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Rosario

Rosario Ibarra, mujer incansable luchadora de los derechos humanos, que peleó por el reconocimiento y la búsqueda de los desaparecidos que se perpetran desde la autoridad, ella que vivió desde el entorno cercano los abusos del poder del Estado, ese que acontece cuando no tiene contrapesos y cuando la crítica se castiga con la violencia, ella, una gran defensora de la democracia como la vía para que la sociedad dirima sus diferencias, ella, falleció este 16 de abril.

Escrito por:   Andrea Samaniego Sánchez

Su trayectoria política, inicia marcada por la violencia, cuando a su hijo Jesús Piedra Ibarra lo acusan de pertenecer al grupo armado la Liga Comunista 23 de Septiembre, y lo detienen en 1974, en plena guerra sucia del Estado Mexicano; desde ese momento y hasta el día de su muerte, no descansa por el esclarecimiento de los hechos, en ese sentido funda el llamado “Comité ¡Eureka!” que reunió a familias de desaparecidos y presos perpetradas durante las administraciones de los presidentes Díaz Ordaz y Echeverría.

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Ella, primera mujer en ser candidata a la presidencia por el Partido Revolucionario de los Trabajadores, luchó por la democracia, por la separación del gobierno y las autoridades electorales, le tocó vivir la etapa donde el gobierno era juez y parte en la misma. Fiel a sus convicciones se pronunció contra el fraude de 1988.

Ella, mujer de convicciones de izquierda, se unió a los reclamos de los indígenas en Chiapas, exigió el esclarecimiento de los asesinatos de las mujeres en Ciudad Juárez, así como de aquellos ocurridos en zonas indígenas de Guerrero y Chiapas.

Ocupó cargos en el Poder Legislativo de la Federación: diputada en los ochenta y noventa, y senadora en el nuevo siglo. Sin lugar a duda, su lucha y desesperación es la de muchos, hoy en día, que desgraciadamente siguen padeciendo las desapariciones, omisiones e impunidad de los gobiernos, y que, pasan los días y los años y no encuentran explicación sobre el paradero de sus seres queridos.

Y este es un tema que debiera ocuparnos, de acuerdo con el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU que entregó su último informe hace unos días, en México este delito ha crecido en los últimos años, hoy tenemos a más de 95 mil víctimas registradas de tan atroz acción en nuestro país.

Un Estado se conforma de todos sus miembros, cuando uno de ellos es arrebatado, cuando uno de ellos es desaparecido, se lacera el tejido en conjunto, eso lo sabía Rosario Ibarra, ahora más que nunca su legado debe servirnos para evitar que estos sucesos se sigan repitiendo, y que se castigue a los culpables, que se le destinen más recursos para hallar los restos y poder reconocerlos, para que esas familias tengan conocimiento acerca de sus seres queridos, y con ello, tal vez encuentren un poco de paz.

Con su muerte, los que seguimos aquí tenemos un deber que cumplir. Que su legado se preserve, que su lucha no se olvide, que nunca más vuelvan a ocurrir estos hechos.

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