por Mario Luis Fuentes
La pobreza en Puebla creció del 61.5% de su población en 2010, a 64.5% en 2014. Ocupa el 4º peor lugar nacional en materia de rezago educativo; su tasa de mortalidad en menores de 5 años por enfermedades respiratorias agudas es de 26.3 por cada 100 mil, frente a un promedio nacional de 19.6; y, de acuerdo con el INEGI, el 21.1% de los mayores de 18 años, y el 15.5% de la niñez poblana, comen menos de lo que deben comer.
En el mes de junio se renovarán gubernaturas en 12 entidades de la República; los gobiernos que concluyen presentan, en todos los casos, informes de gestión triunfalistas y que no dan cuenta de los rezagos estructurales que persisten en el acceso al bienestar y el cumplimiento de los derechos sociales.
Para analizar estas condiciones, Excélsior y México Social presentamos a partir de esta semana un diagnóstico sobre la cuestión social en las entidades con procesos electorales, a fin de ofrecer a la ciudadanía un panorama general sobre los rezagos y condiciones de malestar que persisten en cada una de ellas.
Una pobreza creciente
La medición multidimensional de la pobreza que elabora de manera bienal el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) indica que en Puebla se tuvo un importante retroceso entre los años 2010 y 2012, y un estancamiento entre esa fecha y 2014.
En efecto, en el año 2010 el porcentaje de personas pobres en la entidad se ubicó en 61.5% de la población; en 2012 se tuvo un incremento a 64.5%; mientras que en 2014 se mantuvo en el mismo nivel de 64.5%; sin embargo, al haberse presentado un incremento poblacional, los números absolutos presentan variaciones relevantes: 3.6 millones de pobres en 2010; 3.87 millones en 2012 y 3.95 millones en el año 2014.
Al respecto, debe recordarse que los Objetivos del Desarrollo Sostenible establecen que la pobreza debe ser erradicada en el año 2030, por lo que el ritmo de disminución en la entidad debería ser de 263,333 personas pobres menos por año. En sentido inverso, en Puebla el número de pobres se ha incrementado, como promedio anual, en 85,600 personas entre 2010 y 2014.
Un estado con hambre
De acuerdo con los resultados de la Encuesta Intercensal, 2015, en el estado de Puebla se tienen peores indicadores relativos al derecho a la alimentación que se los registrados como promedio nacional. El INEGI preguntó, en la Encuesta citada, seis reactivos respecto de la calidad de la alimentación en los hogares. El primero de ellos es si las personas tienen suficiente variedad en sus alimentos. A nivel nacional el promedio para los mayores de 18 años es de 28.9%; en Puebla es de 35%; otro reactivo es si algún adulto comió menos de lo que debería comer; a nivel nacional el porcentaje es de 19.4%, y en Puebla de 21.9%; uno más es: “si alguna persona sintió hambre, pero no comió”; a nivel nacional es de 11.1%, y en Puebla de 12%.
En lo relativo a niñas, niños y adolescentes, los indicadores de la entidad también son peores a los promedios nacionales (que en sí mismos son muy malos). Según el INEGI, en Puebla el 23.5% de los menores de 18 años tuvieron poca variedad en sus alimentos, frente a un promedio nacional de 19.3%.
El 15.5% de las niñas y los niños poblanos comió menos de lo que debería comer, frente a un promedio nacional de 14.2%; asimismo, al 14.9% de la niñez poblana se le tuvo que servir menos comida de la requerida, frente a un promedio nacional de 14.3%; mientras que el 7.6% de las niñas y los niños de la entidad sintieron hambre, pero no tuvieron qué comer.
Educación deficiente
Uno de los grandes rezagos en Puebla se encuentra en el ámbito educativo; de acuerdo con los datos de la Encuesta Intercensal, la entidad se ubica en el 5º peor lugar nacional en lo que respecta al porcentaje de personas mayores de 15 años analfabetas, con un 8.3%, frente al 5.2% nacional. Ocupa el mismo lugar en el indicador relativo a personas sin primaria terminada, con un 12.9%, frente al 10.9% nacional; y el quinto lugar con mayor porcentaje de población sin secundaria terminada con 22%, frente al 18.6% nacional.
Muertes en exceso evitables
Toda muerte que pudo haberse evitado es condenable; quizá lo sea más cuando se trata de niñas y niños. En ese sentido es importante destacar, por ejemplo, que en Puebla la tasa de mortalidad en menores de cinco años, por enfermedades respiratorias agudas, se ubicó en 26.3 defunciones por cada 100 mil en el grupo de edad; a nivel nacional el promedio es de 19.6 por cada 100 mil.
El indicador es relevante, porque es síntesis de las condiciones de pobreza, marginación y desigualdad de la entidad, sobre todo en las regiones indígenas y rurales, en donde las tasas son aún mayores. Se trata de defunciones que en más del 90% de los casos pudieron evitarse, pues se trata de infecciones que se pueden curar con menos de 100 pesos cuando son tratadas a tiempo.
Estos datos se relacionan, por ejemplo, con el número de médicos disponibles por persona: a nivel nacional, en 2015, el promedio era de 2.5 médicos por cada mil habitantes, mientras que en Puebla era de 2; y el número de enfermeras por cada mil personas a nivel nacional es de 2.8 y en Puebla de 2.2.
*Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 29- Marzo- 2016, p.14
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