Se anticipó oportunamente, pero la confirmación no deja de ser perturbadora: en el mundo el índice de desarrollo humano (IDH), que estima el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), tuvo uno retroceso considerable en el bienio de la pandemia, y en 2021 quedó en un nivel parecido al de 2016. Fue una caída generalizada, que alcanzó a nueve de cada diez países, y ocurrió por primera ocasión desde que se estima este índice, hace 32 años.
Escrito por: Enrique Provencio D.
Por su propio diseño esta medida tiene cambios por el comportamiento de tres dimensiones: una económica, que es el ingreso por persona, otra educativa que integra los años esperados y efectivos de escolaridad, y otra de salud, que es la esperanza de vida al nacer. Con la profunda crisis sanitaria y económica de 2020 tanto el ingreso como la esperanza de vida se vieron muy impactadas, por lo que el IDH tuvo tal descenso. Esto ocurrió no solo en los países pobres, sino también en los de desarrollo humano medio y alto.
Lo más probable es que el IDH retome su camino de mejoras en la medida que se supere la crisis de la pandemia, pero el reciente informe del PNUD aporta una perspectiva del panorama mundial que merece ser conocida y discutida. Siempre hemos enfrentado zozobras a diferentes escalas y grados, nos recuerda este organismo de la ONU, pero ahora estamos ante un compleja interacción de incertidumbres que agudiza la inestabilidad de las sociedades y las personas, y que introduce mayores dificultades para encontrar las sendas pertinentes para el desarrollo y la prosperidad.
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No es que las tres fuentes principales de la incertidumbre contemporánea sean recientes: la crisis ambiental, la gran transformación tecnológica y la creciente polarización social por el deterioro de los sistemas democráticos ya llevan décadas en proceso, pero las tres corrientes se están sobreponiendo y retroalimentando cada vez más, sobre todo a partir de la pandemia y de la guerra en Ucrania, y de la incapacidad para conducir y gobernar el nuevo orden o el desorden global que viene surgiendo,.
Algunas perturbaciones se están volviendo crónicas y no tienen soluciones a mano en las antiguas cajas de herramientas que disponíamos: “Existe una sensación persistente de que el control que ejercemos sobre nuestras vidas, sea cual fuere su grado, se está desvaneciendo y de que las normas e instituciones de las que solíamos depender para nuestra estabilidad y prosperidad no están capacitadas para afrontar el complejo de incertidumbre actual” (PNUD, Informe de Desarrollo Humano 2021-2022).
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Así que la recuperación del desarrollo humano, y lo esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, exige políticas y respuestas másintensas, que estén a la altura del nuevo complejo de incertidumbres que enfrenta el mundo. Se identifican tres áreas o campos que tampoco son novedosas, pero que se han mostrado como confiables y que siguen siendo pertinentes.
El primer campo es la inversión en bienes públicos como la educación y la salud, la nueva infraestructura en energías renovables y la adaptación; el segundo es la protección y la seguridad social, junto con los sistemas de seguro frente al desempleo y los servicios de cobertura universal, y el tercero es el de la innovación, no solo la tecnológica, sino también la institucional, la económica y la cultural, más urgentes ahora por las crecientes incertidumbres contemporáneas.
El entorno político global y de muchos países presenta condiciones adversas para avanzar mejor en estos tres campos de intervenciones, pues la polarización social y el deterioro de las democracias está haciendo más difícil la deliberación pública y el procesamiento de las políticas en el nuevo complejo de incertidumbres.
Esto es parte de lo que pone el PNUD sobre la mesa, y que nos atañe directamente, pues en México el IDH de 2021 quedó al nivel de 2012, no solo por el impacto de la crisis en el ingreso, sino también, y quizá sobre todo, por la caída en la esperanza de vida al nacer, que ya estaba perdiendo desde antes de la pandemia. Aún no hay información suficiente sobre la escolaridad esperada, así que la pérdida en desarrollo humano incluso puede ser mayor. La recuperación del desarrollo humano es uno de los temas cruciales de la agenda nacional, y mal haríamos en ignorar el retroceso que estamos viviendo en este sentido.
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