El día de ayer el Comité Técnico de Evaluación (CTE), integrado por convocatoria de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión con el objeto de evaluar y seleccionar los aspirantes a cubrir las cuatro vacantes en el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE), comunicó a la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) su propuesta de cuatro quintetas de aspirantes a ocupar esas posiciones, de tanta trascendencia para la gobernabilidad de la institución electoral más importante del país. Estamo en el proceso rumbo al INE renovado.
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Al conocer la lista de los veinte candidatos, mitad mujeres y mitad hombres, me llenó de satisfacción constatar que el trabajo desplegado por el comité de expertos fue cuidadoso y atinado. Silvia Giorguli, Blanca Heredia, Diego Valadés, Ana Magaloni, José Roldán, Sara Lovera y John Ackerman cumplieron bien la meta para la que fueron reclutados.
Gran inquietud había causado entre muchos la designación, a fines de febrero, de este último, un activista públicamente vinculado con el partido mayoritario. Afortunadamente, como quedó evidenciado en su reacción individual de ayer ante la JUCOPO, el político-académico no logró influir en el ánimo de sus compañeros, y las dos decenas de aspirantes muestran perfiles de alto nivel académico, conocimiento profundo de la materia electoral, sensibilidad política, e independencia partidista y de criterio. Al menos es así entre los que conozco, que son la mayoría.
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En particular me entusiasma que ocho de ellas y ellos son o fueron consejeros en los organismos electorales locales. Cuatro más son académicos en instituciones de prestigio. El resto tiene orígenes diversos, pero vinculados a la materia. No tengo todavía el dato, pero calculo que el promedio de edad debe rondar los 40 años. La escolaridad es alta: maestrías y doctorados. Experiencias profesionales amplias en puestos de toma de decisiones.
Pero lo principal es que no percibo vínculos partidistas evidentes. Por supuesto que todas y todos poseen alguna ideología —las personas inteligentes y preparadas se enamoran de las ideas—, pero apuesto a que su profesionalismo les impide caer en favoritismos ante los actores de la política. Eso es lo que requiere un buen árbitro en nuestro campo: conocimiento, experiencia, carácter y amor por la democracia. Desde que el entonces IFE fue totalmente ciudadanizado en 1996, la gran mayoría de los consejeros y consejeras han demostrado ese compromiso fundamental, con alguna(s) excepción(es) —siempre hay un negrito en el arroz.
Felicito al CTE y a la Cámara de Diputados. Esta última tendrá ahora un trabajo más político que técnico, y se vale. Pero hay mucho de dónde escoger.
Por cierto, en Guanajuato se van a renovar tres consejerías del IEEG. El INE emitió la convocatoria respectiva, y se inscribieron 165 aspirantes; 96 hombres (58.2%) y 69 mujeres (41.8%). Les toca ahora pasar los filtros cualitativos —examen de conocimientos, redacción de ensayo, análisis curricular y entrevistas—. Hago votos por que el proceso sea tan transparente como lo han sido desde 2014, por el bien de uno de los mejores organismos locales del país.
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Frase clave: rumbo al INE
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