De acuerdo con el CONEVAL, el ingreso laboral per cápita en México presenta una ligera recuperación en los últimos meses. Sin embargo, en promedio, las personas obtienen por su trabajo $1,548 pesos mensuales, deflactados a la canasta alimentaria del 2010; hay 13.8 millones de personas ocupadas en el sector informal, en el cual se concentra la mayoría de personas que tienen baja escolaridad
Los ingresos laborales de las personas son definidos por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social como aquellos que se obtienen como producto de una actividad remunerada. La definición es pertinente porque permite dimensionar y diferenciar los ingresos que las familias y personas obtienen vía transferencias gubernamentales, remesas u otras fuentes de ingresos ajenas al mundo productivo.
El dato relativo a los ingresos laborales le ha permitido al CONEVAL construir el Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza, el cual permite medir el grado de pérdida o ganancia de poder adquisitivo del salario de las personas respecto de las líneas del bienestar.
Lo que el CONEVAL ha logrado captar es que hay una lenta recuperación del poder adquisitivo de los ingresos laborales, derivado del descenso y baja inflación en los precios de los productos de la canasta básica, por lo que sería difícil atribuir las muy escasas mejorías al incremento en los ingresos que se obtienen cuando se tiene acceso a un puesto laboral.
Ganando más se gana menos
De acuerdo con el CONEVAL, los ingresos laborales per capita ascienden, al cierre del tercer trimestre de 2015, a $1,999.68 pesos corrientes mensuales; sin embargo, al deflactar la suma a precios del 2010, los ingresos reales son de $1,1548.05 pesos mensuales.
Para quien no está familiarizado con los términos empleados es importante decir que con los dos mil pesos que se obtienen hoy, se puede comprar el equivalente a lo que se compraba con $1,548 pesos en el año 2010; es decir, hay una pérdida de 23% en el poder adquisitivo de los ingresos que se obtienen por el desarrollo de actividades laborales.
Estos datos muestran que los ingresos reales que se tienen hoy son menores respecto de los que se tenían en 2005. En efecto, los datos del CONEVAL muestran que en el año referido el ingreso corriente de las personas era de $1,429.05 pesos mensuales; pero en términos reales, eran equivalentes a $1,996.41 pesos al mes.
La peor parte, en el mundo rural
De acuerdo con los datos del CONEVAL, la peor parte, en materia de ingresos salariales la sigue llevando el mundo rural; en efecto, mientras que en el 2014 los ingresos corrientes se ubicaron en $1,035.65 pesos por persona al mes, en el tercer trimestre del 2015 se situaron en $1,083.21 pesos mensuales; sin embargo, al deflactar estos datos a precios de la canasta alimentaria en el 2010, los ingresos reales son de $838.5 pesos mensuales en el primer trimestre del 2014 y de $838.20 pesos en el tercer trimestre del 2015.
En el ámbito urbano las cosas son relativamente distintas: los ingresos laborales per capita fueron de $1,750.82 pesos mensuales en el primer trimestre del 2014; y de $1,782.24 pesos mensuales en el tercer trimestre del 2015. Es decir, mientras que en los últimos 21 meses en el sector rural los ingresos laborales reales se estancaron, en el ámbito urbano tuvieron un incremento de alrededor del 2%.
El trabajo informal
Los bajos niveles salariales están vinculados al sector de la economía en que se labora; y en esa lógica es importante destacar que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), levantada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), al tercer trimestre del 2015 había en el país 13,881,480 de personas ocupadas en el sector informal.
De esa suma, había al cierre de septiembre de este año 1,053,998 personas que no recibían ingresos laborales por la actividad desempeñada; un total de 3,184,050 recibía ingresos hasta por un salario mínimo al mes; 3,822,461 recibían ingresos de 1 hasta dos salarios mínimos mensuales; 2,811,663 recibían ingresos de dos hasta tres salarios mínimos mensuales; 1,552,088 percibían de tres a cinco salarios mínimos al mes; mientras que únicamente 365,807 percibía recursos por arriba de los cinco salarios mínimos, es decir, de más de 12 mil pesos mensuales.
La mala educación
Uno de los mitos que se han construido, debido a la baja escolaridad general del país, y los bajos niveles salariales, es que “estudiar no sirve de nada”; pues de acuerdo con amplios sectores sociales, se gana igual o más dinero entre quienes no han tenido acceso a la educación que entre quienes más han logrado escalar en el ámbito educativo.
Los datos del INEGI revelan una realidad muy distinta: entre quienes trabajan en el sector informal de la economía y cuentan con sólo estudios de primaria incompleta, representan el 17.3% del total ocupado en ese sector; quienes tienen primaria completa y son laboralmente informales representan el 26%; le siguen en ese orden quienes cuentan con estudios de secundaria, pues representan el 38.1%; y únicamente el 18.5% cuenta con estudios de educación media superior o superior.
En el sector formal la tendencia es a la inversa: únicamente el 3.9% cuenta con estudios de primaria incompleta; el 10.6% tiene primaria terminada; el 33.2% tiene educación secundaria; mientras que el 52.2% tiene estudios de educación media superior o superior.