Los grupos conservadores mexicanos se enfrentan a un nuevo escenario, con un presidente afín a sus ideales morales, pero al que perciben como un riesgo para el bienestar material. Este reportaje forma parte de Poderes no santos, una investigación periodística liderada por OjoPúblico en Perú, Argentina, Estados Unidos, Brasil y México, que detalla la presión y la agenda de los grupos fundamentalistas contra los derechos durante la pandemia.
Por Kennia Velázquez @KenniaV / @poplabmx | Ilustración de portada: Claudia Calderón
“Señor presidente, alce la voz por la defensa de la vida”, le exigió el Frente Nacional por la Familia (FNF) a Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, para que interviniera ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación durante el análisis de la despenalización del aborto en el estado de Veracruz.
Esta organización que se opone a la interrupción legal del embarazo, a los matrimonios igualitarios y a la educación sexual en las escuelas, es solo uno de los tantos grupos ultraconservadores en México que ha incrementado sus acciones durante la pandemia para impedir que el actual gobierno impulse el enfoque de género dentro de las políticas públicas. Si bien los detractores de López Obrador lo califican de “abortista”, la agenda del presidente es conservadora en los temas de familia y mujeres, aún cuando su ascenso al poder se dio con el apoyo de grupos progresistas, pero también se alió con pastores evangélicos, con los que aún tiene cercanía.
“Poderes no santos” es una investigación periodística liderada por OjoPúblico en Perú, Argentina, Brasil, Estados Unidos y México, y que en esta segunda parte analiza cómo durante la emergencia sanitaria los grupos negacionistas han articulado acciones y agendas con organizaciones ultraconservadoras.
Como parte de esta investigación, identificamos alrededor de 66 organizaciones civiles, religiosas y políticas ultraconservadoras en México, que aunque hay diferencias en su radicalismo, los une que impulsan un discurso contra derechos civiles adquiridos, como el aborto y el matrimonio igualitario o algunos recién ganados como el cambio de identidad en las actas de nacimiento y que han incrementado sus acciones durante la pandemia.
Algunas de las grandes organizaciones están conformadas por decenas de grupos más pequeños y regionales que colaboran en la articulación local, donde tienen más influencia, pero al tener alianzas nacionales, pueden potenciar sus acciones y sus discursos. Pero también se aglutinan en torno a asociaciones extranjeras, tanto latinoamericanas como europeas y en Estados Unidos. Algunas de ellas son Political Network for Values, Population Research Institute o Hazte Oír.
Si bien la gran mayoría de las organizaciones analizadas se definen como civiles, tienen fuertes vínculos con las iglesias católicas o evangélicas, algunas se dicen pluri religiosas. A pesar de las históricas diferencias entre católicos y cristianos en México, han encontrado algo que los une: su defensa a la “familia natural”, la libertad religiosa y se oponen a la educación laica, al derecho a decidir de las mujeres y al matrimonio igualitario.
Una característica de los grupos es que suelen surgir como reacción a políticas públicas. Por ejemplo, la Unión Nacional de Padres de Familia en 1917, para oponerse a la educación laica; o el Frente Nacional por la Familia que surgió como respuesta a la propuesta de Enrique Peña Nieto en 2016 de permitir el matrimonio igualitario. Otras han emergido previo a las elecciones para poder incidir en el electorado. Pocas son las que perduran ya sea que se unan a otras o cambien de nombres o simplemente desaparecen. De las pocas que transparentan sus ingresos, OjoPúblico encontró que tan sólo 10 de ellas recibieron 103.8 millones de dólares en donativos en un lapso de 11 años.
Estas organizaciones utilizan las redes sociales y plataformas de mensajería instantánea para amplificar sus mensajes falsos: dicen que los diputados adquirirán la patria potestad de niños y niñas para impartirles educación sexual sin la autorización de sus familias, o que impondrán el aborto en todo el país desde los 12 años. Mienten al decir que obligarán a los niños a renunciar a su identidad sexual e incluso han llegado a decir que la libertad religiosa está en riesgo.
La base de datos construida para esta investigación detalla cómo estas organizaciones han endurecido su discurso durante la crisis sanitaria, pero también cómo han comenzado a articular una estrategia política con miras al proceso electoral del 2021, que oficialmente dio inicio el 7 de septiembre y en cuya votación el 6 de julio se elegirán 500 diputados federales y 1.063 estatales, 1.923 alcaldías y 15 gubernaturas.
Tania Hernández Vicencio, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia explica que estos grupos de creyentes tomaron fuerza cuando “durante el pontificado de Juan Pablo II se echó a andar una estrategia del empoderamiento en los espacios de la sociedad civil y como cuestionan la representación de los partidos se articulan fuera, pero no tan lejos y lo que vemos es una práctica constante de cabildeo en los congresos locales, federales, en las alcaldías”.
Entre las organizaciones ultraconservadoras está la plataforma Voto Católico, que monitorea el trabajo legislativo y califica a los legisladores dependiendo si se apegan al ideario cristiano o no. Otras organizaciones, como el Frente Nacional por la Familia, han comenzado a impulsar estrategias más internacionales. Han pedido a la Cancillería y al Senado que México se adhiera al Consenso de Ginebra, un documento firmado por 32 países, entre los que están Estados Unidos, Hungría, Emiratos Árabes Unidos, Congo y de América, Brasil y Haití, para que no se considere el aborto como un derecho y se fortalezca un único concepto de familia.
El Partido Acción Nacional (PAN) incluyó en el Anteproyecto del Programa de Acción Política y la Plataforma Electoral 2021 como propuesta el derecho a la vida desde la concepción y hasta la muerte natural, la familia como “la primera comunidad natural” y el PIN parental para que padres de familia puedan elegir la educación que quieren para sus hijos.
“Algunas de estas organizaciones son reactivas, pero siempre existen, siempre están actuando política y socialmente con actividades y no siempre quieren ser vistos y sólo se muestran cuando se sienten agraviados, sienten que sus valores, que la forma en que conciben el mundo, que su cotidianidad está siendo amenazada”, explica Mario Virgilio Santiago Jiménez, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Durante estos meses, las organizaciones ultraconservadoras se han mostrado aún más fundamentalistas en sus mensajes. Por ejemplo, durante las protestas en Puebla, para pedir que no se despenalice la interrupción del embarazo, se hicieron pintas en las calles asegurando que “si hay aborto, hay guerra”. Hay tuits de líderes que aseguran que defenderán su religión “con un crucifijo en la mano y con la espada en la otra”.
En México, el aborto es legal sólo en caso de violación en todo el país, en algunos estados también si está en riesgo la vida de la mujer; sólo en Oaxaca y Ciudad de México se permite libremente hasta las 12 semanas de embarazo. Grupos de mujeres han tomado los congresos estatales de Puebla y Quinta Roo para exigir que se despenalice el aborto.
La historiadora Tania Hernández Vicencio observa que se está construyendo “una ciudadanía muy conservadora que disputa el espacio público, programas concretos de la agenda pública. Han de haber unas 20 organizaciones muy enfocadas en eso”, que impulsan su agenda, sobre todo en las alcaldías y han logrado que sus programas trascienden los gobiernos.
Xóchitl Patricia Campos López, investigadora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla cree que estas agrupaciones tienen un papel importante en las agendas políticas en un contexto electoral: “las alianzas que puedan hacer con los grupos con los partidos políticos son vitales”, pues lo que buscan es reducir derechos. Están totalmente focalizados en la acción político electoral. “Por eso FreNaAA (Frente Nacional Anti AMLO) y Sí por México, (organizaciones ultraconservadoras) le apuestan a la parte ética y al civismo.
Durante la pandemia estos grupos han pedido que se dejen de practicar abortos o no se legisle a favor de la comunidad LGBT por no ser “actividades esenciales”, mientras tanto, han impulsado iniciativas en contra de la educación sexual en las escuelas de nivel básico o promovido reformas “con enfoque de familia”, ya con miras en las elecciones. Estas organizaciones están “totalmente volcadas a la acción político electoral, por eso si no votas es pecado, es una obligación moral de participar por el bien común, influyen mucho porque generan opinión pública”, dice Campos López.
Existen organizaciones que son más bien perfiles en redes sociales que buscan convertir sus temas en tendencias, hay otras cuya misión es fungir como valla humana para proteger los templos durante las protestas feministas; otras más hacen cabildeos constantemente en congresos, en la Suprema Corte, organismos internacionales, etcétera. Y otras más que su trabajo es de largo plazo y silencioso. Uno de ellos es El Yunque.
El Yunque en todos los partidos
El Yunque es una organización católica secreta fundada en los años 50 del siglo pasado en el estado de Puebla con la anuencia de obispos católicos, que busca instaurar el reino de dios en la tierra y para lograrlo comenzó reclutando hijos de familias adineradas, empresarios y otros grupos de élite. Es de las pocas que ha logrado, no sólo trascender el milenio sino crecer su influencia más allá de México y ahora tiene presencia en más de 20 países de América, Europa y ha llegado hasta Filipinas.
Edgar González Ruiz, quien ha escrito numerosos textos sobre esta agrupación, explica que en el Yunque solían actuar como cruzados que combaten a los enemigos de su fe, entre ellos se encuentran los judíos, las feministas, la iglesia católica progresista, los comunistas. Pero además de querer recristianizar la sociedad, buscan tener poder e influencia para lograr y conservar sus objetivos de grupo y personales, por lo que son protectores con su red.
Durante décadas su existencia parecía ser un rumor, pero una denuncia en España confirmó que la organización es real, aunque no tenga una personería jurídica. Los reportes la ubican detrás del partido ultraconservador Vox y organizaciones como Hazte Oír y Citizen Go que lideran acciones contra el aborto, el matrimonio igualitario o la laicidad del Estado. Sus métodos fueron reprobados por los obispos españoles pues la vieron como una secta.
Después del escándalo en España, en México se reconoció que El Yunque existe y que su nombre es Organización del Bien Común, pero negaron que fuera una agrupación secreta, sino que es “discreta” y por lo tanto se desconoce quiénes la integran.
Lo que sí se sabe es que ha conseguido que algunos de sus militantes gobiernen estados como Guanajuato, Jalisco, Aguascalientes, un sinnúmero de alcaldías, obtengan curules en los congresos federal y estatales e incluso puestos en los gabinetes de los ex presidentes del PAN Vicente Fox (2000- 2006) y Felipe Calderón (2006-2012). Principalmente buscan ocupar cargos en los ministerios de educación para desde ahí poder influir en los programas de estudios.
En el gobierno de López Obrador también han encontrado espacios, como su exlíder (señalado así por algunos desertores) Manuel Espino Barrientos, que además de dirigir al PAN, fue Presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América de 2007 a 2010. A pesar de haber sido un férreo crítico de AMLO fue postulado como diputado federal por Morena y actualmente es Comisionado del Servicio de Protección Federal. También el sacerdote Alejandro Solalinde fue parte del grupo y ahora integra el círculo cercano de Andrés Manuel.
Diego Martin Velázquez Caballero, catedrático de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, explica que a pesar de las alianzas que hizo Morena con personas vinculadas o integrantes del Yunque en Puebla se logró aprobar el matrimonio igualitario, “parece ser que el presidente ha tenido que reconocer algunos de estos avances pero en el fondo, no está de acuerdo”.
El investigador ve el acercamiento entre el Yunque y el gobierno actual gobierno casi normal, “estos movimientos de sociedades secretas van penetrando, desdoblando, fracturando y van colonizando muchos espacios. Está presente en una gran cantidad de partidos, de escuelas, con los empresarios. El Yunque en México tiene una presencia importante en el poder, aunque ellos dicen que no están vinculados con la iglesia están tutelados por los obispos lo que quiere decir que hay una dirección”.
El desertor Luis Paredes Moctezuma, hace 10 años declaró que “lo que más le convendría al Yunque es que ganara Andrés Manuel López Obrador porque se polarizaría brutalmente la sociedad mexicana… una extrema izquierda delirante le daría enorme protagonismo a una extrema derecha delirante”.
Álvaro Delgado dice que El Yunque “es como la humedad, se cuela en todos lados, pero principalmente buscan los espacios educativos y de formación para empresarios para inculcar su agenda”. El periodista dice que existen varias asociaciones que le sirven de fachada a la comunidad, la más famosa e influyente es el Frente Nacional por la Familia, cuyo líder, Rodrigo Iván Cortés Jiménez es uno de los más acérrimos críticos del presidente y ha logrado aglutinar a decenas de organizaciones en su entorno, pero también contar con el respaldo de asociaciones internacionales como la española Hazte Oír o Political Network for Values que reúne a líderes conservadores del mundo y otras tantas a lo largo de América Latina.
Su presencia en las cámaras de diputados y senadores es constante, hace unas semanas logró que diputados del PAN, Partido Revolucionario Institucional, Partido Encuentro Solidario (que es aliado de AMLO) y Movimiento Ciudadano se pronunciaran en contra de la legalización del aborto y se comprometieran a presentar tres peticiones sobre el tema a la Organización de las Naciones Unidas y la Organización de los Estados Americanos.
Algunos analistas encuentran que FreNaAA tiene una ala integrada por yunques, que si bien el principal objetivo del frente es que López Obrador deje la presidencia y lo acusan de poner en riesgo la propiedad privada, en su manifiesto se oponen al aborto y al matrimonio igualitario, en sus protestas suele haber rosarios, rezos e imágenes de la virgen.
Velázquez Caballero dice que el Yunque “es más que un partido, es establishment, logra absorber una organización y cuando ésta ya no les resulta útil se deshacen de ella”.
AMLO y sus opositores se parecen más de lo que creen
Aunque sus detractores acusan a López Obrador de ser comunista, promotor de la ideología de género, entre otras cosas, lo cierto es que el presidente, a pesar de definirse como de izquierda, es conservador. Así lo demuestran sus alianzas electorales: con ex miembros del Yunque, católicos conservadores como el ex presidente del PAN, Germán Martínez Cázares; el ex jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, quien es cercano al Opus Dei y la alianza con el extinto Partido Encuentro Social (hoy llamado Encuentro Solidario- PES), agrupación confesional evangélica, entre otras.
Y hay algo en lo que han coincidido: los grupos más radicales han dado su apoyo a Trump durante la campaña al considerarlo un presidente provida y defensor de la familia, aún cuando haya cientos de niños migrantes separados de sus papás. Estas organizaciones se han resistido a reconocer el triunfo de Joe Biden… al igual que el presidente.
AMLO cotidianamente hace alusión a frases bíblicas, cita al papa, ha mostrado las imágenes religiosas que carga consigo como protección. En ceremonias importantes, como la celebración de la Independencia de México, cuyas arengas demuestran lo que al ejecutivo federal en turno le importa, Andrés Manuel soltó un “viva el amor al prójimo”, además de las tradicionales que recuerdan a los héroes de la patria. Recientemente presentó una Guía Ética para la Transformación de México en el que plantea 20 principios y valores, entre los que resaltan “el amor al prójimo es la esencia del humanismo” o “el perdón libera a quien lo otorga y a quien lo recibe”. Si bien el presidente ha dicho que estos postulados no serán obligatorios, se entregarán 8 millones de copias a adultos mayores beneficiarios de programas sociales.
La profesora Tania Hernández Vicencio encuentra que “López Obrador ha contribuido a una nueva significación de la laicidad donde la religión se ve como parte natural del debate público”. Actualmente, “más que hablar si son izquierdas o derechas es el asunto del conservadurismo mexicano que está en todos los partidos políticos. El debate ayudará a replantearnos las ideas que tuvimos durante el siglo XX en temas como laicidad, espacio público y entender a estos grupos, porque en aras de construir un espacio público- democrático, tienen todo el derecho a expresarse, tienen derecho a ejercer su cabildeo”.
Velázquez Caballero cree que “los católicos están viviendo un replanteamiento de la laicidad, ya no es un anticlericalismo, es una laicidad pluri religiosa, muchos grupos que estaban acostumbrados a ciertas canonjías y a ciertos beneficios ahora se preocupan porque el nuevo “Estado Laico” ya no beneficia tanto a la iglesia católica, ahora hoy otros credos, otros grupos, otras teologías”.
Estamos viviendo una crisis, “se desfondó el sistema político y de partidos y los mecanismos clásicos de cómo establecer la geometría política, se fracturaron los referentes que teníamos y hoy contamos con un presidente que se dice de izquierda, con una agenda conservadora en muchos temas, y por el otro lado está la emergencia de muchos grupos que tratan de encontrar su lugar y lo que tenemos es un escenario político descuadrado”, dice Santiago Jiménez.
Señales de alerta
Para Franco Savarino Roggero, profesor en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, hay algunas señales a las que hay que prestarles atención. Por ejemplo, que la autoridad electoral haya permitido la formación del PES a pesar de ser abiertamente evangélico. “La última vez que hubo un partido religioso fue durante la caída de Porfirio Díaz con el Partido Católico Nacional Mexicano en 1911. El PAN no es confesional pero sí con una fuerte presencia católica”.
Otra señal fue la iniciativa que buscaba permitirles a las iglesias poseer medios de comunicación “son intentos de ver hasta qué punto puede resistirse el Estado Laico por parte de grupos religiosos, para ver hasta dónde puede avanzar su agenda”.
En su opinión “la agenda fundamentalista que promueven vuelve tóxico el ambiente político” sobre todo cuando se afectan los derechos humanos “son temáticas muy importantes que afectan la vida social y que podrían verse gravemente afectadas por el empoderamiento de estos grupos que muchas veces se manifiesta a través de cabildeo, lobbies, negociaciones más o menos ocultas, intercambio de votos, clientelismo y todo esto pasa fuera del alcance de la opinión pública”.
Otro riesgo para el Estado Laico es que “a fuerza de hablar de Dios, de moral, de cuestiones vinculadas con asuntos religiosos, poco a poco la opinión pública se acostumbra que es normal, y no debería ser tan normal. Y poco a poco nos convertimos en un país que no queremos, en el que el discurso público se invoca a Dios, a la Biblia y los valores religiosos, lo estamos experimentando progresivamente”.
Para el investigador, aunque no ve un riesgo inminente, la única alternativa para proteger el Estado laico mexicano es “estar vigilantes, defender el espacio de la laicidad como un espacio de convivencia pacífica, de diálogo. No puede el Estado imponer un criterio moral, debe ser un árbitro para que podamos convivir tranquilamente las diversas creencias o no creencias”.
Sin embargo, nunca como ahora se había vivido un momento tan delicado, donde las amenazas al laicismo y a la separación del estado de cualquier influencia confesional, no solo provienen de grupos reactivos, sino que también surgen desde la cúpula misma del estado, mientras las fuerzas de izquierda y liberales que han defendido a un estado separado de las convicciones religiosas, se desmovilizan por las alianzas que les permitieron llegar al poder.
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