Escrito por 7:03 pm Andrea Samaniego Sánchez, Democracia, Desigualdades, Destacados, En Portada, Política • Un Comentario

Reforma electoral y voto electrónico ¿estamos listos?

Tal vez pocos recuerden, pero hace un poco más de 23 años el planeta temía un gran problema originado desde el mundo de la informática, fue el llamado “efecto 2000” que puso en evidencia la relevancia de los sistemas operativos en el mundo y sus implicaciones en el mundo social, en ese momento fue un problema con los calendarios, pero ya debía mostrarnos, desde ese momento los problemas que podrían detonarse.

Escrito por:   Andrea Samaniego Sánchez

Ahora bien, la tecnología no nos es ajena, somos al final de cuentas un homo tecnologicus: la tecnología nos acompaña desde el origen de la especie con la rueda, la cuña hasta épocas más recientes con los avances en medicina y hoy en día, sin lugar a duda, con toda la gama de aparatos con microprocesadores. Es decir, la invención de artefactos para facilitarnos la vida es una constante en la humanidad, lo mismo que los efectos que estos tienen en las sociedades en donde se insertan.

Lo relataba Marshall McLuhan cuando decía que el desarrollo de la imprenta de Gutenberg tuvo como efecto que las sociedades en donde se instaló tuvieran, a consecuencia de esta máquina, una predilección del sentido de la vista, por encima del auditivo que era el predominante en esa época.

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Así podemos decir que toda tecnología tiene efectos en las sociedades en donde se inserta. Lo mismo ocurre con todos los inventos que se han desarrollado en el marco de la denominada sociedad de la información.

Por ello, que la reforma electoral proponga elevar a rango constitucional el empleo de las tecnologías de la comunicación e información para efecto de elecciones no sorprende: estas tecnologías ya forman parte de distintos ámbitos de nuestra vida cotidiana y, es más, ya se emplean dichas tecnologías para uno de los momentos de la jornada electoral: el recuento de los votos conforme llegan a las oficinas distritales.

Sin embargo, la reforma electoral poco dice sobre qué etapa o etapas van a requerir de estas tecnologías y para qué efectos, así como el tipo de recursos o equipos que se van a emplear. Se asume que se estaría incluyendo esta figura para la emisión del sufragio, es decir, para que haya voto electrónico.

Ahora bien, habría que considerar, contrario a lo que algunos pudieran pensar, que esta modalidad no es la más adecuada: para empezar, los costos de su implementación podrían ser elevados para evitar que haya malwares o cualquier hacker capaz de sabotear las elecciones o robar la información, en el caso nacional tenemos muchos ejemplos donde se ha sustraído información relevante vía estos procesos.

Con ello se puede decir que el costo de papel disminuiría, pero se incrementaría el de equipos de software, técnicos y especialistas en brindar y blindar en materia de ciberseguridad.

En segundo término, habría que considerar si este sistema es el más adecuado para todos los migrantes digitales o personas ajenas a los sistemas informáticos, de no hacerlo, más que brindar un derecho sería una negación de este.

Si no se están pensando en las implicaciones humanas y económicas de este punto de la reforma, entonces podríamos tener como consecuencia que se vulnere la democracia y, con ello, los derechos políticos de la ciudadanía.

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