En México, país en donde cada día asesinan a 10 mujeres, es imposible no apoyar al feminismo. En la actualidad considerarse feminista ya no tiene una connotación negativa como antes, ahora más bien es raro platicar con mujeres que no se asuman como feministas.
Claro está que yo soy feminista, soy persona y sujeta política (no objeto, aunque nos los intenten recordar una y otra vez en nuestro día a día).
Escrito por: Sol Cárdenas Arguedas
Y es que cuando analizo mi propia postura política y platico con otras mujeres feministas, no puedo evitar siempre hacerme los mismos cuestionamientos: ¿qué es el feminismo y qué implica ser feminista? ¿por qué necesitamos feminismo en nuestras vidas?
En las líneas siguientes buscaré resumir en pocas palabras lo que entiendo por feminismo y lo que me parece central recuperar:
El feminismo es una tradición política, una teoría explicativa (Valcárcel, 2020), crítica (Fraser, 1990), militante (Amorós y De Miguel, 2020) y emancipatoria; es una de las más importantes ideologías políticas en la historia de la humanidad y es también un movimiento social y político.
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El feminismo busca erradicar al patriarcado. El patriarcado implica una política sexual (Millet, 2021), un sistema con estructuras estructurantes y estructuradas (véase Bourdieu, 2002) e instituciones políticas que producen y reproducen género, en otras palabras, formas de desigualdad, explotación y opresión de los hombres sobre las mujeres, y de los hombres sobre otros hombres y todas aquellas personas que no pertenecen al mandato de la masculinidad hegemónica.
Bien dice Amorós que el patriarcado es el “conjunto metaestable de pactos, asimismo metaestables, entre los varones, por el cual se constituye el colectivo de éstos como género-sexo y, correlativamente, el de las mujeres” (1992, p. 52 citada por Puleo, 2018, p. 41).
El feminismo además de buscar acabar con el patriarcado, busca construir nuevas maneras de relacionarnos y entender al poder, porque no debemos perder de vista que el poder también está generizado (véase Acker, 1992).
El feminismo busca justicia, nos invita a pensar en nuevas concepciones del poder y la política. Dejar de comprender al poder como relaciones jerárquicas, de dominación, desigualdad y por lo tanto violencia.
El feminismo pugna por construir y concebir relaciones de poder entre iguales, donde las mujeres también seamos concebidas y reconocidas como personas, individuas y sujetas políticas. Y es que sólo así podremos ser realmente libres.
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El feminismo nos recuerda que nuestro espacio no sólo es el doméstico (el privado) sino también el público, que tenemos el mismo derecho que los hombres a participar y representarnos políticamente, es decir, ejercer el poder político y tomar decisiones fundamentales que conciernen a nuestras sociedades.
El feminismo nos recuerda que el patriarcado se conecta con el capitalismo (y sus modos de explotación y dominación a los seres humanos y a la naturaleza). Abolir el género implica acabar también con otras formas de subordinación y dominación como la clase y la raza.
El feminismo cuestiona e invita a replantearnos la organización y funcionamiento actual de las instituciones políticas en nuestra sociedad desde la familia hasta el Estado. De la familia, sus dinámicas y jerarquías hasta los roles en los que interactuamos y nos organizamos política y socialmente.
El feminismo es solidario. Nos lleva a pensarnos, apoyarnos, querernos y organizarnos entre nosotras. Los pactos entre mujeres, la sororidad (véase Lagarde, s.f.) y el reconocimiento entre nosotras es central en un mundo donde nos educan a odiarnos y a competir con otras mujeres.
El feminismo implica conceptualizar, teorizar, cuestionar y reconstruir el mundo en el que vivimos, por eso justamente ser feminista implica politizar, asumirnos como sujetas políticas. Bien decía Simone de Beauvoir que el feminismo “es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente”.
El feminismo nos permite entender al mundo de formas más plurales, diversas, igualitarias, libres, justas y éticas, por eso y todo lo anterior es que necesitamos feminismo más que nunca en nuestras vidas.
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FUENTES CONSULTADAS
Acker, J. (1992). From sex roles to gendered institutions. Contemporary Sociology, 21(5), 565-569.
Amorós, C. Y De Miguel A. (Eds.) Teoría feminista. De la Ilustración al segundo sexo. Madrid: Biblioteca Nueva.
Bourdieu, P. (2001). Poder, derecho y clases sociales Bilbao: Descleé.
Fraser, N. (1990). ¿Qué tiene de crítica la teoría crítica? En Benhabib, S. y Cornell, D. (Eds.) Teoría feminista y teoría crítica. Valencia: Edicions Alfons el Magnànim.
Millett, Kate (2021). Política sexual. Madrid: Ediciones Cátedra.
Lagarde, M. (s.f.). Pacto entre mujeres: sororidad. Revista Aportes, 25, 123-135.
Puleo, Alicia H. Patriarcado. (2018). En Amorós, Celia (Dir.), 10 Palabras clave sobre Mujer. España: Editorial Verbo Divino.
Valcárcel, A. (2020). Sexo y filosofía. Sobre mujer y poder. España: Almud Ediciones de Castilla-La Mancha.
