¿Quién gobierna a los municipios?

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que la estructura orgánica del gobierno en México tiene como base fundamental a los Municipios Libres. En ese sentido, la última reforma constitucional de gran calado que se llevó a cabo fue la que entró en vigor en 1997, mediante la que se les asignaron ocho funciones sustantivas, más las que se llegasen a determinar por las Legislaturas locales.

Escrito por:   Mario Luis Fuentes

A partir de esa reforma, se llevaron a cabo diferentes reformas de corte presupuestal y administrativo, con la finalidad de fortalecer las capacidades municipales para dar cumplimiento efectivo al mandato de la Constitución en las ocho funciones que tienen en materia de: 1) agua potable; 2) alumbrado público; 3) limpia, recolección, tratado y disposición final de aguas residuales; 4) mercados y centrales de abasto; 5) panteones; 6) rastro; 7) calles, parques y jardines y equipamiento; 8) seguridad pública, en materia de policía preventiva municipal y de tránsito. 

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En México se levanta, cada dos años, la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental, cuya última edición disponible es relativa al año 2019. En ella, se evalúa el desempeño de los gobiernos locales en la mayoría de las responsabilidades señaladas. Así, lo que se sabes es que sólo el 56% de la ciudadanía está satisfecha con los servicios de agua potable, pero sólo 25.1% considera que el agua que recibe es realmente potable, es decir, la consumiría directamente de la llave sin miedo a enfermarse.

En materia de drenaje, sólo el 46.2% afirma estar satisfecho con los servicios que tiene. Sólo el 38.2% está satisfecho con los servicios de alumbrado público. Respecto de los parques y jardines la satisfacción es de 39.7%; respecto de la recolección de basura es de 66.4%; y en materia de servicios de policía el porcentaje de personas que se dicen satisfecha llega sólo al 26.2%.

Este año se cumplen 25 años de la reforma constitucional; es un tiempo razonable para sostener que, con base en la percepción y grado de insatisfacción de la ciudadanía con los servicios que recibe de sus gobiernos municipales, su implementación ha sido por demás deficiente.

No se trata, en ese sentido, de revertir la reforma y centralizar aún más los recursos y capacidades de gobierno. Por el contrario, México debe avanzar de manera seria hacia la construcción de un nuevo federalismo, que permita que los municipios cumplan con las funciones sustantivas mencionadas, pero también otras urgentes en las que deberían asumir corresponsabilidades con los gobiernos estatales y con el federal en materia de biodiversidad y cambio climático, derechos de la niñez, perspectiva de género, protección civil, transporte público cultura democrática, y otras agendas que no pueden posponerse más.

Se trata de un tema que, en el marco del presidencialismo exacerbado que estamos viviendo, no tiene cabida; porque en el diseño de gobierno que ha implementado la presente administración, los municipios son espacios de gobierno que no caben y, si acaso, son considerados como los últimos subordinados en una larga cadena de mando y de transmisión de las instrucciones presidenciales.

México tiene compromisos inmensos respecto de los cuales, el monitoreo y evaluación de sus avances se ha pospuesto o se ha considerado como marginal. Pero los balances habrán de llegar y los rezagos, de continuar como vamos, serán todavía mayores a los que se tenían en las primeras dos décadas de este siglo.

Combate a la pobreza, erradicación del hambre, educación universal de calidad, el derecho al disfrute al más amplio nivel de protección posible de la salud, acceso al empleo digno, un país en paz, erradicación del trabajo infantil, mitigación del cambio climático, protección de especies, reducción de la contaminación en todas sus formas, entre otros temas mayores, son sólo algunos de los temas en los que se ha fallado rotundamente, y cuya solución tiene una de sus principales rutas en el fortalecimiento de los gobiernos municipales.

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