Comprender por qué marchamos, por qué nos manifestamos y, más importante, responder cuál es la agenda pendiente de las mujeres en este #8M nos remite a cuestionar cómo nos afecta la injusticia de manera diferenciada a las mujeres. ¨La política nace de reunir todas las voces, perder una sola es perder el universo entero¨, nos recuerda Sahui en Antígona en México: la tragedia de las madres buscadoras [1]. Perdernos: perder voces, vidas, dignidad, por opresión interpretada como explotación, marginación, carencia de poder, imperialismo cultural y violencia [2]; o deshumanizamos por completo en un ostracismo, ese destierro, que nos deja calladas, empequeñecidas, sometidas, golpeadas, sin soberanía, ni ciudadanía. El ostracismo es la exclusión y marginación social que puede experimentar una persona o un grupo en el ámbito político. Hannah Arendt ha presentado al ostracismo como una forma de castigo que elimina a quienes son consideradas y considerados como un peligro para el orden establecido. El ostracismo implica, empero, la negación de los derechos políticos y la capacidad de participación en la esfera pública, y, perder: perder identidad, así como el despojo de la condición humana [3].
Escrito por: Cecilia Liotti
Sin embargo, el espacio público es público, entonces, nos pertenece a todas las personas. Relegarnos a las mujeres al destierro es dejarnos en confinamiento, con las manos atadas, las bocas amordazas, empobrecidas, sin poder participar en la economía, sin reconocimiento y sin representación política para la toma decisiones en el espacio público, que no solamente es público, es político. Lo sostiene Fraser en las Escalas de la Justicia [4], pero también Hannah Arendt, mucho antes. Si no estamos en el espacio público alguien más tomará las decisiones por nosotras [5], y, eso es completa pérdida de libertad, afirmamos aquí. La política ¨se basa en el hecho de la pluralidad de los hombres [y mujeres], ¨ y que ¨trata del estar juntos [y juntas], y los unos [y las unas], con los otros [y las otras], de los diversos [y diversas], ¨ [6]. En otras palabras, la política se traduce como el medio de la pluralidad, que desde La condición humana miraba que la plenitud humana es condición básica tanto de la acción —praxis— como del discurso —lexis— y que en ella se descubren los hombres [y las mujeres], como iguales y distintos [y distintas] [7], donde aparecen el respeto de la pluralidad y la diversidad como estandartes del espacio público.
Te invitamos a leer: Los programas sociales y su escaso impacto en la pobreza
En el lenguaje actual de los derechos humanos la no consideración de la pluralidad, la igualdad y la diferencia significa extraviar la dignidad de una persona. Significaría desvalorización, desigualdad, injusticia [8]. En el lenguaje de las capacidades humanas es injusto dilapidar una forma de vida [9]. En el lenguaje de la ciudadanía no contemplar la autonomía de una persona significa perder agencia en la democracia [10].
Desde el diseño del gasto público, #8M significa dejar atrás las omisiones y generar mecanismos reales de inclusión, nivelación y acciones afirmativas. Desde la Gestión para Resultados (GpR), #8M significa trazar políticas y programas, y, generar indicadores que capten la situación de pobreza y marginación de nosotras las mujeres. La política pública no puede estar desligada entre sí. La política de educación debe entrelazarse con la política de salud, de vivienda, de seguridad alimenticia, de movilidad urbana, de prevención de riesgos y desastres, por ejemplo. Desde la Agenda 2030 [11] y los tratados internacionales, como la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, CEDAW, la igualdad de género es transversal y, que sea transversal significa hilar, unir, para tener impacto transformador y positivo sobre la situación de las mujeres. Por eso, #8M también significa medir y evaluar sus resultados e impacto para poder desmontar y revertir injusticias y opresión.
#8M significa volver a nacer. #8M significa tener presente las reivindicaciones de cada ola del feminismo. #8M significa sentirnos seguras. #8M significa no perder a ninguna. #8M significa escuchar las voces de la calle. #8M significa que la comunidad entienda que somos comunidad. #8M significa que la política sepa que no es autocrática. #8M significa construir república. #8M significa tener acceso a la impartición de justicia con tribunales justos y autónomos. #8M significar tener congresos que reconozcan los vacíos e incongruencias legislativas. #8M significa asegurar la libertad de expresión. #8M significa recuperar la igualdad. #8M significa sostener y reconstruir la significación de la dignidad de todas nosotras, las mujeres.
Porque no nos gusta que nos vean con sesgos, cegueras y miopías. Marcela Lagarde (1990) tiene un libro maravilloso que desde el título describe los roles en los que nos han situado e interpretado: Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas.
#8M significa entender cómo analizamos las diferencias e intersecciones desde una política feminista [12]. #8M significa que la justicia no sólo se trata de la distribución equitativa de recursos, sino de reconocer nuestras responsabilidades colectivas para abordar las estructuras de opresión.
#8M significa reconocer el derecho humano al cuidado.
#8M es conectar la praxis con la lexis: acción y discurso, en coherencia, en sintonía.
#8M significa proponer, deliberar y exigir una agenda política para las mujeres.
#8M significa que No Hay Democracia Sin Mujeres.
#8M significa hacer conciencia de que, rompiendo paradigmas, salimos del ostracismo para regresar a nuestro lugar merecido: la polis, la política, la justicia- el espacio público que nos pertenece, así como nos pertenecen nuestros cuerpos -la relación con nuestros cuerpos- en la que también ha discurrido la opresión.
También podría interesarte: La iniciativa de reforma de pensiones
Referencias:
[1]. Sahui Maldonado, A. en Antígona en México: la tragedia de las madres buscadoras publicado el 1ero de marzo de 2024 en https://www.mexicosocial.org/madres-buscadoras/
[2]. Young, I. M (1990). Justice and the Politics of Difference. Princeton University Press. Young (1990) es la obra original. Sin embargo, usamos el texto con la traducción de Silvina Álvarez para la edición en castellano publicada en el 2000. Young, I. M. (2000) La justicia y la política de la diferencia. Ediciones Cátedra, p. 73). Sostiene Young: ¨ En este capítulo [II] explico cada una de estas formas de opresión. Cada una podría implicar o causar injusticias distributivas, pero todas encierran cuestiones de justicia que van más allá de la distribución. De acuerdo con el uso político corriente, sugiero que la opresión es una condición de grupos¨.
[3]. Resulta interesante leer a Di Natale en El desafío actual del derecho a tener derechos: Hannah Arendt y la deconstrucción de la ciudadanía publicado en el 2023 en Anacronismo e Irrupción. Revista de Teoría y Filosofía Política. https://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/anacronismo/article/view/8911
[4] Fraser, N. (2008). Escalas de justicia. Herder.
[5] El nosotras y su énfasis en cursiva es nuestro dada la ocasión del #8M.
[6] Hannah Arendt, ¿Qué es la política?, Barcelona, Paidós/Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona, 1997, p. 45. El hincapié en el lenguaje vuelve a ser nuestro. En el contexto de escritura de sus textos, como en muchos de su época, aparecen los masculinos genéricos, sobre los que hoy desde el Lenguaje Incluyente y No Sexista hacemos conciencia de género.
[7] La condición humana, Barcelona, Paidós, 1998, p. 200.
[8] Los fundamentos de la dignidad humana radican en la idea de que todos los seres humanos tienen un valor intrínseco e inalienable, independientemente de su raza, origen étnico, género, religión u orientación sexual. La dignidad se basa en la igualdad y el respeto hacia cada persona, reconociendo su autonomía y su capacidad para tomar decisiones libres y conscientes. Estos fundamentos son esenciales para la promoción y protección de los derechos humanos. Al respecto, leímos Habermas, Jürgen. (2010). El concepto de dignidad humana y la utopía realista de los derechos humanos. Diánoia, 55(64), 3-25. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-24502010000100001&lng=es&tlng=es.
[9] En Aristotelian Social Democracy, Martha Nussbaum ¨muestra cómo su concepción del ser humano y de las capacidades fundamentales que permitirán a éste llevar a cabo una forma de vida, de acuerdo a lo que se considera digno, conducen a una forma de democracia social. En el modelo político que propone, la tarea del buen gobierno superará las funciones que tradicionalmente son asignadas en las democracias de corte liberal y, en consecuencia, se garantizarán no sólo un conjunto de derechos asociados a la libertad, sino también a un bienestar elemental¨. Nussbaum, «Aristotelian Social Democracy», en R. B. Douglas, G. Mara y H. Richardson (comps.), Liberalism and the Good, Nueva York, Routledge, 1990, pp. 203-252. Cita tomada del análisis de https://www.ieturolenses.org/revista_turia/index.php/actualidad_turia/martha-nussbaum-las-capacidades-humanas-y-la-vida-buena
[10] O’Donnell, G. (2010). Democracia, Agencia y Estado. Teoría con intención comparativa. Prometeo, Buenos Aires.
[11] Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). (2019). El enfoque de la Agenda 2030 en planes y programas públicos en México. Una propuesta metodológica centrada en la Gestión por Resultados para el Desarrollo. México: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
[12] Young, I. M (1990). Justice and the Politics of Difference.
[13] Lema de la Red de Politólogas #NoSinMujeres.
[…] Te invitamos a leer: ¿Qué significa #8M?: del destierro al regreso a la polis […]