El Día Mundial de la Diabetes nos recuerda que la incidencia de esta grave afección va en aumento y que esta tendencia continuará, por lo que debemos incrementar las acciones para su prevención.
México tiene el reto de dar respuesta a las demandas presentes y futuras que nos plantean los cambios de la transición demográfica y epidemiológica, relacionados con el aumento de la esperanza de vida y el envejecimiento de la población, que han llevado al incremento de las enfermedades crónicas no transmisibles.
La ciencia médica y los avances científico-tecnológicos nos han permitido disminuir las tasas de mortalidad general y de natalidad, lo que nos ha llevado a vivir más, pero no necesariamente de forma más saludable. Es así que la esperanza de vida a lo largo de las últimas décadas ha ido en aumento: para 2012 fue de 77.3 años para las mujeres y 71.4 para los hombres, y para 2030 será de 79.4 y 74.6, respectivamente.
Se han modificado las principales causas de muerte en nuestro país, lo que se conoce como transición epidemiológica, que se refleja en la disminución de las defunciones debidas a enfermedades transmisibles y el aumento de las defunciones debidas a enfermedades no transmisibles, como la diabetes mellitus, las enfermedades cardiovasculares y los tumores malignos, las cuales en su mayoría son prevenibles y controlables, pero aún no son curables y generan un efecto en el gasto para su atención.
Es de resaltarse que en las últimas tres décadas la tasa de mortalidad de la diabetes mellitus ha incrementado casi tres veces, tras pasar de 21.8 defunciones por cada 100 mil habitantes en 1980 a 72.6 en 2012.
Obesidad: factor de riesgo
El sobrepeso y la obesidad representan una amenaza a la sustentabilidad de los sistemas de salud, dado que están asociados a enfermedades crónicas no transmisibles, representando un grave problema a nivel mundial.
La obesidad constituye un importante factor de riesgo ante la diabetes, que ha sido la principal causa de mortalidad en los países de la OCDE en años recientes. El promedio de diabetes a nivel mundial de personas adultas de 20 a 79 años de edad es de 6.9% en los países de la OCDE, y nuestro país ocupa el primer lugar con un 15.9%.
Conforme a los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2012, la prevalencia de obesidad en adultos es de 32.7% y la de sobrepeso de 38.8%, de tal manera que la prevalencia de sobrepeso y obesidad en este grupo de edad alcanza un 71.3%.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSANUT) documentó el crecimiento real de la diabetes mellitus, no sólo como causa de muerte, sino también en el incremento de la tasa de prevalencia, fundamentalmente en adultos mayores y en mujeres.
Estos problemas han aumentado para ambos sexos en el periodo 2006-2012, pero es mayor en las mujeres por factores como la menopausia, el fenotipo, el estrés, la ansiedad o la depresión, por mencionar algunos de ellos.
En virtud de lo anterior, resulta claro que una situación tan compleja sólo puede superarse con la acción colectiva y coordinada de los diversos sectores que integran a la sociedad. Se trata de un problema cuya causa es multifactorial, por lo que la solución también debe de ser construida desde las más diversas trincheras.
La Secretaría de Salud instrumentó la Estrategia Nacional de Prevención y Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes desde octubre de 2013.
La Estrategia actúa desde los determinantes sociales de la salud entendiendo que, si queremos tener éxito en la meta que nos hemos propuesto, debemos ir a las causas primigenias del problema, trabajando en el cambio cultural y en la modificación profunda de los entornos a nivel individual, familiar, escolar y comunitario. Dicha estrategia está sustentada en tres pilares:
- La salud pública, que se ha concentrado en el establecimiento de un observatorio de información epidemiológica y en la realización de acciones intensivas de promoción de la salud y de prevención.
- La atención médica, que busca mejorar la efectividad y eficiencia resolutiva de los servicios de salud de primer contacto fortaleciendo las unidades de salud, las competencias del personal de salud y el abasto oportuno y eficiente de medicamentos e insumos.
- La regulación sanitaria, en materia de etiquetado, publicidad y medidas fiscales.
Cuenta además con seis ejes rectores:
- Investigación y evidencia científica
- Corresponsabilidad
- Transversalidad
- Intersectorialidad
- Evaluación del impacto
- Rendición de cuentas
El objetivo de la Estrategia es mejorar los niveles de bienestar de la población y contribuir a la sustentabilidad del desarrollo nacional al desacelerar el incremento en la prevalencia de sobrepeso y obesidad en los mexicanos, a fin de revertir la epidemia de las enfermedades no transmisibles, particularmente la diabetes mellitus, a través de intervenciones de salud pública, un modelo integral de atención médica y políticas públicas intersectoriales.
La diabetes por sí misma es la enfermedad que más repercusiones tiene en la población en materia de discapacidad, en virtud de que con el tiempo se van adquiriendo afecciones en el sistema músculoesquelético, pérdida de visión y audición, trastornos de ansiedad y depresión, entre otras. Es importante considerar estos elementos que causan algún tipo y grado de discapacidad, para estar preparados en todos los aspectos y trabajar en la prevención.
Este esfuerzo, para arraigarse y tener los efectos positivos que todos deseamos, debe ser consistente en su intensidad y duradero en sus alcances y temporalidad. Estamos convencidos de que toda política de estado debe tener una visión de futuro que sólo la garantiza su inclusión plena en el quehacer institucional.