En este nuevo texto, la dra. Mónica Muñoz explica la profundidad de la obra de Cindy Sherman, e invita a reinventarse al estilo de la artista.
Sigue a la autora en Twitter: @Monimunoz_mx
Cyntia Morris Sherman, más conocida como Cindy Sherman, es una artista norteamericana que toma fotos de sí misma, de esta manera le permite explorar diversos papeles (roles) que una mujer puede hacer socialmente, así como la identidad, o la mujer como artista. Nació en 1954 en Glen Ridge, New Jersey. Estudió Arte en la Universidad Estatal de Nueva York en Búfalo. Cuando se tomó foto a sí misma se dio cuenta que era muy interesante documentarse y jugar con la percepción sobre la identidad, explorando como con disfraces.
Se interesó el arte conceptual y el performance, pero lo que más determinaría su trabajo es la fotografía; con ella abordaría el tema de la memoria colectiva, y la crítica de los medios de comunicación utilizando recursos como viejas películas, teatro, televisión y revistas, de esta manera, crea imágenes estereotipos femeninos explorando su identidad. Jugará con pelucas, estilos de la moda de los años 50 y 60, en las que hace una parodia sobre el ideal de belleza femenina socialmente aceptado.
En esa relación entre la historia del arte y el feminismo, la obra de Sherman es interesante e importante ya que estudió el papel que juega la representación y producción artística, desde la creación de la mujer artista; desmitificando ideas heredadas de la mirada androcentrista.
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Por ejemplo, el confrontar el papel de la “musa”, esa mujer inspiradora para los artistas, representada y representable, una mujer pasiva y objetualizada. Su idea era, en relación con este punto, subvertir la imagen sublimada de belleza y hacer visible su realidad con su dolor y sus sentimientos.
La obra de Sherman se relaciona con el feminismo porque a partir de las décadas de los sesenta y los setenta, el ámbito artístico se vio inducido por el activismo político a revisar una historia del arte tradicional en la que la mujer había tenido siempre un papel secundario y pasivo; de este modo, las mujeres tomaron con fuerza la reformulación de la genealogía artística reivindicando el papel de las mujeres como productoras activas de arte y reconociendo su trabajo y creatividad.[1]
En los 80 exploró el video, pero en la fotografía realizó la serie “Centerfolds”; allí exploró el estereotipo de la mujer como símbolo sexual al estilo de las modelos en las revistas masculinas. En otro de sus trabajos artísticos como “Disasters, Fairy Tales y Disgust pictures” exploró lo vil y grotesco, con representaciones de vísceras, vómitos, mutaciones, que acompañan sus imágenes fotográficas a través de personajes que parecen de terror; en ellas analiza su preocupación por el cambio que se estaba dando la sociedad, cayendo cada vez más y más en un consumismo feroz.
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Con “History Portraits” Sherman regresa nuevamente al autorretrato con la intención de desmitificar las personalidades del arte y del escenario mediático, en el que la sociedad se ensaña en imponer y manipular. Para 1997 rodó su primera película, Office Killer. Su obra se vende y es buscada por coleccionistas, tal es el caso de Untitled #96 que se subastó en 2011 en Christies de Nueva York por casi cuatro millones de dólares.
Su trabajo es muy interesante y nos pone la tarea de reflexionar sobre los estereotipos que identificamos que aún subsisten acerca de las mujeres en los medios de comunicación, o en el cine, en el arte, o en la publicidad.
La obra de Cindy Sherman nos obliga a preguntarnos sobre varias cuestiones: ¿cómo aparece la mujer mexicana en las revistas? ¿cuáles son los clásicos clichés sobre la mujer mexicana en nuestro cine? Si nos fijamos en datos sobre indicadores en la Encuesta Nacional de Género, nos arrojan información como la que aún subsisten estereotipos que reproducen la desigualdad de género.
Estos indicadores nos permiten comprender los cambios en los valores de la sociedad mexicana y que tanto han cambiado por generaciones. Aún seguimos teniendo los estereotipos tradicionales hacia la mujer: con respecto a la maternidad y el cuidado de los otros (26.7%), en el amor y la emotividad (21.9%), en la sensualidad (17.1%), en el trabajo doméstico (16.4%), los roles familiares (6.9%), la dependencia y debilidad (5.3%), la honestidad y la fidelidad (3.3%), el cuerpo y la sexualidad (3.2%). Sería interesante ver un trabajo fotográfico en este tema y en relación a México, al estilo Sherman ¡Desde luego estaría genial!
Frase clave: reinventarse al estilo Cindy Sherman
[1] Véase L. Nochlin. «Why have there been no great women artists?», en L. Nochlin, Women, Art and Power, and Other Essays, Londres: Thames & Hudson, 1989, pp. 1-43.
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