El índice de Gini es un coeficiente que mide el grado de desigualdad en la distribución del ingreso; asume el valor 0 cuando hay equidistribución y el valor 1 cuando solo un hogar concentra todo el ingreso.

[3] Las estimaciones según deciles exhiben coeficientes de variación muestrales en rangos aceptables. Esto quiere decir que el tamaño de la muestra levantada en Oaxaca es suficiente como para hacer inferencias válidas a este nivel de desagregación de los datos.

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