Nacida el 21 de abril de 1926, hija de los Duques de York, Elizabeth Alezandra Mary Windsor, mejor conocida como la Reina Isabel II ha realizado una hazaña que pocos: gobernado más que muchos partidos, visto el colapso de gobiernos, el ascenso de administraciones ha liderado a su nación. Ha gobernado, en fin, con perspectiva de Estado.
Escribe Andrea Samaniego Sánchez
Su historia se forja en el destino, dada la abdicación de Eduardo VIII, su tío, efectuada en 1936 en pleno ascenso del nacionalsocialismo y fascismo, ante la tensa calma que auguraba la Segunda Guerra Mundial, hizo que su padre, a la postre Jorge VI, tomara las riendas de la Corona inglesa. Y de nuevo el destino hace que su padre, de tan sólo 56 fallezca, convirtiéndola en reina el 6 de febrero de 1952, con tan solo 25 años, título que ha portado por los últimos 70.
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Como observadora participante de la historia, desde 1952 a la actualidad ha dialogado con personalidades políticas de Inglaterra como Winston Churchill, Margaret Thatcher, Tony Blair y Boris Johnson con quienes ha trabajado por preservar la estabilidad de su reino. De igual manera se ha entrevistado con personas tan disímbolas como Kennedy, Trump, Juan Pablo II, Mandela, Yeltsin, Putin, Obama, sólo por mencionar algunos; así como con cantantes, actores, deportistas y científicos.
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Se ha vuelto un símbolo de lo británico y para los británicos, objeto de la cultura pop, arraigo de las tradiciones que distinguen a esa nación frente al resto del mundo. Su historia, contada y vuelta a contar a partir de novelas, series de televisión y películas muestra que, a pesar de todas las críticas que se le hacen, su vida es intrigante y muchos desean conocer más acerca de lo que pasa con la gente que habita en esos castillos.
Lleva 70 años, un Jubileo de Platino, en un rol para el cual no nació, aunque eso no le ha impedido desempeñarlo, guiando a sus súbditos durante ese tiempo. Se dice sencillo, pero son 70 años de ejercer el poder por una misma persona. Pocos han gobernado durante un periodo similar o menor, aunque muchos han cometido abusos al estar ante las riendas de un Estado. Ella representa como ninguna otra persona al siglo XX y el vínculo entre instituciones de otra época en un intento por conectarse con los cambios tan propios del siglo XXI. Pasado y modernidad; tradición y cambio; poder y templanza. Su trayectoria debe ser analizada por sus logros, sus fallas y su capacidad para permanecer a pesar de todo y todos.
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