De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el año 2020 fallecieron en México 19,352 niñas y niños antes de cumplir su primer año de vida. De ellos, 10,122 fallecieron por afecciones en el periodo perinatal; 4,806 por malformaciones congénitas; 647 por influenza y neumonía; 455 por accidentes; 315 por enfermedades intestinales; 282 por septicemia; y 208 por COVID19. Como se observa, la mortalidad en las y los recién nacidos en el país sigue siendo muy alta.
Para garantizar el derecho a la supervivencia de las niñas y niños, los primeros 28 días después de su nacimiento son cruciales; así lo han documentado el UNICEF, el Alto Comisionado de los Derechos Humanos, así como la Organización Mundial de la Salud y sus organismos regionales.
En el caso del Contninente Americano, la Organización Mundial de la Salud lanzó la Campaña 28 días, tiempo para cuidar y amar la cual es parte del trabajo que desarrolla el Centro Latinoamericano de Perinatología (CLAP).
De acuerdo con la información de la OPS: esta campaña “busca concientizar sobre la importancia del cuidado de los recién nacidos y brindar información de interés y basada en la evidencia para atención del recién nacido. Dos de los objetivos que persiguen brindar cuidados de calidad, contribuir a la reducción de la tasa de mortalidad neonatal, y concienciar sobre la necesidad de acción ante situaciones que requieran intervenciones específicas.
La campaña apunta a incrementar el conocimiento, las habilidades y la autoconfianza de las madres, familias y cuidadores de recién nacidos, concientizar a profesionales de la salud sobre la importancia de las buenas prácticas de cuidado de los recién nacidos y fomentar la toma de decisiones asertivas para reducir la mortalidad neonatal”.
La campaña de la OPS consta de 28 mensajes clave para los primeros 28 días de vida de las y los recién nacidos y fortalecer las capacidades de las personas, pero también de las y los profesionales de la salud, para proteger el derecho a la vida, a la salud, a una vida en condiciones de bienestar, etc., de las y los recién nacidos. A continuación se presentan algunos de esos mensajes.
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La OPS recomienda, en la primera hora de vida de las y los recién nacidos:
“Los bebés tienen la capacidad de iniciar por sí solos la lactancia. Al nacer, luego de secarlos suavemente, los recién nacidos son colocados boca abajo directamente sobre la piel del abdomen y del pecho de la madre, sin interferencias en el contacto. El contacto piel a piel en la primera hora de vida facilita que el bebé mantenga su temperatura, reconozca los sonidos ‒también las voces‒, se tranquilice y alcance la meta que el olfato y la vista le señalan: el pecho materno.
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En esta posición, con el tiempo necesario, desarrollan una actividad que los lleva a iniciar la succión al pecho alrededor de una hora después de nacer. Es muy importante permitirles iniciar la lactancia en cuanto den señales de estar preparados para ello, sin forzarlos, y no interrumpir este momento hasta que finalice la ingesta de calostro. La lactancia queda instalada desde la primera hora postnatal.
Es recomendable iniciar la lactancia en el transcurso de la primera hora después de nacer y dar al bebé el tiempo necesario en contacto piel a piel con la madre. Es importante no interrumpir este contacto hasta que finalice la ingesta de calostro.
Durante los primeros días de vida de las y los recién nacidos la OPS recomienda:
La madre va aumentando la producción de leche durante las primeras horas y días después del parto, con el estímulo de la succión del bebé al pecho.
En los primeros minutos postnatales comienza la secreción de calostro, un líquido de color amarillento, de alto valor nutritivo, que aporta beneficios únicos, exclusivos y adecuados para este momento. La ingesta de calostro es de trascendental importancia para los recién nacidos.
Es muy importante que los recién nacidos reciban exclusivamente la leche de su madre y que solo succionen el pecho materno. Cuando los bebés ingieren otros líquidos o alimentos sienten menos apetito por la lactancia, disminuye su demanda para ser amamantados y, como consecuencia, disminuye la producción de leche en la glándula mamaria. La succión de objetos que no sean el pezón puede confundirlos.
Es recomendable que la lactancia se inicie cuanto antes luego del nacimiento, que el bebé succione únicamente el pecho materno y que ingiera el calostro. Luego, la leche de su madre de manera exclusiva.
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Luego del nacimiento del bebé es muy importante que la madre se mantenga hidratada. Una dieta variada y saludable, que genere bienestar y evite molestias digestivas, facilita la disponibilidad para el amamantamiento a libre demanda.
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Luego del nacimiento, la correcta hidratación de la madre es muy beneficiosa para la producción de leche. Una dieta saludable genera bienestar y facilita la disponibilidad para amamantar.
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