Escrito por 12:14 am Cultura, Saúl Arellano

La poesía social y la búsqueda de lo humano

poesía social

La poesía social es una lectura histórica del mundo, una propuesta estética de búsqueda de lo esencialmente humano, de posibilidades éticas de presente y futuro, de una mirada que otea en el horizonte el sueño de ser salvados. De vivir en justicia, de vivir en paz.

Dámaso Alonso piensa que, entre las y los poetas modernos, hay dos posibles categorías: la primera, sería la de los poetas “arraigados”; son aquellos cuya obra se encuentra centrada en torno a tres posibles motivos: el metafísico, el histórico y el religioso. Su poesía se caracteriza porque se encuentra anclada ya sea en el terruño, en el amor, tiene quizá al misticismo religioso, pero en todas ellas el común denominador es que su construcción se da en torno a un eje bien definido o identificable.

Por su parte, en segundo lugar, se encontrarían los poetas “descentrados” o “desarraigados”; en ellos, como antítesis de los primeros, no hay un elemento que cohesione la fuerza poética; por el contrario, todo es intensidad, dispersión, apertura de significados, cuyo objetivo se encuentra fundamentalmente en la crítica a una realidad percibida también como caótica y desordenada; en permanente crisis.

De acuerdo con Dámaso Alonso, el caso de Blas de Otero le permite mostrar de manera emblemática lo que es la poesía desarraigada, pues en el poeta bilbaíno se encuentra una carrera desesperada de búsqueda en soledad, una pretensión de reconciliación pero también de crítica a dios.

Alonso sostendrá que la poesía de Blas de Otero es áspera y borrascosa porque: “se corresponde con el derrumbamiento en huía del mundo” (Alonso, p. 6); y es que esa situación de desprendimiento casi absoluto de la realidad, es característica a toda nuestra generación, la cual implica no sólo un grupo de personas coetáneas, sino a todos los seres vivientes del mundo.

blas de otero
Blas de Otero

Por su parte, en su artículo “La poesía social como lenguaje poético”, José Ángel Ascunce se preguntará, tomando como referencia a Blas de Otero, hasta dónde la llamada poesía social puede ser considerada como parte de lo que ha sido considerado como “poesía mayor”. Y es que, con la poesía social, sostiene el autor: “Se crea un dilema de base entre poeticidad y finalidad, ya que, según parece, la poeticidad niega la finalidad pretendida y, cuando se garantiza la finalidad, la poeticidad queda substancialmente mermada”.

La tensión señalada debe ser superada, en la perspectiva de Ascunce, para garantizar que la poesía no esté suplantada por la doctrina, y que la finalidad del mensaje o crítica social, el compromiso moral del poeta, no reste lo auténticamente literario que debe existir en el poema, en tanto metaforización y expresión estética.

Ascunce describe también paso a paso el conjunto de elementos que el autor utiliza para la construcción del poema: pasa del uso del signo y el referente, al de los símbolos, y de éstos a los arquetipos, con la finalidad de garantizar que su mensaje pueda llegar al destinatario final, cuyo carácter definitorio es ser el lector popular.

En esa construcción, el poeta social avanza hacia la incorporación de más elementos, y recurre a los símbolos míticos, modelos ejemplares que permiten la orientación del “receptor-lector”, pues tales símbolos permiten la “personificación” de abstracciones complejas o de principios morales que quieren inculcarse en el receptor.

En síntesis, desde esta perspectiva, “la resultante final de este trabajo de combinación es un cuadro significativo de gran coherencia y de profunda poeticidad” (Ascunce, p. 7), todo lo cual garantiza altos niveles de expresividad poética y se elimina al mismo tiempo la subsunción de la poesía a la doctrina, pues todo lo que hay en la poesía social termina sintetizándose en mitemas, mediante los que se construye la narración alegórica de un proceso de ascesis que busca la construcción o encuentro con el paraíso.

Por su parte, en la introducción a las obras completas de Blas de Otero, Mario Hernández no tiene duda en afirmar que la poesía de aquel es de las más relevantes del siglo XX español y, en general, de las letras hispanas.

Hernández concibe en Otero un poeta que logra resumir, en una sola visión estética, lo más refinado de la lengua de Castilla, con expresiones populares, con el habla cotidiana de quien apenas ha tenido algún contacto con el mundo de las letras. En Otero, explica, la vivencia interior del verso es la categoría que se supone capaz de reinventar la realidad.

En la lectura de Hernández, Blas de Otero se presenta como un poeta quien hace uso de todos los sentidos, particularmente los de la vista, del tacto y del gusto, como elementos para la reinvención que propone llevar a cabo del verso, como expresión poética en prosa y también en rima. Todos estos elementos pueden percibirse de manera clara en los siguientes versos del poema “Cántico espiritual”:


El pecado es el «no», la gracia el «sí»;
nosotros una interrogación.
¡Tuércele el cuello al signo que interroga,
ponlo de pie, brillante y decisivo!
¡Ah Señor, si mis ojos se te abrieran
como un puente, Tú, río traspasando;
si mi alma se hundiera en tu silencio,
como una paloma rescatada!

Se trata de versos en los que se conjuga un ideal del lenguaje: la humanidad como interrogación ubicada entre signos y, al mismo tiempo, la humanidad en fuga de Dios y en búsqueda de Dios, a quien presenta como “río traspasando” ante los “ojos que se abre como puente”. Metáfora pura que poetiza la duda, la soledad y la angustia de estar vivos, frente a una divinidad que no termina ni de aparecer ni de irse.

Blas de Otero no rechaza así en pensar o poetizar a la poesía; en su “Poesía humana”, presenta estos versos, donde explicita su idea de lo que es la poesía y la conciencia poética:

Oh eterna poesía.
Eterna como el hombre que la ha hecho.
El cuerpo se moría…,
nacíanle del pecho
alas de eternidad, sobre su techo.
El hombre que la canta
y el hombre, respondiendo, que la siente,
goza su paz, levanta
hacia su luz la frente
y está lejano, poseído, ausente…

Lee también: «LA CELDA EN LA CIUDAD», UNA MIRADA A LA CRUENTA URBE CONTEMPORÁNEA

Bibliografía

Otero, Blas de, Obra completa, Galaxia Gutemberg, Editorial Pepito Grillo, ePub r1.0 pepitogrillo 31.07.16.

José Ángel Ascunce, La poesía social como lenguaje poético, Universidad de Deusto (sin fecha).

Dámaso Alonso: “Poesía arraigada y desarraigada”, en Poetas españoles contemporáneos, España, 2000.

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