Escrito por 4:18 pm Cultura, Saúl Arellano

Repensar la izquierda

Los filósofos Mardones y Ursua escribieron hace ya algunos años un texto que lleva por título Filosofía de las Ciencias Humanas y Sociales. En ese libro, explican que hay distintas perspectivas teórico-metodológicas o tipos de ciencias; a una de esas perspectivas le denominaron postura dialéctica o sistemática de la acción


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En esa postura de conocimiento, la realidad es percibida como dialéctica; pero tiene además como peculiaridad el hecho de que, desde esta forma de pensar, se tiene un interés emancipatorio; es decir, el conocimiento al que se llega no es asumido como “neutro”, sino al contrario, es considerado como la base para la acción social.

Quienes se ubican en este tipo de ciencias, asumen la famosa 11ª tesis de Marx sobre Feuerbach, la cual reza: “Los filósofos no han hecho sino interpretar al mundo; lo importante es transformarlo”. Esta tesis se vincula directamente con la 2ª tesis de Marx sobre el mismo autor: “Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica es un problema puramente escolástico”.

Asimismo, es importante decir que en las décadas de los 20 y 30 del siglo XX, surgió en Alemania la llamada “Escuela de Frankfurt”, la cual puso en tensión varios de los supuestos, pero, sobre todo, de las prácticas derivadas del pensamiento marxista.

Los pensadores de la Escuela de Frankfurt pusieron de relieve el hecho de que, la crítica marxista debía ser “re-visitada”, y que era de hecho necesario profundizarla: no bastaba con mostrar el despojo y la explotación en el capitalismo, sino que debían desnudarse las contradicciones inherentes a la modernidad. Desde esta óptica, la crítica social del siglo XX (pensando ante todo de frente al fascismo), debía asumirse también desde pensadores como Nietzsche y Freud.

Estos dos referentes son fundamentales para pensar desde la teoría crítica a los nuevos fascismos y movimientos políticos de ultraderecha; frente al neoliberalismo y la perspectiva burguesa del mundo de la vida; y frente a las nuevas formas de autoritarismo que se han instalado en países de nuestra región, como en Nicaragua y Venezuela.

Con base en esta perspectiva, es pertinente preguntar, ¿cuál es el papel que habrá de jugar el pensamiento crítico frente a lo que se considera el primer gobierno de izquierda que gobernará a partir del 1º de diciembre de este 2018, en la historia de México?

¿Cuál va a ser el papel o el acomodo de quienes han llevado a cabo una crítica valientemente sostenida frente a los gobiernos del PRI y del PAN? ¿Continuarán con el mismo tono o modularán sus voces por estar frente a un gobierno de afinidad ideológica? ¿Estamos en México frente a un “desplazamiento” de la intelectualidad orgánica de derecha, cuyo lugar habrá de ser ocupado por periodistas e intelectuales “de izquierda?

El triunfo de López Obrador ha generado auténticas ondas de choque en prácticamente todos los espacios de la vida y la discusión pública nacional. Se trata de un nuevo tablero en el que las piezas se acomodan de manera distinta, y con reglas diferentes a las que habían operado hasta ahora.

Para complejizar el escenario, es interesante observar que frente a este tablero hay también nuevos jugadores, pero mezclados con ellos, hay otros que han permanecido como parte del sistema a lo largo de varias décadas, jugando varios roles, algunos de ellos francamente contradictorios.

La cuestión de una izquierda, frente a un gobierno nacional de izquierda, es inédita en nuestro país; y ese sólo hecho obliga a pensar cuál será su postura y papel; a mi juicio, al final, la cuestión debería de resolverse sin mayor complejidad: el pensamiento crítico no tiene por qué dejar de serlo; y por el contrario, ahora más que nunca, su presencia y congruencia son más que necesarias.

@saularellano

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