Nuestros políticos, que en teoría deberían estar protegiendo la ley, son los primeros en romperla. Así por ejemplo Sandra Nelly Cadena Santos, la diputada suplente de Morena a la que le faltan ideas, pero le sobran los cuernos de chivo, las granadas y las armas de asalto.
Puedes seguir al autor Fernando Székely Aburto en Twitter @Szekelyaburtoro
Aquí a la gente que se merece un par de años en el Altiplano se le da en vez un curul.
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Mira, si no te convence que este sistema es un circo y una jungla, nomás checa la conducta de tus diputados locales. No faltarán los que tengan más antecedentes penales que propuestas.
No hay filtro… aquí no te tienes que gobernar a ti mismo para gobernar a los demás.
Dicen que a Sandra Nelly Cadena Santos (diputada suplente de Morena en Puebla) le ahuita tanto la oposición que tuvo que hacer de su casa un búnker de guerra. La agarraron el otro día con armas de fuego en su jaula, la arrestaron y ahora se llama Sandra ‘N’.
Es broma, esta oposición tibia y cooptada no espanta a nadie. Quién sabe por qué esta señora tenía armado un tianguis de plomo.
Pero no es la única que tiene conductas violentas del tipo.
Ya todos nos sabemos el caso de Benjamín Saúl Huerta, exdiputado, que en el partido de los innombrables (Morena) era de los piorcitos.
En abril, mientras se trataba de reelegir, lo acusaron de violación a menores. En julio le quitaron el fuero, en agosto lo arrestaron y, como en Morena todo se mueve lento, no fue hasta finales de septiembre que lo corrieron del partido.
Otros supuestos agresores sexuales que hoy deciden cómo vivimos los demás son David Monreal, Gabriel Quadri y Gerardo Fernández Noroña.
Esta gente del Estado en teoría debería estar negociando, dialogando y analizando cómo hacerle bien al país. Para eso se les paga.
Pero muchas veces nos enseñan que no solo les vale el bien del país, sino que ni para negociar o dialogar son buenos.
Hace poco en el congreso de Durango no bastaron las ideas y políticos del PRI y Morena se agarraron a zapes.
Dicen que un priista se puso en los nudillos un reloj Hublot comprado con dinero del erario para darle un cate a otro vato. Parece que una morra de Morena amenazó a dos priistas con una tola que le había vendido la Sandra ‘N’.
Es el congreso de Durango emulando a San Lázaro, en donde la gritería y los empujones son el pan de cada día.
Y hay veces que estos individuos no llegan a los tiros pero que se hace patente su pésima capacidad de diálogo.
Todos nos acordamos de Alfredo Adame mentándole la madre a un transeúnte durante su campaña.
Pero Fernández Noroña, experto en esto de llenar los vacíos intelectuales con insultos y groserías, el otro día se echó una joyita.
Dijo en San Lázaro que una diputada del PAN siempre le pinta el dedo. Luego él le pintó el dedo a todos para enseñarles cómo le hacían.
Uno de los dos es un vulgar. Bueno, uno es un vulgar, soez, rapaz, majadero, maleducado e indecente que no tiene capacidad de dialogo. La otra es una diputada grosera del PAN.
Hay políticos que no son criminales profesionales y que no se andan golpeando o insultando por todos lados, pero que le sacan la vuelta a las leyes que en teoría tienen que defender.
A Óscar Martínez Terrazas, del PAN, por ejemplo, lo acaba de bajonear el Tribunal Electoral. Y es que el vato se registró para un puesto reservado a una comunidad indígena pero él de indígena no tiene nada.
De hecho, cuando le preguntaron, ni se sabía el nombre de la comunidad a la que iba a representar.
Qué falta de visión, Óscar, hubieras dicho que solo hablas náhuatl y no español para que no te estuvieran interrogando.
Me hace pensar en las elecciones, cuando el INE pidió que hubiera cierto número de candidatos de la comunidad LGBT+ y el Fuerza Por México quiso registrar a 18 tipos en Tlaxcala diciendo que eran mujeres trans.
Pero no pertenecían a la comunidad. Eran transas, no trans.
Parece que la esposa de uno de los 18 se desmayó cuando vio la cara del marido en un espectacular que decía: “Con Sofía Meredith avanza Tlaxcala”.
Y estos son solo dos casos monstruosos de actores políticos y partidos usurpando identidades para burlar la ley. Pero si te pones a rascarle hay otros 50.
Todo esto responde a que aquí la política ya no es un medio para mejorar la vida de la gente: es una profesión a la que puede entrar cualquiera.
Se ha perdido la noción de que, si vas a decidir cómo viven los demás, hay que hacerlo con responsabilidad y empatía.
Esta gente hace lo que sea por un puesto. Y una vez que llegan se creen omnipotentes nada más porque representan al Estado.
Pero no solo hay que obligarlos a que vivan con las mismas reglas que tú y yo: hay que exigirles más integridad, más coherencia, más honestidad y más seriedad que a un ciudadano, porque al final ellos tienen el destino de poblaciones enteras en sus manos.
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