El Informe Mundial sobre Salarios 2020-2021 , publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), da cuenta de la desigualdad que hay en el mundo, exacerbada por el impacto de la pandemia: la crisis ha afectado más a las mujeres y a los trabajadores con las remuneraciones más bajas.
De acuerdo con el documento, la pandemia provocada por el COVID-19 provocó que, durante el primer semestre de 2020, disminuyeran o crecieran con mayor lentitud los salarios mensuales de dos terceras partes de los países sobre los que se disponía de datos oficiales.
En este contexto, muestra que son las mujeres quienes se han visto más perjudicadas: “en una muestra de 28 países europeos se desprende que, sin los subsidios, en el segundo trimestre de 2020 la pérdida salarial para las mujeres hubiera sido del 8.1 por ciento frente al 5.4 por ciento para los hombres”.
De acuerdo con el documento, antes de comenzar la pandemia de COVID-19, a nivel mundial, 266 millones de personas –el 15% de todas las personas asalariadas del mundo– percibían una remuneración inferior a la del salario mínimo por hora, ya fuera a causa del incumplimiento de la normativa pertinente o porque su ocupación estaba excluida de la misma. Y las mujeres conformaban la mayor parte de los trabajadores que percibían un salario mínimo o menos.
En este sentido, la OIT advierte también que, en el futuro cercano, las consecuencias económicas y laborales de la crisis de la COVID-19 podrían ejercer una gran presión a la baja sobre los salarios de los trabajadores, por lo que será necesario prepararse para una nueva y mejor «normalidad» en la que los ajustes salariales sean adecuadamente equilibrados y que contemplen los factores sociales y económicos pertinentes, “para salvaguardar los empleos y asegurar la sostenibilidad de las empresas, al tiempo que se protegen los ingresos de los trabajadores y sus familias, se mantiene la demanda y se evitan situaciones deflacionarias. Los ajustes de los salarios mínimos deben equilibrarse y calibrarse cuidadosamente”.
Tras publicarse el informe, el director general de la OIT, señaló lo siguiente:
“El crecimiento de la desigualdad a causa de la crisis de la COVID-19 podría dejar un desolador saldo de pobreza e inestabilidad social y económica de enormes proporciones. Nuestra estrategia de recuperación debe centrarse en las personas. Necesitamos políticas salariales adecuadas que tengan en cuenta la sostenibilidad del empleo y de las empresas, en las que se aborden también las desigualdades y la necesidad de sostener la demanda. Si queremos reconstruir pensando en un futuro mejor, también hemos de plantearnos cuestiones incómodas, como por qué con tanta frecuencia las ocupaciones de gran valor social, como la de cuidadores/as y personal docente son sinónimo de sueldo bajo”.
El golpe para las personas con las remuneraciones más bajas también ha sido muy duro: quienes tenían una ocupación de baja calificación perdieron más horas de trabajo que quienes ocupaban un cargo directivo o profesional mejor remunerado. Además, sin los subsidios temporarios que se otorgaron en algunos países, la mitad de quienes menos ganan hubiera perdido aproximadamente el 17.3 por ciento de su salario.
“Para paliar el impacto de la crisis y apoyar la recuperación económica se necesitan políticas salariales adecuadas y equilibradas, acordadas mediante un diálogo social sólido e inclusivo”, señala el informe. De acuerdo con la OIT, la existencia de salarios mínimos adecuados –establecidos por ley o negociados– es un factor importante para la justicia social y la lucha contra la desigualdad.
Según expone el documento, solo en aquellos países donde se adoptaron medidas firmes para preservar el empleo, los efectos de la crisis se sintieron fundamentalmente como reducciones salariales, más que como pérdida masiva de puestos de trabajo.
“Lograr la efectividad de las políticas del salario mínimo exige un conjunto exhaustivo e inclusivo de medidas. Significa lograr un mayor cumplimiento, ampliar la cobertura a más trabajadores, y establecer un salario mínimo a un nivel adecuado e ir actualizándolo, a fin de que el trabajador y la familia puedan tener un mejor nivel de vida. En los países en desarrollo y emergentes, la mejora del cumplimiento exigirá la transición de los trabajadores desde el sector informal hacia el sector formal”, ha señalado Rosalía Vázquez Álvarez, una de las autoras del informe.
El informes incluye un análisis de los sistemas de salario mínimo, los cuales asegura que podrían ser un factor determinante para conseguir una recuperación sostenible y justa. Cabe destacar que, en la actualidad, el 90 por ciento de los Estados Miembros de la OIT tiene establecida alguna modalidad de salario mínimo. Enn los cuatro años anteriores a la pandemia y se observa que el crecimiento mundial del salario real osciló entre el 1.6 y el 2.2 por ciento.
“Los salarios reales aumentaron más rápidamente en Asia y el Pacífico y en Europa Oriental, y con mucha más lentitud en América del Norte y Europa Septentrional, Meridional y Occidental”, indica.
Consulta el informe de la OIT aquí:
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