Este artículo se dedica a examinar los vínculos entre la política social y la pobreza en la administración 2018 a 2024. Con este propósito se sigue la pista a las consecuencias de poner en práctica apoyos universales con entrega directa de dinero sobre la prevalencia de la pobreza.
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En la literatura se encuentran varios conceptos de pobreza, pero todos refieren a la misma situación empírica magistralmente descrita por Óscar Altimir (1979), este autor señala que una persona pobre se reconoce por “Su vestuario, sus niveles de consumo, las condiciones materiales de su vivienda, el acceso a los servicios de las viviendas, su nivel educativo que habitualmente se expresa a través del habla, desempeño en trabajos de mala calidad ya sea como autónomo o trabajador dependiente, además de actitudes de desaliento, anomia, escasa integración social, probablemente apego a una escala particular de valores, diferenciada en alguna medida con la que impera en el resto de la sociedad” (págs. 1 a 2). Esta cita describe un conjunto de carencias sociales, materiales e inmateriales, que son los indicadores que se utilizan habitualmente para catalogar a una persona en condición de pobreza.Te invitamos a
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Para dar cuenta conceptual de estas manifestaciones empíricas se han propuesto varias teorías (Cortés y Nájera 2023), pero para este escrito sólo interesan aquellas que conciben a la pobreza como carencia de bienestar y la utilizada en México que se basa en el enfoque de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA).
Las primeras, conciben a la pobreza como la falta de dinero para satisfacer las necesidades. Aun cuando la medición directa consistiría en emplear el gasto, habitualmente se recurre al ingreso como una medida indirecta de él. Mientras que la segunda establece que la medición debía respetar el marco legal vigente, y de acuerdo con lo establecido por el artículo sexto de la Ley General de Desarrollo Social, la medición debía situarse dentro del marco de los derechos sociales, mismos que son señalados explícitamente por ella: salud, seguridad social, alimentación nutritiva y de calidad, vivienda, educación, medio ambiente sano, y trabajo.
Aún más, la propia Ley en su artículo 36 establece que el CONEVAL utilizará para medir la pobreza la información generada por el INEGI al menos con los siguientes indicadores: ingreso corriente per cápita, rezago educativo promedio en el hogar, acceso a los servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios en la vivienda, acceso a los servicios básicos en la vivienda, acceso a la alimentación y grado de cohesión social. La medición multidimensional de la pobreza empleada en México combina los enfoques de bienestar (pobreza por ingreso) y de derechos sociales.
En el cuadro se despliega la información sobre pobreza multidimensional que cubre el sexenio que interesa analizar, hay que señalar que el año 2020 fuel el año de pleno desarrollo de la pandemia por lo que no se tenderá a tomar en cuenta o se hará de manera marginal.
De este cuadro hay que destacar que entre 2018 y 2022 la pobreza experimentó una reducción marcada, registrando la cifra más baja desde que inició la serie el año 2008, mientras que la pobreza extrema permaneció inalterada. La caída de la pobreza se debió a la disminución de la proporción de población en pobreza moderada, es decir, de aquellos pobres más cercanos a la línea de pobreza y con menos carencias.
En el espacio de los derechos sociales se distinguen personas en situaciones distintas: aquellas que no tienen carencias, las que tienen una o más carencias (carentes) y las que tienen tres o más carencias (carentes extremos). El cuadro muestra que la población que presentó una o más carencias disminuyó en 2.6 p.p., mientras que la población con al menos tres carencias sociales aumentó en 4.7 p.p. Este crecimiento se explica fundamentalmente por el alza en la carencia a los servicios de salud (en 22.9 p.p. lo que equivale a 141 por ciento), que es muy probable, afectó a aquellas personas que sufren el mayor número de carencias.
Las reducciones más marcadas de la pobreza se observaron en el espacio del bienestar. En efecto, la pobreza por ingresos se redujo en 6.4 p.p. mientras que la pobreza extrema lo hizo en 1.9 p.p. de donde se puede derivar que el alza de los ingresos es la fuente más importante que explica de la reducción de la pobreza que se registró entre 2018 y 2022.
El aumento en los ingresos a partir del año 2016 se debió fundamentalmente al alza en el salario mínimo real, como resultado de los trabajos realizados por la Comisión Mancera (Esquivel G, 2023: 30 a 32). Pero, la política social también contribuyó al alza de los ingresos en la medida que su característica definitoria, en la actual administración, consiste en la entrega directa de los apoyos monetarios al derechohabiente, lo que se refleja necesariamente en los ingresos, pero no directamente en la carencia, con la excepción de los recursos con que se apoya a los adultos mayores, que además de reflejarse en sus finanzas también cuentan como “acceso a la seguridad social”, pero sólo en los casos en que la cantidad recibida sea mayor al promedio del valor de las líneas de pobreza y pobreza extrema, según ,la persona habite en localidades rurales o urbanas.
Entregar becas en dinero a los estudiantes puede, en algunos casos, evitar el abandono escolar y por este camino el rezago educativo, pero es una posibilidad; si el propósito es crear las condiciones para que la población en edad escolar permanezca en el sistema educativo sería necesario idear políticas adecuadas a cada nivel escolar que vayan más allá de repartir dinero (por ejemplo, crear escuelas de tiempo completo, mejorar la infraestructura de los planteles, disponer de espacios de trabajo y un buen sistema de bibliotecas dotadas de equipos de cómputo, proveer instalaciones deportivas con maestros especializados, etc.). El acceso a la seguridad social debería vincularse al apoyo a la micro y pequeña empresa, así como a los trabajadores independientes. Si bien el INSABI fue una buena idea, para superar al Seguro Popular, y dotar a la población de acceso universal a la salud, lamentablemente no tuvo éxito. En cuanto a la carencia por calidad y espacios de la vivienda, en el pasado no tuvo buenos resultados la estrategia de intentar resolver el problema vía el mercado, ¿Será posible en pensar en un organismo, ya sea público o público/privado, orientado a dar solución a este problema tomando en consideración que el país necesita un desarrollo urbano ordenado? y ¿Qué respecto a la vivienda rural? Los servicios de la vivienda (agua, electricidad, eliminación de residuos, etc.) son problemas cuyas soluciones se complican pues a pesar de ser eminentemente municipales requieren el concurso de los tres niveles de gobierno. El acceso a la alimentación, si bien en principio, está fuertemente atado a los ingresos también se relaciona con hábitos y costumbres alimenticias, que deben ser adecuadas a lo que actualmente se considera alimentación nutritiva y de calidad. Para lograr estos propósitos habría que pensar en programas que cubran desde la diseminación del conocimiento, hasta acciones concretas al nivel de los barrios.
En fin, la caída de la pobreza registrada en 2022 es producto, en gran medida, de los aumentos en los ingresos que fueron impulsados, principalmente, por los salarios y los ingresos obtenidos por la explotación de negocios propios. En el “efecto ingreso” participan también, aunque muy secundariamente los apoyos de los programas sociales y aún, en menor medida, las remesas (Cortés F. 2024).
Los programas sociales sólo influyen indirectamente sobre las carencias definidas en el espacio de los derechos sociales, con la excepción del acceso a la seguridad social, vía el programa de “adultos mayores”. Habría que repensar una política social dirigida a garantizar los derechos sociales de los ciudadanos.
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Cortés Fernando (2024) “Sobre la medición de la pobreza en México: 2016 a 2022”, Economía UNAM. Vol. 21, Núm. 61.
Cortés Fernando y Héctor Nájera (2023), Medición de la pobreza en América Latina: Un estudio comparativo. Revista Temas Sociológicos 33. Universidad Católica de Chile.
Cortés Fernando Y Servando Valdés (2024), “La pobreza y la pandemia. Nuevos datos” (en proceso de publicación.
Esquivel Gerardo (2023), “La pobreza laboral en México, a la baja” Economía UNAM, Vol. 20, Núm. 59.