por Sara Ladrón de Guevara
Enfrentar los retos de la educación superior de nuestro país debe ser el resultado de una tarea conjunta en la que, en el marco de una estrategia común, nuestras Instituciones de Educación Superior (IES) y nuestra sociedad clarifiquen responsabilidades y compromisos, empeñen el mejor de sus esfuerzos y juntas avancen hacia su superación
Cuentan para ello con un hecho con el que pocos países del mundo cuentan: el carácter público de nuestra educación, desde sus niveles más elementales hasta, precisamente, la que se imparte en las ies. Este haber —con toda su historia, su significado y su trascendencia— establece un importante y definitorio grado de identificación entre la sociedad y las IES. No se trata sólo, entonces, de una “división del trabajo” en la que cada una de las instancias “haga la parte que le corresponde”, sino, sobre todo, de enfrentar los retos de la educación superior como los retos de la sociedad mexicana.
Respondo al planteamiento que México Social me hace tomando como punto de partida el Programa de Trabajo Estratégico 2013-2017, es decir, el programa de la administración que me honro en encabezar. Dicho programa se ha construido a partir de ejes reconocidos por nuestra propia comunidad. De igual forma, tiene como marco de referencia el Plan de Desarrollo Institucional 2025, aprobado por nuestro Consejo Universitario General.
Señalo, por otra parte, que en un ejercicio inédito en la historia de esta institución, el Programa de Trabajo 2013-2017 ha sido sometido a consulta en línea por el conjunto de nuestra comunidad. Será a partir de la opinión de estudiantes, profesores, investigadores, trabajadores manuales y administrativos, e inclusive de la sociedad en general, como afinemos y precisemos las líneas conductoras de nuestro quehacer institucional en los próximos cuatro años. De esta manera, contaremos con la seguridad de que los compromisos, las responsabilidades y las tareas contenidas en el Programa serán también los compromisos, las responsabilidades y las tareas de nuestra colectividad.
Preciso, por último, que en primer término listo los que, desde mi punto de vista, son los principales retos de la educación superior en nuestro país, para a continuación presentar los criterios que, a manera de denominador común, considero que deben permear todas las acciones que emprendamos para superar dichos retos.
Los retos
Cobertura y pertinencia de la oferta educativa. Es necesario ampliar y diversificar las oportunidades de acceso a la Universidad para un mayor número de jóvenes, al tiempo que se les ofrecen programas de estudios reconocidos por su calidad, bajo diferentes modalidades, y con especial atención a las necesidades de los grupos vulnerables. De igual forma, la Universidad debe estar atenta a las necesidades de su entorno y ofrecer carreras acordes con el desarrollo económico, social, político, cultural, científico, artístico y deportivo del mismo.
Educación integral de calidad. Es responsabilidad de la Universidad formar profesionales y ciudadanos exitosos, con liderazgo, compromiso con su entorno, principios éticos y capacidad de cambio lo mismo en el contexto social que en el profesional. Debe, pues, velar por la formación integral de ciudadanos participativos, socialmente responsables y altamente competentes en el mundo laboral de la sociedad del conocimiento. Debe procurar, para ello, que los programas atiendan y cubran, en primera instancia, la especialidad por la que ha optado el estudiante, y en segunda, aspectos que le den al mismo una formación lo más amplia y diversa posible.
Impulso a la educación científica, cultural y deportiva. Animada por el espíritu humanista que ha marcado sus casi setenta años de vida, por su historia y por su tradición, la Universidad Veracruzana busca ofrecer programas de estudio que abarquen todo el espectro del variado y rico quehacer humano. Promueve así la educación −y forma profesionales− en los campos de la ciencia, la cultura y el deporte, atenta siempre a su vocación, a su entorno social y al cambiante y exigente mundo de comienzos del siglo XX.
Innovación académica con calidad. Mediante la innovación —vista como un proceso gradual de transformación— se busca propiciar y generar cambios en las prácticas educativas vigentes. El objetivo es modificar concepciones, actitudes y métodos, todo ello en la perspectiva de mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje con la participación de la comunidad universitaria. Se parte para ello de la disposición de los docentes y los estudiantes para indagar, reflexionar y criticar, acudiendo a criterios de eficacia, funcionalidad, justicia y libertad de pensamiento, y siempre teniendo presente a la calidad educativa como sello distintivo de la Universidad. Esto implica o conlleva la transformación del modelo educativo, el aprovechamiento de las tecnologías de la información, el incremento de las oportunidades de movilidad institucional y la internacionalización de la institución. La Universidad debe alcanzar el progreso de sus estudiantes promoviendo y fortaleciendo sus capacidades intelectuales, sociales, morales y emocionales, considerando su estatus socioeconómico, su entorno familiar y su aprendizaje de por vida.
Presencia en el entorno con pertinencia e impacto social. Para hacer frente a este reto se requiere contar con cuatro hechos fundamentales: el reconocimiento de la Universidad por parte de la sociedad; el reconocimiento de la Universidad a nivel nacional e internacional; la calidad en el ejercicio profesional del egresado; y la equidad observada desde la igualdad de género, el respeto a la interculturalidad y el estatus socioeconómico de los estudiantes.
Desde la perspectiva de la superación, el impacto social de la educación como agente de cambio y transformación lleva a los egresados a buscar un nivel de bienestar económico y de satisfacción personal. Esto sólo se logra cuando el nivel de educación es de calidad y para toda la vida. Los egresados deben contar, entonces, con un perfil basado en competencias y habilidades que les permitan insertarse fácilmente en el mercado laboral. Esta inserción, de igual forma, permitirá una mayor y mejor vinculación entre la Universidad y los sectores productivos, así como con otras instituciones de educación superior a nivel nacional e internacional.
Gobierno y gestión responsable y con transparencia. El buen gobierno es la capacidad para atender las demandas de la comunidad universitaria y resolver los retos de la administración de manera eficiente y oportuna. Es el instrumento fundamental para fortalecer la capacidad de respuesta institucional a las necesidades manifiestas o implícitas de la sociedad, reafirmando así sus fines y su naturaleza como institución.
La gestión socialmente responsable lleva implícita un comportamiento organizacional basado en prácticas éticas, eficientes, participativas y ambientalmente sustentables, que contribuyen a la interacción con la sociedad para generar mayores oportunidades de desarrollo colectivo.
La transparencia es el principio de someter al escrutinio público las actividades institucionales y de generar información adecuada y oportuna, facilitando el acceso a la misma como un compromiso de la Universidad en su conjunto. Implica generar confianza en la comunidad universitaria y en la sociedad sobre el manejo transparente y eficiente de los recursos públicos aplicados en y por la institución y sobre el impacto social de los resultados académicos alcanzados en el cumplimiento de las funciones institucionales.
Descentralización. El propósito fundamental de la descentralización es el desarrollo integral, armónico y sostenible de la Universidad, mediante la delegación de competencias y funciones, y el equilibrado ejercicio del poder de la autoridad máxima. Requiere para su logro ser eficientes en el desarrollo del quehacer universitario, así como el fortalecimiento de los procesos de autonomía y autofinanciamiento. Internacionalización. La internacionalización es, a un tiempo, un objetivo y un proceso que permite alcanzar una mayor presencia y una mejor visibilidad para generar y obtener beneficios del exterior en la búsqueda de la excelencia académica. Para ello, es necesario implantar en el horizonte nacional e internacional estrategias innovadoras que preparen a los miembros de la comunidad universitaria para su integración a una sociedad multicultural, en concordancia con la misión y el ideario de la Universidad.
Estos son, en líneas generales, los principales retos que hoy enfrenta la Universidad Veracruzana, retos que la administración que orgullosamente encabezo se ha propuesto enfrentar. Sólo con la participación de la comunidad universitaria en su conjunto será posible superarlos.
Permeando estos retos reconocemos algunos criterios que deben ser adjetivos de todas las actividades sustantivas. Estos criterios son los siguientes.
Equidad. Para alcanzar la equidad se requiere de valores y actitudes que sólo pueden adoptarse a través de una convivencia en la que prevalezcan el respeto, la identidad y la justicia. En la educación, la equidad se expresa en oportunidades para todos y en la libertad de pensamiento, expresión y acción. Todo ello posibilitará una proyección institucional extramuros democrática, incluyente, creativa y propositiva.
Atención especial merece la equidad de género, acaso la más difícil de alcanzar. Por razones históricas que todos conocemos, la mujer ha sido relegada a un segundo plano en prácticamente todos los campos del quehacer humano: derechos humanos y civiles, oportunidades de acceso a la educación y el trabajo, ingresos salariales, etcétera. Revertir esta tendencia requiere de la participación de la sociedad en su conjunto. Por su naturaleza, la Universidad es un espacio propicio para colaborar en esta urgente y necesaria tarea. La UV empeña su mejor esfuerzo para alcanzar la equidad de género en todos sus espacios institucionales. El hecho de ser la primera mujer en ocupar la Rectoría en siete décadas de historia debe traducirse en conciencia y acción a favor de la equidad de género.
Responsabilidad social. La responsabilidad social de la Universidad radica en hacer educación con calidad y ética. A esta responsabilidad le subyace un concepto de sociedad y de relación entre ésta y las instituciones educativas, así como una concepción de la función social de la educación. Por lo tanto, lo primero que debe plantearse una institución educativa interesada en ser socialmente responsable, es cuál es el impacto que tienen sus actividades en los estudiantes, en los trabajadores (académicos y no académicos) y en el entorno social, ambiental, cultural, político y económico. Significa tomar conciencia de sí misma como una verdadera institución de educación superior.
Sustentabilidad. La sustentabilidad es un modo práctico de hacer las cosas basado en un comportamiento socialmente responsable y ambientalmente amigable. Consiste en consolidar comportamientos que permitan que generaciones presentes y futuras disfruten de los beneficios de una economía sana y estable, al mismo tiempo que su impacto sobre el medio ambiente se reduzca a su mínima expresión posible. El enfoque educativo de la sustentabilidad implica el desarrollo de la conciencia, los valores y los comportamientos que favorezcan la participación efectiva de la población en el proceso de toma de decisiones.
Concluyo refrendando mi compromiso institucional en aras de una educación superior que forme profesionales capaces, responsables y comprometidos con su entorno social. Dado el carácter público de la educación superior en nuestro país y, en particular, de la Universidad Veracruzana, este compromiso institucional es mi compromiso social, mi compromiso con México.•
Sara Ladrón de Guevara Rectora de la Universidad Veracruzana (UV) |