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Retos de la educación superior en México: el reto de la ANUIES

por Enrique Fernández

La sociedad global del conocimiento que hoy vivimos obliga a que todos los países hagan los mayores esfuerzos por contar con una educación superior competitiva internacionalmente y muy comprometida con las grandes causas de cada nación. México cuenta con un sistema de educación superior robusto y diversificado, pero en el que existen problemas estructurales significativos


El reto de la educación superior mexicana para el presente y para los años por venir es resolver esos problemas desde una perspectiva integral, sostenible y sistémica, que facilite que los beneficios de la educación superior se extiendan a todos los sectores sociales y económicos.

En ese sentido, y tal como ha quedado establecido en el comunicado del 8 de julio de 2009 de la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior de la UNESCO, los principales retos de la educación superior en el siglo XXI se centran en:

“Hacer avanzar nuestra comprensión de problemas polifacéticos con dimensiones sociales, económicas, científicas y culturales, así como nuestra capacidad de hacerles frente. La educación superior debería asumir el liderazgo social en materia de creación de conocimientos de alcance mundial para abordar retos mundiales, entre los que figuran la seguridad alimentaria, el cambio climático, la gestión del agua, el diálogo intercultural, las energías renovables y la salud pública” (UNESCO, 2009:2).

De ahí la importancia de la salvaguarda que las sociedades y sus gobiernos hagan de la educación superior. Por ello, es responsabilidad de todos que este nivel educativo contribuya cabalmente al desarrollo del país, a partir de la construcción creativa y eficaz de alternativas de acción que promuevan al máximo su contribución al bienestar social.

Conscientes de esos retos, y congruentes con nuestra historia de casi 65 años al servicio de la educación superior en México, en la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), y en particular en su Secretaría General Ejecutiva, asumimos los retos del presente y los desafíos del porvenir. Por ello, hemos generado un plan de acción que nos proponemos concretar colectivamente para contribuir al desarrollo exitoso de la educación superior mexicana.

Los grandes ejes estratégicos en los que la ANUIES centra su atención para articular con mayor efectividad el sistema de educación superior del país son: la cobertura; el apoyo a los estudiantes; la carrera académica; la evaluación de la calidad; la vinculación; la construcción de un nuevo modelo de financiamiento; y la transparencia como parte sustancial de la autonomía. A continuación presento un esbozo de estos ejes estratégicos.

Cobertura

La cobertura en educación superior en el país ha crecido a un ritmo acelerado durante los últimos 40 años. Actualmente el sistema educativo superior mexicano atiende a un poco más de tres millones de estudiantes en todo el país. No obstante, esto significa que únicamente un poco más de la tercera parte de los jóvenes que deberían estar cursando estudios superiores lo hace.

Ello nos sitúa en niveles de cobertura que, de acuerdo con datos de la UNESCO, tenían países como Argentina, Corea del Sur, Francia y España en la década de los ochenta y que otros países de nuestra región, como Chile o Colombia, alcanzaron en los noventa. En ese sentido, es prioritario que la educación superior en México amplíe su cobertura de forma notable en la siguiente década.

En la ANUIES hemos propuesto, en el documento “Inclusión con Responsabilidad Social” que publicamos en 2012, que la cobertura en educación superior en México deberá ser, para el ciclo escolar 2021-2022, no menor al 60%, de la cual la modalidad escolarizada deberá ser no menor al 50%.

Lograr que al menos la mitad de la población en edad de estudiar educación superior, y preferentemente que cerca de dos terceras partes de ella lo haga, requiere de voluntad política de parte de los diferentes actores educativos, de una inversión cuantiosa, pero sobre todo de mucha creatividad para generar soluciones efectivas ante este desafío.

Actualmente la distribución de la cobertura de educación superior es muy heterogénea a nivel estatal y regional, pues, mientras que en el Distrito Federal se encuentra cercana al 60%, en entidades como Chiapas no alcanza el 15%. Esto significa que los esfuerzos que hagamos en materia de cobertura, además de ser de gran cuantía, deberán considerar las disparidades de nuestra realidad nacional.

Otra problemática asociada a la cobertura es la relativamente escasa demanda de los jóvenes por incorporarse a programas educativos innovadores, pues en nuestro país existe concentración de matrícula en carreras como administración y otras, que además son poco remuneradas en el mercado laboral, debido a la saturación del mercado de trabajo.

Esto significa que para que la estrategia de hacer llegar la educación superior a más personas sea realmente estratégica debemos planearla de forma inteligente, al orientarla hacia carreras fundamentales para el desarrollo nacional, como aquellas pertenecientes a las ciencias naturales y exactas, sin que esto riña con las vocaciones de los jóvenes o la consolidación de otros campos del saber.

Dos estrategias adicionales contribuirán en mucho a alcanzar la meta de cobertura que el país requiere: por un lado, un esfuerzo importante por ampliar las oportunidades de estudio en las instituciones de educación superior públicas consolidadas, en lugar de crear nuevas instituciones que tienen que pasar por un proceso de aprendizaje institucional largo; y, por otro lado, la expansión de la oferta educativa de tipo superior a través de un robusto Sistema Nacional de Educación a Distancia del que ya existen avances, pero que requiere de una mayor definición y compromiso para lograr su desempeño exitoso.

Apoyo a estudiantes

El país requiere no sólo incorporar a más jóvenes a las universidades e instituciones de educación superior, también es fundamental acompañarlos integralmente en su proceso formativo y garantizarles así una terminación oportuna de sus estudios.

Muchos estudiantes enfrentan condiciones adversas mientras cursan una carrera universitaria debido a factores económicos, laborales y familiares. Es responsabilidad de las instituciones de educación superior ofrecerles alternativas de apoyo y acompañamiento.

Por ello, la ANUIES se ha propuesto impulsar, desde su espacio de influencia, la ampliación del Programa Nacional de Becas de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública, para que se garantice el derecho de todos los estudiantes cuyas familias se ubican en los cuatro primeros deciles de la distribución del ingreso a tener una beca que le permita permanecer y concluir sus estudios.

De igual forma, creemos necesaria la continuidad de los programas de apoyo, atención y acompañamiento a estudiantes de las diferentes instituciones de educación superior que les permitan tener una formación integral, potenciar su rendimiento académico y concluir su proceso de titulación en un período de tiempo razonable.

Además, es necesario promover de manera más intensa la incorporación de enfoques y modelos educativos centrados en el aprendizaje y la generación del conocimiento; así como favorecer el uso de las tecnologías de la información y comunicación en los procesos de aprendizaje. Sólo así podremos garantizarles que, además de concluir su trayectoria universitaria, lo hagan con una formación sólida que les permitirá insertarse exitosamente en el mercado laboral.

Carrera académica

El factor de mayor relevancia para una formación exitosa de los estudiantes es la planta académica, que, tanto en su función de docencia, como en la de investigación, contribuyen a la mejora continua de la calidad de la construcción y divulgación de conocimientos.

Actualmente la planta académica de educación superior en México muestra evidencias de consolidación y de profesionalización gracias en buena medida a las políticas públicas de mejoramiento al profesorado y de reconocimiento a las trayectorias académicas sobresalientes.

No obstante, enfrentamos el desafío de concretar, en los próximos años, el relevo generacional de profesores e investigadores, por ello es fundamental generar estrategias integrales que garanticen la estabilidad en la carrera académica, lo que incluye la detección e incorporación de talentos jóvenes, el desarrollo y consolidación de los académicos a través de políticas de capacitación y estímulos económicos y académicos, así como el aseguramiento de una jubilación digna y un proceso ágil de renovación generacional.

Procesos de evaluación

Las políticas públicas en materia de evaluación de la educación superior puestos en marcha durante las décadas pasadas, tuvieron como objetivo la regulación de programas y de personal académico en las instituciones de educación superior y contribuyeron en parte al ordenamiento de estos procesos, pero es preciso reconocer que sus efectos ya se han agotado.

Una nueva política de evaluación de las instituciones públicas de educación superior debe superar el principio de racionalidad en los recursos, que, aunque útil, no alcanza cuando se trata de garantizar la calidad, para transitar de una visión que privilegia la evaluación de insumos (matrícula, profesorado, programas educativos) a una que valore los resultados e impactos, sobre todo en términos de aprendizaje, construcción de saberes, empleabilidad y contribución al desarrollo local, regional y nacional.

También se debe avanzar de un modelo que premia o castiga a las universidades en función del comportamiento de indicadores a uno que retroalimente atendiendo a las particularidades institucionales y que lo haga con una visión más integral del proceso educativo, es decir, que incorpore una valoración que pondere adecuadamente aspectos cualitativos y cuantitativos.

Vinculación

Los mejores indicadores de que una institución de educación superior cumple con su misión es la formación de profesionistas de alta calidad y la generación de conocimiento socialmente útil. Para garantizar ambas cosas, las instituciones de educación superior deben estar en estrecha vinculación con su entorno, para responder adecuadamente a lo que la sociedad espera de ellas.

En ese sentido, la ANUIES ha propuesto la integración de polos regionales y redes de investigación y desarrollo tecnológico de buena calidad para resolver los problemas y aprovechar las potencialidades regionales, que contribuyan al desarrollo local y regional. Esto, además, contribuiría a generar y consolidar un verdadero Sistema Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación que favorezca la alineación de recursos y actores del conocimiento a favor del desarrollo social, económico y humano.

Una estrategia adicional de vinculación de las instituciones de educación superior mexicanas tiene que ver con el necesario diálogo e intercambio de experiencias y recursos con instituciones educativas de otros países. A partir de alianzas con universidades e instituciones de educación superior extranjeras se deben incluir mecanismos de transferencia de créditos y reconocimiento de estudios, intercambios académicos y estudiantiles, oferta conjunta de programas educativos, formación de redes del conocimiento y colaboratorios, intercambio de buenas prácticas, entre otras.

Financiamiento

Para que la educación superior en México sea capaz de poner en marcha las acciones que sumariamente he indicado en este texto, es indispensable que construyamos un nuevo modelo de financiamiento que considere una perspectiva plurianual presupuestaria, lo cual representa una vieja demanda de la ANUIES y sus instituciones asociadas, pero que además tome en cuenta las particularidades de cada institución de educación superior pública.

Un componente adicional de este nuevo modelo deberá ser la consideración de recursos y mecanismos que solventen el complejo tema de las pensiones y jubilaciones en las instituciones públicas de educación superior.

Para este propósito, la propuesta de la ANUIES es la construcción de un sistema de retiro para los profesores universitarios de carácter nacional que tome en cuenta tres elementos fundamentales: un monto de la pensión suficiente para garantizar el retiro digno y oportuno de los académicos, la provisión de un seguro de gastos médicos y un proceso de retiro que permita el cambio generacional sin que ello signifique la pérdida de capital intelectual valioso. Esto significa que las universidades deberán encontrar alternativas creativas para mantener la colaboración con sus académicos retirados.

Transparencia

De la misma forma en que el sistema de educación superior requiere de un nuevo modelo de financiamiento, necesita del compromiso inquebrantable de sus instituciones educativas con el uso eficaz de los recursos.

En la ANUIES consideramos que la mejor forma de garantizar el uso responsable del presupuesto es la construcción y consolidación de mecanismos de transparencia y rendición de cuentas que vinculen el uso de los recursos con los resultados e impactos de su labor, de los cuales ya se ha hecho referencia a lo largo de este artículo.

Nuestro reto, en este tema, es garantizar que cada peso invertido en la educación superior pública genere impactos sociales de largo aliento que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los mexicanos y que posicionen favorablemente a México en la sociedad global del conocimiento.•

Nota:

ANUIES (2012). Inclusión con responsabilidad social. Una nueva generación de políticas de educación superior. México, D.F. SEP (2014). Sistema para el Análisis de la Estadística Educativa. Subsecretaría de Planeación y Evaluación de Políticas Educativas. México, D.F. UNESCO (2009). Conferencia Mundial sobre la Educación Superior 2009: La nueva dinámica de la educación superior y la investigación para el cambio social y el desarrollo. Comunicado. UNESCO. (2014). Cobertura en educación superior en países seleccionados. Institute for Statistics.

Enrique Fernández Fassnacht
Secretario General Ejecutivo de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES). Es Doctor en química (fisicoquímica) por la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Química de la UNAM y miembro de la Academias de la Investigación Científica y Nacional de Ingeniería y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Directivos de la Investigación Aplicada y el Desarrollo Tecnológico. Ha participado en varios Comités en la Secretaría de Educación Pública, en el Conacyt y en el Centro Nacional de Evaluación. Fue Coordinador de Universidades Politécnicas en la SEP y Rector de la Universidad Politécnica de Altamira en Tamaulipas, en la UAM Iztapalapa fue Secretario de Unidad, Secretario General y Rector General.
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