Los impactos de la ingrata crisis de 2020 seguirán presentes durante muchos años, y nuestras políticas económicas y sociales no garantizan una recuperación que permita avanzar en el desarrollo, por lo que es necesario renovarlas para que los próximos años no solo volvamos al estado previo a la pandemia sino que avancemos en una nueva dirección de prosperidad, inclusión, paz social y superación acelerada de la pobreza.
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Esa es una de las ideas clave del documento Renovar políticas para un nuevo curso de desarrollo en México, que recién dio a conocer el Grupo Nuevo Curso de Desarrollo, una agrupación dedicada al análisis de los grandes problemas nacionales y a la reflexión sobre las alternativas estratégicas para superarlos. El planteamiento se encuentra aquí
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Una recuperación transformativa en las políticas
Haríamos mal al considerar que las actuales políticas y la reanimación económica que estamos viviendo aseguran soluciones sustantivas para los nuevos y viejos problemas que nos aquejan, en la subocupación, bajos ingresos, pobreza, desigualdades, polarización regional, deterioro ambiental, rezagos de toda índole, baja productividad, atraso tecnológico, y tantos otros. Las añejas desventajas estructurales no tienen soluciones rápidas ni mágicas, y casi todas se han agravado con la crisis de la pandemia.
Sin embargo, en el debate público parece flotar la idea de que estamos saliendo bien y rápido de la debacle de 2020, y que nos encaminamos hacia una trayectoria económica promisoria. Como se ha hecho siempre después de las crisis, hasta se festinan los porcentajes de cambio de tales o cuales indicadores, lo que poco nos dice sobre todo por la profunda caída experimentada en 2020. En el mejor de los casos, sin embargo, hacia fines de 2022 apenas estaremos regresando a los niveles de actividad que teníamos en 2019, el año del estancamiento previo a la crisis, y después, si acaso, volveremos al mediocre e insuficiente desempeño de siempre.
Desde este diagnóstico, el Grupo Nuevo Curso de Desarrollo sostiene que no existe una estrategia deliberada de recuperación que permita llegar de nuevo a donde estábamos antes, y también impulsar transformaciones para reorientar el curso de nuestro desarrollo. Lo que estamos viviendo es un repunte inercial, sin acciones explícitas para compensar los daños de la crisis. En lo inmediato, nos urgen programas para una recuperación transformativa, que se hagan cargo, por un lado, de la emergencia social, y, por otro, de impulsar inversiones públicas y privadas que favorezcan el empleo bien pagado y con seguridad social, y el dinamismo de las actividades productivas.
Nuestra nueva anomalía
Muchos países y grupos regionales están emprendiendo iniciativas de este tipo para procurar, en lo inmediato, salidas más efectivas de la crisis y la reparación de los daños sociales de la pandemia, y al mismo tiempo, el fortalecimiento de los sistemas de salud, innovaciones varias en la organización productiva y del trabajo, la acción climática, la modernización de la infraestructura y otros cambios estructurales de gran calado. Con ese fin están acordando estrategias nacionales con horizontes de largo alcance, y modificando políticas concretas para financiar las iniciativas.
En México le estamos dando la espalda a esas corrientes de cambio, y en ese sentido estamos en una nueva anomalía. El Gobierno Federal da por hecho que no tiene que cambiar los planes que definió a fines de 2018 y principios de 2019, como si no estuviera pasando sobre nosotros la peor crisis de casi un siglo, y que tampoco tiene que modificar sus programas ni los modos de financiar las acciones públicas.
El planteamiento Renovar políticas para un nuevo curso de desarrollo en México, al contrario, llama a poner al día nuestras visiones y políticas, a introducir reformas ambicionas en las estrategias sociales y productivas. Para lo inmediato, sus propuestas se orientan al rediseño del sistema de salud para que logre llegar a toda la población, a la activación de esfuerzos para superar mas pronto la pobreza, y al apoyo y rescate de las empresas por su impacto en el empleo. Para la recuperación transformativa, se da prioridad a la reanimación de la inversión, y para los cambios de mayor alcance, se presentan alternativas de política industrial, fomento productivo y de financiamiento, de reformas hacendarias, de construcción de un amplio sistema de bienestar, y de sustentabilidad ambiental del desarrollo.
Diálogo público y acuerdos
El Grupo Nuevo Curso de Desarrollo se hace cargo de que el ambiente político es hostil a las deliberaciones de fondo y a la búsqueda de acuerdos, sobre todo por las resistencias a revisar críticamente los resultados de las actuales estrategias. Aún así, insiste en convocar a debates informados sobre las opciones para lograr un país más próspero, seguro, pacífico, igualitario, sustentable.
Como este Grupo, hay otros con un interés genuino por aportar y acercar ideas y conocimientos, por contribuir a una reflexión colectiva que facilite los acercamientos, que revierta esa creciente polarización que está impidiendo el diálogo público. Por eso Renovar políticas para un nuevo curso de desarrollo en México no pretende tener la última palabra de nada, sino propiciar conversaciones colectivas documentadas para el encuentro político entre grupos sociales, cámaras empresariales, universidades, sindicatos y otros interesados, con las instituciones del Estado y el Congreso de la Unión.
Estamos obligados a explorar mejor nuestra nueva situación y las rutas de acción tan inciertas en la prolongada crisis sanitaria en la que seguimos, y, por lo que se advierte, en la que continuaremos al menos en 2022. Se trata de circunstancias muy complejas, en las que parece obligado convocar en lugar de excluir, escuchar en lugar de estigmatizar.
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La intervenciones en la presentación de este documento pueden encontrarse en: https://bit.ly/37CanTV
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