“¡No somos histéricas, somos históricas!” Esta frase siempre la verás escrita en pancartas o anotada en los rostros o cuerpos de las mujeres en las marchas feministas al romper el silencio los 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer y los 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en la Ciudad de México.
Escriben Fernando Díaz Naranjo y Nily Moreno
Histeria… clásica palabra para señalar la ira de una mujer, demonizándola y borrándola de lo humano. Culturalmente la mujer es programada para autodestruir todo acto de emociones que puedan manifestar rebeldía o desobediencia ante el sistema patriarcal. A la mujer la preparan para que en un futuro aprenda a no incomodar si expresa lo que le duele y/o siente, o la opción más común, a quedarse en silencio.
Por ejemplo, en la infancia cuando una niña llora, lo primero que le dicen es “calladita te ves más bonita.” Lo contrario a lo que ocurre con un niño, si llora, el padre lo regaña y le dice generalmente: “llorar es para niñas.” Y, en la vida adulta comúnmente ocurre que la mujer es la que llora y el hombre es quien lo manifiesta con enojo. La mujer es vista como femenina si es vulnerable y en el caso de despertar su rabia, se verá masculina y el hombre que llora, se verá femenino y pondrá en juego su masculinidad.
¿Por qué histéricas?
Históricamente la histeria ha sido tipificada como una enfermedad en las mujeres desde hace 4 mil años. En el Antiguo Egipto tenían la idea de que las mujeres eran histéricas debido al trastorno del útero enfermo por falta de relaciones sexuales. En la Edad Media, se decía que era el diablo quién se apoderaba de las mujeres y se convertían en brujas por cuestionar al sistema. En el Siglo XlX los sanatorios se inundaban de mujeres diagnosticadas por histeria. Finalmente, Freud demostró que la histeria no tiene nada que ver con las mujeres, aunque existan más casos de histeria en mujeres que hombres.
Hoy en día, la Real Academia Española (RAE) define este término como: “Enfermedad nerviosa, crónica, más frecuente en la mujer que en el hombre, caracterizada por gran variedad de síntomas, principalmente funcionales, y a veces por ataques convulsivos.” Y aquí viene otro cuestionamiento… ¿por qué más en las mujeres?
¿Cómo no va a existir rabia en una sociedad que niega el dolor de las mujeres? El enojo o la ira desafían las normas, leyes o mandamientos que controlan el cuerpo de la mujer, porque es mejor cosificarla y deshumanizarla para que le funcione al Estado-Iglesia.
La cosificación de la mujer sigue siendo real porque es palpable en la sociedad, la mujer no debe sentir, la mujer no debe opinar, la mujer no debe trabajar, la mujer no debe abortar, la mujer no debe estudiar y podría irme a una infinidad de violencias en su contra. El cosificar a una mujer, la priva de la subjetividad y de la existencia misma, las mujeres que aceptan esa cosificación social, vivirán sentimientos de angustia que los somatizarán en una ira profunda que producirá enfermedades.
La escritora y activista Soraya Chemali, en su obra Rabia Somos Todas (2019), dice que la ira juega roles de género y estereotipos raciales, y físicamente las mujeres sufren más estrés por no exteriorizar la ira. Los sentimientos negativos en las mujeres, hacen que experimenten ira de manera prolongada y muy intensa, y con ello la aparición de enfermedades.
La histeria es la condena de las mujeres y no debe ser así, pero hoy en día, sigue siendo un problema social. Si escuchamos a una cantante latina expresar su rabia en una canción, es rechazada; si una tenista se enoja en un partido, es sancionada; si una activista defiende sus derechos, es asesinada; si una mujer denuncia, es amenazada, etc…
Romper el silencio con la ira, ha demostrado un avance social con el movimiento feminista, derechos sexuales, oportunidades laborales, inclusión, visibilización, participación política y más, no obstante, con un país donde más de 10 mujeres son asesinadas al día, ¿es suficiente con esa pequeña palabra?
Fuentes:
https://lasillarota.com/la-cadera-de-eva/2019/10/10/el-mito-de-la-histeria-femenina-202062.html
Libro: Rabia Somos Todas de Soraya Chemali
Artículo: file:///C:/Users/User/Desktop/229292-Texto%20del%20art%C3%ADculo-311160-1-10-20110228.pdf
Frase clave: Romper el silencio con la ira.
Las fotografías que aparecen en este texto son de la autoría de “Bruja Amapola”. Pueden seguirla en Twitter en @Bruja_amapola
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